El padrino
Vito Corleone es el patriarca de una familia italoamericana afincada en Nueva York. En apariencia es un hombre de negocios como cualquier otro. Pero sus negocios son el crimen organizado. Al rechazar un trato de narcotráfico, por parte de la familia Tattaglia, será tomado como un lastre y sufrirá un intento de asesinato del que logrará salir vivo de milagro. Con graves secuelas, y mientras permanece aún convaleciente, su hijo mayor, Santino, tomará el mando. Sin embargo, su impulsividad se volverá en su contra y obligará al pequeño Michael, el único de la familia que se mostraba distante de los negocios del clan, a tomar una decisión que marcará un antes y un después para los Corleone. (Cineycine).
“La experiencia es la que me enseñó a no ser confiado. Las mujeres y los chicos pueden serlo. Los hombres no. Sin duda, Santino hubiera podido con todo esto. Pero nunca, nunca pensé que fueras tú. He trabajado toda mi vida para conseguir el bienestar de mi familia. Y siempre me he negado a ser un muñeco movido por los hilos de los poderosos. Contigo tenía otros proyectos, Michael. Pensaba que algún día podrías llegar a mover esos hilos”. Francis Ford Coppola y Mario Puzo presentan: ‘El padrino’.
“Vienes a mí a decir: Don Corleone, pido justicia. Y pides sin ningún respeto. No como un amigo. Ni siquiera me llamas Padrino. En cambio, vienes a mi casa el día de la boda de mi hija a pedirme que mate por dinero. Cuando uno de mis amigos se crea enemigos, yo los convierto en mis enemigos” (Don Vito Corleone)
Crítica de El padrino
Si existe una película que, sin discusión, es considerada por todos como una “obra maestra”, esa es ‘El padrino’ (The Godfather). Cuando se habla de ella estamos hablando de una película más grande que la vida. Un relato sobre la familia, sobre el poder y sobre América. Estamos ante un largometraje narrado con una veracidad incomparable y solo igualada, y para algunos superada, por su segunda parte: ‘El padrino: Parte II’ (Francis Ford Coppola, 1974).
No hay duda de que, si tuviéramos que meter algunas películas en una cápsula del tiempo para que, en los años venideros, los que nos sucedan vieran como eran las grandes películas, ‘El padrino’ seguramente sería la primera elección de muchos. Y eso deja bien a las claras su calado. Si el cine es grande… lo es por films como este. Bien es sabido que cuando una película se convierte en algo tan grande como la propia vida, entonces, se transforma en un evento atemporal. Hablamos de una experiencia en sí misma. En la definición definitiva del arte y en casi una religión. Y todo eso y más es ‘El padrino’.
Corría el año 1970 y, tras el sonoro éxito de ‘Love Story’ (Arthur Hiller, 1970), el jefe de producción de la Paramount Pictures, Robert Evans, se propuso el ambicioso plan de llevar al estudio a la cima con la producción de dos films claves. Dos éxitos de la literatura americana: ‘El gran Gatsby’ y ‘El padrino’. Todo lo que Evans quería era repetir la fórmula de ‘Love Story’, pero multiplicada por diez.
En el plan para las dos coincidían dos nombres: Francis Ford Coppola y Robert Redford, quienes eran el guionista de ambas y director de la segunda, y el protagonista perfecto a los ojos de Evans para los dos films. Aunque, finalmente, tan solo lo fue de Gatsby, la cual acabó casi en fiasco. ‘El padrino’ era la menos ambiciosa de las dos, pero fue la que hizo que la Paramount subiera como la espuma directa desde el fango. A pesar de sus reticencias, Coppola volcó todo su arte en la película viéndola como su lanzadera para empresas mayores. Por ello se concentró en reescribir el libreto de ‘El padrino’ que querían usar en la Paramount. Coppola trabajó en el script en sus oficinas de San Francisco en el verano de 1970 con la compañía del propio Mario Puzo.
Para asegurar que todo funcionaba perfectamente detrás de las cámaras se contrató a Gordon Willis como director de fotografía. Su labor, dejando de lado los planos de relleno de situación de los años cuarenta, es maestra. La retahíla de momentos memorables y el uso de las grúas y planos de acercamiento a los actores, o los estallidos de violencia de la película, deben mucho al talento de Willis… Igual sucede con la música entregada por Nino Rota, tan evocadora como magnífica y con una sonata que logró trascender al propio film. El encargado del diseño de producción fue Dean Tavoularis, quien logró sacar partido a cada dólar. En pantalla todo luce en su máximo esplendor.
Por aquel momento, para el film, ya habían sido seleccionados varios actores. Nombres que trabajaron previamente con Coppola en ‘Llueve sobre el corazón’ (1969). Me refiero a James Caan (Sonny) y Robert Duvall (Tom Hagen). Para el papel de Vito se pensaba en Laurence Olivier, ya enfermo pero que encajaba en la edad. Para el rol de Michael la Paramount presionaba con nombres como el de Burt Reynolds. Sin duda, el casting final fue legendario. En la plantilla actoral encontramos algunas de las interpretaciones más icónicas de la historia del cine. Unas interpretaciones para poner en las escuelas de actuación y que luego fueron recreadas e imitadas hasta la saciedad.
Para representar finalmente a Vito Corleone el actor elegido fue Marlon Brando. El mito se transformó literalmente desde un hombre de 47 años de pelo rubio y cola de caballo, a un anciano con la voz desgarrada y la cara caída como un bulldog. Para conseguir esta performance se embetunó el pelo y se rellenó la boca con pañuelos en una prueba de cámara sin sonido. En la misma aprovechó que sonó el teléfono de su casa para empezar a balbucear en italiano y crear el personaje delante del mismísimo Coppola.
Ya en el rodaje se creó una prótesis para el efecto de la cara de bulldog y maquillaje para avejentarlo. El bigote que luce Brando está basado en el mismo que llevaba su propio padre. Brando, a pesar de ser considerado uno de los mejores actores de la historia, por aquel entonces, venía de una serie de fracasos que lo hicieron ser calificado como veneno para la taquilla. ‘El padrino’ fue su relanzamiento y la película que terminó de darle la inmortalidad.
Por su parte, Al Pacino fue elegido sin concesiones por Coppola. El propio director puso su garantía personal con Pacino. Si él no estaba en el film, no se haría. La Paramount, cubriéndose las espaldas, dejó claro que si durante la primera semana de sus escenas no les convencía, entonces, Pacino sería despedido… y Coppola también. Por esa presión, o gracias a ella, tanto actor como director entregaron un trabajo realmente impresionante. La Paramount y el mundo entero no pudieron más que aplaudir.
Talia Shire, hermana de Coppola, fue contratada como Connie Corleone. Al mismo tiempo, Pacino sugirió a Diane Keaton para el rol de Kate y a John Cazale para Fredo. El casting estaba plagado de jóvenes pujantes, desconocidos y estrellas olvidadas. Otros intérpretes dignos de mención son Sterling Hayden como el corrupto capitán de policía. Gianni Russo como el yerno de Vito y marido de Connie, un tipo que odia en silencio y con profundo desprecio a los italianos… para la historia queda la sonora paliza que recibe por parte de Sonny (Caan). Tampoco me olvido del icónico papel de Richard S. Castellano como el orondo Clemenza con su frase para posteridad: “Deja el arma y coge los cannoli”.
“Fredo, eres mi hermano mayor y te quiero bien. Pero nunca te pongas del lado de nadie que vaya contra la familia. Nunca” (Michael Corleone)
En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de El padrino, un tótem absoluto del cine. Un film imprescindible para todo aquel que se quiera denominar cinéfilo. Directamente no se puede decir que te gusta el cine y no haber visto esta película. Una obra clave y referencial plagada de actuaciones icónicas, una dirección fascinante, una banda sonora para la historia y un arco dramático memorable.
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Tráiler de El padrino 50º aniversario
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