El Hobbit: Un viaje inesperado
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Tras el enorme éxito cosechado por la trilogía de ‘El Señor de los Anillos’, las miradas de medio mundo se posaron en esa otra novela de J.R.R.Tolkien titulada ‘El Hobbit’. Todos nos preguntábamos si Peter Jackson iba a decidirse a contar las aventuras de Bilbo Bolsón. Sin embargo, la incertidumbre y una larga espera hacían temer lo peor. Finalmente, y tras una larga serie de rumores y desmentidos, el director neozelandés confirmó que el proyecto estaba en marcha. Hoy os hablo de… ‘El Hobbit: Un viaje inesperado’.

«Bilbo Bolsón, estoy buscando a alguien para compartir una aventura…» (Gandalf)

Crítica de El Hobbit: Un viaje inesperado

Antes que nada es imprescindible tener en cuenta un factor muy concreto que tiene que ver con la obra literaria de Tolkien. Debe de quedar claro que El Hobbit’ no es ‘El Señor de los Anillos’, ni en forma ni en fondo. Puede parecer una aclaración innecesaria, pero viendo los comentarios que fue suscitando la película, incluso antes del estreno, creo que es obligado hacerla. Esta obra de Tolkien no es tan profunda ni enrevesada como pudiera ser ‘El Señor de los Anillos’.

‘El Hobbit’ es un cuento narrado en un tono mucho más desenfadado y, sobre todo, abierto a un público más amplio. En otras palabras, no estamos ante una oda a la interminable lucha entre el bien y el mal. Tampoco ante una novela de profundos tintes épicos. No, El Hobbit’ es simplemente un relato de aventuras, aunque de infantil tenga más bien poco. Si tenemos esto en cuenta nos será mucho más fácil asumir las diferencias respecto a la Trilogía del Anillo.

¿A qué diferencias me refiero? Pues por ejemplo el humor. En esta película tiene un acento más pronunciado como cabía esperar. Pero no un humor facilón y cansino como los chascarrillos de Legolas y Gimli, sino puntual e ingenioso. También estamos ante una trama con mucha más acción. Esto deriva en un mayor uso del CGI, tal es el caso de la batalla con los goblins y la huida de su cueva. No significa que nos encontremos ante una digitalización masiva, no nos asustemos, pero que nadie espere tantas escenas conversacionales. Y lo más importante, esta película es menos oscura y compleja. ‘El Señor de los Anillos’ estaba muy focalizada en el trabajo de situaciones y personajes, y en el simbolismo entre el bien y el mal. En ‘El Hobbit’ lo que prima es la aventura.

El trabajo de Peter Jackson adaptando el libro estuvo envuelto en la controversia. Todo desde que se anunció que sería dividido en tres películas. Confieso que yo mismo me mostré desconfiado a la vez que esperanzado. Tenía claro que el material que contiene ‘El Hobbit’ no es suficiente como para poder llenar tantos minutos de metraje. Ahora bien, si algo merece Peter Jackson es crédito. Por eso me mostré aliviado cuando nos confirmaron que la trama estaría sazonada con pinceladas del universo de Tolkien. Esto es, referencias a sucesos relatados en otras obras suyas como El Silmarillion’ o los ‘Cuentos inconclusos de Númenor y la Tierra Media’.

La idea comentada no sólo era la única opción, sino que me pareció francamente buena. Esto permitió a Peter Jackson fortalecer los vínculos entre esta trilogía y la trama del anillo único. No es que estemos ante una precuela al uso, pero sí podemos afirmar que en todo momento se intenta mantener viva la llama prendida por la anterior obra. Es esa sensación de continuidad la que nos puede hacer pensar que no nos están dando nada nuevo. Y bueno… en realidad no lo hacen, pero tampoco tienen por qué. Esto es lo que es, y quién va a ver esta película ya debería saberlo. Ver ‘El Hobbit: Un viaje inesperado’ significa disfrutar de los sucesos que precedieron a la historia y que ya conocemos. Lógico que parezca lo mismo que ya hemos visto, es que lo es. Debe serlo.

Al igual que comenté cuando hablamos de ‘La Comunidad del Anillo’, creo que es necesario tener en cuenta que esto es una adaptación. Y el trabajo realizado creo que se puede considerar como muy bueno. Esto es algo que debería contentar de sobra a la mayoría del público. Especialmente a aquellos que disfrutaron con la anterior trilogía. Obviamente hay licencias narrativas, pero no se toman por gusto sino por necesidad. Hay que tener en cuenta que estamos añadiendo relatos cortos para ampliar la duración de la historia. Es posible que los fans más exigentes se muestren contrariados, por ejemplo en lo que respecta a Azog y su nuevo rol. Pero creo que detalles como ése, así como la aparición de Radagast el Pardo o el relato de la caída de la Casa de Durin, enriquecen la trama y permiten estirar el metraje sin que nada se resienta.

Una vez más el equipo de producción acierta de pleno con el reparto. Algunos actores ya conocidos repiten en pequeños papeles. Es el caso, por ejemplo, de Elijah Wood como Frodo. También del enorme Christopher Lee en su papel de Saruman el Blanco (tan inquietante como le era costumbre). Y obviamente Ian McKellen, que una vez más da vida a Gandalf, tan solemne y sentimental como siempre.

Martin Freeman soporta el peso principal de manera muy brillante. En lo que a mi respecta es la mejor encarnación de un hobbit que he visto hasta ahora. La historia tiene lugar sesenta años antes, así que el Bilbo que vemos ahora es mucho más joven. Un hobbit un tanto acomodado en su cálido agujero de Hobbiton pero poseedor de un gran carácter aventurero. Quizás la mayor sorpresa para mi fue Richard Armitage como un más que digno Thorin. El actor en todo momento mantiene ese carisma y personalidad propias de un príncipe de los enanos. Además cuenta también con una voz tremenda.

Del resto de enanos no hablaré porque son trece y no terminaría… Basta con decir que no hay ni uno solo de ellos que no esté a la altura de lo esperado. Hasta ahora el único enano que teníamos como referencia era Gimli y creo que pocas pegas podríamos encontrarle a esta compañía de trece enanos. Quizás la única sea que alguno de ellos se arregla demasiado la barba, y eso en un enano chirría un poco.

Por otro lado, Andy Serkis vuelve a destacar con gran mérito. Si ya nos había sorprendido enormemente con su gestualidad, esta vez se supera a sí mismo. El personaje de Gollum es magistral y tan real que acongoja. En lo que respecta a la captura de movimientos no hay nada que añadir. No obstante, a nivel de digitalización creo que el trabajo realizado por los amigos de Weta Workshop resulta impecable. Un trabajo claramente mejor que lo visto anteriormente. Una felicitación que, sin duda, hemos de hacer extensible al realizado en la creación de los goblins de las Montañas Nubladas, los wargos y el resto de criaturas. El punto flaco quizás se lo llevara Azog, el orco blanco, que en ciertas escenas parece menos real de lo esperado. Respecto a Smaug… poco se puede ver, claramente es un As en la manga guardado para las siguientes películas…

Si alguien tenía temores en lo que respecta a los escenarios naturales y los decorados, puede respirar tranquilo. Jackson utilizó nuevamente los parajes inhóspitos de Nueva Zelanda para ambientar el viaje de nuestros aventureros. El hogar de los hobbits, Rivendel o la majestuosa ciudad de Erebor no tienen absolutamente nada que envidiar a lo que ya viéramos en la Trilogía del Anillo. Al contrario, el trabajo de producción es impecable. Por su parte, la fotografía corre nuevamente a cargo de Andrew Lesnie, lo cual se nota y agradece. El diseño de armaduras, vestuarios y armas tampoco baja nada el listón, sencillamente excelente.

Un punto también a comentar es el tan cacareado tema de los 48 frames por segundo, sus pros y sus contras. Lo único que puedo confirmar es que, visualmente, la película resulta impecable. La imagen es nítida y con una claridad que ayuda a potenciar los colores y las texturas. Respecto al 3D, sigo sin ser alguien muy dado a disfrutar de esta tecnología, prefiero una buena pantalla sin más. Pero debo decir que el uso que Jackson le da es interesante, creando espacios y profundidad en las escenas. No obstante, en determinadas secuencias, resulta un tanto mareante.

Howard Shore es el autor de la banda sonora que nos acompaña durante toda la aventura. En este apartado se mantienen temas por todos conocidos pero también hay otros nuevos. Mención especial a la canción que entonan los enanos para recordar el destino que les lleva de regreso a su hogar. Como diría Johan Cruyff, gallina de piel.

Conclusión.
Termino la crítica de El Hobbit: Un viaje inesperado, Peter Jackson lo volvió a hacer. Esa quizás sea la frase que mejor resume las sensaciones que experimenté viendo esta película. La obra de Tolkien cuenta con legiones de fans y las licencias argumentales son siempre objeto de controversia. Pero en este caso creo que estamos ante una película más abierta. Un film que atraerá no sólo a fans sino también a aquellos que simplemente quieren disfrutar de una buena aventura. Sentarse a verla es recuperar viejas sensaciones, regresar a la Tierra Media, revivir buenos momentos y reencontrarse con personajes queridos. Y creo que hacerlo sin prejuicios es la única forma de conseguirlo. Peter Jackson puede seguir contando conmigo y con mi hacha si hace falta.

Tráiler de El Hobbit: Un viaje inesperado

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