Congo
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Recuerdo lo mucho que me llamó la atención el tagline de esta película cuando se estrenó en cines: “Donde la especie en peligro de extinción es el hombre”. Mi mente se puso a funcionar fantaseando con un escenario tremebundo. Sin embargo, al final no fue para tanto. Hoy, 25 años después, nos adentramos en ‘Congo’.

“Los gorilas no los han matado. Ellos no hacen eso” (Peter Elliot)

Crítica de Congo

Frank Marshall, gran productor y ocasional director, retornó a la dirección en ‘Congo’. Anteriormente ya había dirigido dos destacados films como Aracnofobia (1990) y ‘¡Viven!’ (1993). Para filmar ‘Congo’ se basó en la novela homónima que el muy afamado Michael Crichton había escrito en 1980. Su paso al guión fue obra de John Patrick Shanley, guionista ganador del Oscar por ‘Hechizo de luna’ (Norman Jewison, 1987).

Shanley introduce muchos cambios al respecto de la obra original y esto, seguramente, irritará a sus lectores. Entre esos cambios destaca la introducción del personaje del Jeque Homolka o la completa modificación de la mentalidad de la doctora Ross. En cualquier caso, la trama viene ser la misma con una muy diversa expedición al Congo en busca de unos potentes diamantes que se encuentran en la ciudad perdida de Zinj. Así las cosas, en los primeros dos tercios de metraje asistimos a diferentes avatares hasta el hallazgo de la ciudad. En el último y más disfrutable tercio tiene lugar el descubrimiento y las consecuencias del mismo. Todo esto configura a ‘Congo’ como una película de aventuras dirigida con cierta agilidad por Marshall. Una cinta que no deja tiempo para aburrirse pero tampoco para convertirse en algo memorable.

Como en toda aventura que se precie tiene que haber escenas de acción. Entre estas destaca aquella en la que la Doctora Ross y Monroe repelen a tiro limpio desde un avión varios misiles lanzados desde tierra. Tampoco puedo obviar la secuencia de las ametralladoras automáticas con las que la propia Doctora asegura el campamento. El que haya visto la versión extendida deAliens (James Cameron, 1986) seguramente relacionará esta escena con aquella en la que Hicks instalaba unas ametralladoras de posición contra los aliens. Aquí los xenomorfos son sustituidos por salvajes gorilas que atacan el campamento llegada la noche. Por supuesto, también son rescatables las furiosas secuencias del clímax en el terreno volcánico de Zinj. La pega más importante es que todas estas set-pieces son bastante rápidas y breves.

Hablando del terreno volcánico resaltar que la película fue rodada en escenarios reales de Tanzania, Kenia y Costa Rica. De esta última se tomaron el volcán Arenal y el Irazu para hacerlos pasar por el monte Mukenko y sus alrededores. En el film nos encontramos con un volcán a punto de erupción y con un pasaje secreto que llevaba a la mítica ciudad de Zinj. Una ciudad que Homolka buscaba con desesperación al entender que el mítico Rey Salomón había conseguido allí sus preciados diamantes.

Respecto a los gorilas y efectos especiales decir que fueron obra del maestro Stan Winston y su equipo. El trabajo en este campo fue muy importante para recrear a Amy y a los feísimos gorilas de Zinj. En un principio se pensó en diseñarlos por ordenador pero la tecnología todavía no era puntera en según qué detalles (por ejemplo, el pelo de los simios). Así pues, tanto Amy como los gorilas son humanos disfrazados. En el caso de Amy decir que bajo su traje se encontraban las especialistas Misty Rosas y Lola Noh.

Teniendo en cuenta lo anterior, habrá quien prefiera los gorilas y/o animales digitales… no es mi caso, siempre me he decantado por los disfraces, prótesis y el trabajo con animales reales. Todo esto aporta un alma que lo digital jamás podrá reemplazar. El disfraz de Amy está bastante bien recreado aunque con algunos aspectos mejorables. Respecto a los gorilas grises de la ciudad perdida lo cierto es que sus tomas son demasiado rápidas y salvajes como para entrar en detalles. No obstante, y en general, resultan espeluznantes y grotescos con toda la intención. Atención a los brutales movimientos y coreografía de los especialistas debajo del disfraz apalizando a según qué protagonistas.

En la banda sonora encontramos a Jerry Goldsmith, un compositor de inmortal legado. Su música es fácilmente identificable por su calidad aportando aquí unos acertados tonos africanos. En este sentido, estas composiciones y cantos tribales del principio parece que fueron obra de James Newton Howard, que no terminaría la partitura siendo relevado por Goldsmith. Este último añadió pasajes aventureros e incluso misteriosos y terroríficos.

“Os estamos vigilando”. Gorilas en la niebla.

Lo que más me gusta del film es, sin duda, su reparto. Hablo de un casting que rompía moldes con lo que hasta entonces era la tónica habitual. En ‘Congo’ los grandes héroes son una mujer blanca y un hombre negro. El hombre blanco queda limitado a cuidar de la gorila Amy o a ser un auténtico farsante. Además se huye del típico romance entre protagonistas.

Expuesto lo anterior, en primer lugar destaca Laura Linney encarnando a la Doctora Karen Ross. La suya es una interpretación de bastante temperamento y totalmente alejada de la damisela en apuros. Para empezar, Karen no es sólo una experta en telecomunicaciones sino que también sabe moverse en cualquier ambiente y encara el peligro con valentía, decisión y un montón de ases bajo la manga. Muy en su línea se mueve también Ernie Hudson como Monroe Kelly. La performance de Hudson es más agradable que la de Linney pero sabe desenvolverse igual de bien que ella en los ambientes hostiles. De hecho, su personaje hace las veces de guía, guardaespaldas y suministrador de material en territorio africano.

Y ahora vamos con los hombres blancos de la misión abanderados por Dylan Walsh interpretando al primatólogo Peter Elliot. Aquí tenemos a un personaje muy amable y con sensibilidad. Estas dos características le han servido para ganarse la confianza y el cariño de Amy. A su lado encontramos a su ayudante Richard interpretado por Grant Heslov. Poco podemos decir de este personaje salvo que casi siempre se queja y es bastante miedica. El farsante del grupo no es otro que Tim Curry como el Jeque Herkermer Homolka. Lo divertido de Homolka es que Curry deja claro que es un fraude nada más que se presenta. Homolka aporta alguna que otra situación divertida, el misticismo y, finalmente, la avaricia.

Oros personajes que conviene destacar son: el magnate R.B. Travis encarnado a voces por Joe Don Baker. Tal es el grado de irritabilidad que exhibe en sus pocas apariciones que se agradece que no salga mucho. Adewale Akinnuoye-Agbaje da vida a Kahega, el brazo derecho de Monroe. Por otro lado, los primeros minutos van para el legendario Bruce Campbell como Charles Travis, el hijo de R.B. que lideraba la primera y desaparecida expedición. Finalmente, en papeles “no-acreditados” tenemos dos apariciones importantes. La primera es la de Joe Pantoliano como Eddie, una especie de contacto “diplomático”, y la segunda es la de Delroy Lindo como un cacique militar.

“El mito del simio asesino es real” (Homolka)

En conclusión.
Finalizo esta crítica de Congo, una propuesta rápida y disfrutable sin mayores pretensiones. Precisamente su falta de aspiraciones más serias sea lo que más rechazo provoque a determinado público. Es cierto que hay varios aspectos mejorables… pero el film cumple bastante bien y es de esas cintas que mejoran en su parte final. Recomendada para los amantes de los gorilas y las aventuras.

Tráiler de Congo

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