El río de la ira
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“Vi a mi hermana una vez. Me dijo que la vida es un río que desemboca en el mar. Y que cuando llegas al delta, donde el río se une con el mar, te reencuentras con tus seres queridos. Ojalá sea así para Shelby John”. Jack Huston va en busca de venganza y redención en ‘El río de la ira’.

“Quería que la bautizáramos en el río” (Shelby John)

Crítica de El río de la ira

‘Savage Salvation’, en España conocida como ‘El río de la ira’, llegó a cines españoles gracias a la distribución de Inopia Films. La empresa ubicada en Barcelona lanzó el film a salas el 13 de enero de 2023. Estamos ante el segundo trabajo detrás las cámaras del productor Randall Emmett. Recordemos que Emmett hizo su debut en 2021 en ‘Tras la pista del asesino’. Ahora, y aunque tampoco era muy difícil, mejora las prestaciones… Emmett es un currante salido de la cantera de Millennium Films y luego productor independiente bajo su sello EFO Films (que editan en USA bajo el amparo de Lionsgate). EFO es un sello de thrillers de acción que, en los últimos años, ha captado a intérpretes ya entrados en barrena como Bruce Willis, John Travolta, Mel Gibson, Megan Fox o Emile Hirsch.

Al igual que la cinta anterior de Emmett, ‘El río de la ira’ se filmó en Puerto Rico, haciéndolo pasar por una ciudad americana. Me refiero al ficticio condado de Huxton, un poblado lleno de droga y podredumbre. El film entra de lleno dentro del catálogo de películas que antiguamente saldrían directas a videoclubs. Aquellas películas que se beneficiaban siempre de contar con actores que solían ser antiguas estrellas del celuloide en apariciones secundarias. Este fue el caso de Bruce Willis en ‘Tras la pista del asesino’ y ahora de Robert De Niro en esta nueva producción.

No obstante lo anterior, algo que sí tiene ‘El río de la ira’, y que no tenía ‘Tras la pista del asesino’, es un marcado contenido religioso/redentor. Aquí tenemos ecos nada disimulados de esa temática entorno al río del título en castellano. Y también alrededor del viaje sin retorno de Shelby John por hacer justicia ante la pérdida de su prometida justo cuando ambos parecían estar abrazando la felicidad. Pero no nos engañemos, ‘El río de la ira’ no es ni mucho menos un film de venganza y acción non-stop. Antes de que empiecen a llover las balas debemos asistir a una hora de metraje en donde se nos cuenta la caída en el infierno de las drogas y sus demoledoras consecuencias. Y luego como los protagonistas viven el tremebundo viaje de rehabilitación para dejarlas atrás e iniciar una nueva vida llena de esperanza y sueños…

Todo nos es narrado a modo de brocha gorda y casi como en un telefilm de sobremesa. En este aspecto el interés puede ser limitado, ya que perfectamente sabemos lo que va a pasar. Además, la trama no tiene ninguna sorpresa ni aspira a ello (algo que tampoco podemos considerar negativo). Es más, si uno echa un vistazo a su casting, y observa detenidamente a los personajes, sabrá rápidamente todo lo que va a ocurrir en el film paso a paso.

Conviene dejar claro todo lo anterior, ya que la cinta está lejos de ser un espectáculo pirotécnico. Estrictamente estamos ante un un drama sobre la perdida y el daño de las drogas. Esto sazonado con ráfagas de acción y un muy ligero suspense. Así pues, si el posible espectador accionero no quiere salir defraudado deberá esperar a su tramo final. Ahí sí que todo quedará en manos de la acción. Básicamente breves peleas y enfrentamientos a tiros, y los ajustes de cuenta de Shelby John. En esa parte es donde la trama se unirá inevitablemente a la investigación paralela del Sheriff hasta que todo desemboque en un clímax de tiros y muerte sin remedio. Es en esos breves minutos donde colisionarán los personajes de Jack Huston, Robert De Niro y John Malkovich. Ellos son los que claramente salvan al film de un tedio irremediable.

En el reparto, y de un lado, tenemos a Jack Huston (Shelby John) en una enervada interpretación sin remilgos. Da vida a un vengador motorizado que escupe fuego y sentencia a los culpables sin casi mediar palabra, o solo entregando un breve pasaje antes de acabar con ellos. La suya es una entregada y sufrida aportación. Aquí está lejos de los focos de sus films de mayor calado como protagonista o secundario de lujo.

Del otro lado tenemos a Robert De Niro (Sheriff Church, otra mención religiosa nada disimulada). Church es un anciano que además de lucir chapa, y dar vueltas para comprobar el perímetro, ajustará la rodilla a un facineroso y se echará un par de cabezadas en el coche patrulla en la frenética noche en busca de Shelby. Muy cómoda labor para un actor del nivel de De Niro, que saca adelante su papel con el mínimo esfuerzo. Y, finalmente, está John Malkovich (Peter) el cual literalmente se deja ver en tres secuencias. En dos de ellas espera sentado a dar su réplica. Eso sí, en su monólogo final se ganará el cheque entregado un speech sobre la avaricia y el precio de mantener una familia sobre todas las cosas.

Fuera de estos tres e importantes actores podremos a ver a Willa Fitzgerald como Ruby Red, una joven que vive por y para su novio Shelby John. Es con él con quien decide iniciar una vida nueva lejos de los opiáceos. También está Meadow Williams, una habitual de este tipo de producciones. En la película es la Detective Zepellin, la compañera del Sheriff. Y ya para el final citar el inenarrable y claramente odioso rol de Quavo (Coyote). Ojo a su metralleta dorada con sierra eléctrica incorporada. Y el no menos repulsivo aporte de Swen Temmel (Elvis), un traficante de poca monta al que presionan para vender más.

“¿Crees en Dios? Si no es Dios el que me empuja hacerlo no sé qué es” (Shelby John)

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de El río de la ira, una película que se salva gracias al justo ímpetu de Jack Huston y a que más que menos no escatima en sangre y tiros, por lo menos en sus minutos finales. Pero, para ello, debemos de cargar con una historia desapasionada con la que casi nunca termínanos de conectar.

Tráiler de El río de la ira

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