El experimento
Un equipo de científicos pone un anuncio en la prensa: buscan cobayas humanas que quieran participar en un experimento sobre el estudio de la conducta en condiciones de privación de libertad. Al anuncio responden varios hombres de diferente condición atraídos por los 4000 marcos ofrecidos como pago. Tras pasar una serie de exámenes y pruebas son elegidos para el programa y divididos en dos grupos: un grupo asumirá el rol de guardias y otro el de presos. (Cineycine).
Esta película está basada en un conocido hecho real que tuvo lugar en la Universidad de Stamford (EEUU) y que tuvo gran repercusión. 20 hombres, 2 grupos y una prueba que no olvidarán jamás. ¿Eres lo bastante fuerte para vivir esta experiencia?… Están ustedes a punto de participar en… ‘El experimento’.
“Ese es tu error, con esa actitud estás perdido, no es un juego… ¿Por qué no puedes entenderlo?” (Steinhoff)
Crítica de El experimento
Oliver Hirschbiegel es el director de esa gran película titulada ‘El hundimiento’ (2004). Una cinta sobre los últimos días de un enloquecido Hitler que se quedó sin el Oscar a la «mejor película extranjera» en la ceremonia de 2005. Pero antes de eso nos entregó con ‘El experimento’ otra destacada cinta filmada tres años antes que el ya citado film de la caída de Hitler. ‘Das Experiment’ es una historia sobre el dominio. Una historia sobre cómo el poder, por pequeño y ridículo que sea, puede llegar a trastornar y transformar por completo al ser humano, llevándole a cometer actos que normalmente no cometería.
En relación a lo anterior, es obligado recordar, cuando se habla de esta película, algunas frases ya famosas de John Edward Emerich Dalberg Acton (1834-1902). Frases tales como: “Cuánto mayor es el poder que se ejerce mayor es la posibilidad de abusar” o “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Y esto es precisamente lo que podemos ver en este film. Aquí observaremos como una persona investida del ridículo poder que le da su rol de «guardia» lo utilizará hasta la humillación. Y en ese delirio terminará arrastrando al resto de compañeros de grupo.
Tal y como expuse en la introducción, es importante subrayar que esta cinta está basada en hechos reales, Ahondando más diré que se toma como referencia el experimento real llevado a cabo en el verano de 1971 por la Universidad de Stamford (EEUU). Allí los participantes universitarios se dividieron en dos grupos: presos y guardias. Contra todo pronóstico, el experimento tuvo que cancelarse a los seis días. La cancelación fue provocada debido a las conductas sádicas y tiránicas de los universitarios que actuaban en el rol de guardias, y a las depresiones que azotaron a los universitarios que hacían las veces de presos. Además, el film de Hirschbiegel parte también de la novela ‘The experiment-black box’ de Mario Giordano, autor que además colaboró en el guión.
La influencia negativa del poder no es algo nuevo que nos descubra este film, la novela de Giordano o el experimento real. No, esto lo podemos ver a diario y no sólo en los dirigentes que nos gobiernan, sino también en casos más cercanos. Basta con que a un mediocre, mental y humanamente, se le de una ínfima cantidad de poder para que los resultados sean lo más negativos posibles y su personalidad cambie por completo. Se llegan a casos en los que la persona se termina transformando en un extraño para sus propios conocidos. Esto es algo que he podido comprobar, por ejemplo, en mi propia vida laboral, es increíble pero es así. El film de Hirschbiegel por ello no me es nada extraño, «simplemente» se limita a recrear lo que podría llegar a pasar llevando el tema al extremo provocado por un ambiente propicio para ello.
En la película se establecen una serie de reglas que los presos de la cárcel deben cumplir, so pena de sanciones. Entre estas, la más dura consiste en ser encerrado en una caja negra de aislamiento (de ahí el título del libro de Giordano). Esas reglas son: Regla número uno: A los presos sólo se les llamará por el número que les ha sido adjudicado. Regla número dos: Los presos llamarán a los guardias “Señor guardia” cada vez que se dirijan a ellos. Tres: Cuando se apaguen las luces los presos dejarán de hablar. Cuatro: Toda comida que se sirva a los presos deberá terminarse sin excepciones. Regla cinco: Todas y cada una de las órdenes que demos los guardias será obedecida inmediatamente. Y regla seis: El incumplimiento de las reglas acarreará un castigo.
Respecto a las actuaciones hay que decir que todo el elenco brilla a gran nivel, pero especialmente hay que detenerse en tres nombres: Moritz Bleibtreu para el que va el papel de Tarek, el preso rebelde que será uno de los máximos provocadores del conflicto al buscar en secreto un reportaje que le permita retomar su carrera como periodista. Christian Berkel se sale como el preso Steinhoff, un tipo calmado que también esconde lo suyo. Finalmente, de los guardias sobresale Justus Von Dohnànyi en el rol de Berus, el líder y el que termina asumiendo por completo su rol investido de una autoridad que llevará hasta más allá del límite.
En el apartado femenino destacan dos mujeres: Andrea Sawatzki como la doctora que supervisa la prueba, y Maren Eggert en el papel de Dora, una chica que Tarek conoce accidentalmente antes de participar en el experimento y con la que entabla un romance. Precisamente esta parte romántica no hace ninguna falta en esta clase de cinta y viene a ralentizar claramente la narración principal.
En conclusión.
Finalizo esta crítica de El experimento, una muy buena película que el público debería ver y, sobre todo, aprender de ella. Cerrando os dejo con estas reflexiones de Oliver Hirschbiegel: ”La crueldad más evidente es el fenómeno de la disposición a la obediencia. Esta forma de calibrar el comportamiento lleva rápidamente a la autonegación… Otro nivel de crueldad es ver hasta dónde se puede llegar cuando la resistencia se está debilitando… Si la película induce a la gente a pensar sobre como reaccionaría en una situación o en otra, entonces. he cumplido con mi objetivo. Esto era el sentido del asunto”.
“Para recuperar el control en estas situaciones se debe recurrir a la humillación” (Berus)
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