Caza al asesino
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Pierre Morel convierte a un Sean Penn musculado hasta las cejas en una perfecta máquina de matar. Es tiempo de viajar por El Congo, Londres, Barcelona y Gibraltar para dar… ‘Caza al asesino’.

“Hicimos cosas malas. Yo hice cosas malas” (Jim Terrier)

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Crítica de Caza al asesino

Antes que nada conviene dejar claro que este film no es una cinta de acción “non-stop”. Encuadrarlo en ese género es un error que lleva a minusvalorarlo de manera clara. ‘Caza al asesino’ fundamentalmente es un thriller condimentando con escenas de acción. Un thriller en el que lo que cuenta es ir investigando al lado del personaje de Jim Terrier quién y por qué se la está jugando. Si se tiene en cuenta esta advertencia el film sube bastantes enteros.

Del guión se ocupan a seis manos Don MacPherson, Pete Travis y el propio Sean Penn. La base de la trama es la novela de Jean-Patrick Manchette. Partiendo de la misma tenemos un libreto que nos propone un viaje (El Congo, Londres, Barcelona y Gibraltar) en el que acompañaremos a Jim Terrier. Todo para intentar averiguar por qué se ha convertido en un objetivo. De esta forma, iremos descartando o apuntando sospechosos al mismo tiempo que Sean Penn lo va haciendo en pantalla. Es interesante comprobar cómo las cosas no son siempre lo que parecen. Además, y aunque la historia básica parezca trillada, lo cierto es que entretiene. Especialmente para seguir a Terrier en su transitar volviendo a reencontrarse con personajes de un pasado que creía enterrado.

Entiendo que hay determinados detalles en el libreto que se podían haber ahorrado. Por ejemplo, cierta “dolencia” de Terrier que le viene a emparentar con “los Bournes”. Así las cosas, lo marcan con una debilidad para no hacerlo tan “máquina”, esto es algo que resulta demasiado obvio. Detalles como este no suman… y lo que hacen es extender un metraje que se me antoja un tanto excesivo.

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Otros aspectos ciertamente criticables son: el hecho de situar los toros de nuevo en Barcelona (por mucho que se nos muestre de manera breve un cartel avisando de “Gran Reapertura”) o las incongruencias espacio-temporales. Al respecto de estas últimas, tenemos a un personaje en Barcelona y casi al instante siguiente lo tenemos en Gibraltar chupándose Kms de carretera como si nada. Algo de esto pasaba también en la cinta La fría luz del día (Mabrouk El Mechri, 2012) con Madrid como telón de fondo. Entiendo que estos aspectos al público no español le darán igual ante el desconocimiento de nuestra geografía. No obstante, he considerado oportuno señalarlos para evitar a nuestro público estas posibles “sorpresas”.

Sí que destaca el hecho de situar la acción en Barcelona. Lo cierto es que tanto la Ciudad Condal como otras grandes ciudades españolas no están para nada explotadas a nivel de cine comercial internacional. En este sentido, esta ambientación es un soplo de aire fresco. Por supuesto, Pierre Morel nos regala buenos planos de la ciudad ayudado por la fotografía del español Flavio Martínez Labiano.

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En el primer párrafo me referí a las escenas de acción como «condimento» de este thriller. En las mismas, la cinta triunfa y fracasa al mismo tiempo. El film triunfa en todas aquellas secuencias en las que las armas de fuego hacen acto de presencia. Aquí las diferentes armas suenan como cañonazos y sus efectos son tremendos. Además no se escatima para nada en sangre (atención a la escena en la que se finiquita al Ministro de Minería de El Congo, o aquellas que tienen lugar en diferentes zonas de Barcelona). Por el contrario, la cinta fracasa en las secuencias de peleas cuerpo a cuerpo. Las luchas no lucen como deberían y resultan demasiado rápidas (manía del cine actual). Eso sí, de ellas hay que salvar una pelea bastante bien filmada ya cerca del final. En esa confrontación Sean Penn y su rival lo dan todo.

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“Calvary: confirmado”. Difícil de matar.

En el terreno de las actuaciones es clarísimamente Sean Penn el que lleva el peso de la película. Su personaje, Jim Terrier, es un mercenario altamente preparado para el combate. Por descontando es un especialista en el manejo de todo tipo de armas, tanto blancas como de fuego. Penn sostiene totalmente la cinta sobres sus espaldas con una actuación muy temperamental. Además, y para este film, luce en pantalla una musculatura absolutamente “stalloniana” con unos brazos y antebrazos venosos que parecen «heredados» del mismísimo Sylvester Stallone. Aprovechando el físico del actor, Morel busca claramente insertar varias escenas para que Penn luzca su poderoso cuerpo ante el respetable para deleite del sector femenino y para envidia o admiración del sector masculino.

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Al lado de Penn se mueven una serie de personajes, siendo el que más destaca Javier Bardem. El actor español da vida a Félix, un civil que se apaña para trabajar en las ONGs y, al mismo tiempo, contratar operaciones con los mercenarios de Terrier. Bardem está bastante bien en su rol mostrando gran seriedad al principio. Eso sí, posteriormente entrega a un Félix pasado de vueltas que recuerda a sus últimos personajes interpretados estrambóticamente en Hollywood.

Del resto del reparto, hacer mención a la actriz italiana Jasmine Trinca (Annie) que queda limitada al ser objeto de deseo y protección, tanto de Bardem como de Penn. Por su parte, Ray Winstone (Stanley) cumple como ese amigo leal que todo mercenario debe tener en esta vida. También tenemos una pequeña participación para Mark Rylance (Cox) como el jefe del pelotón mercenario de Jim Terrier. Finalmente, cameo absolutamente “expendable” para Idris Elba (DuPont).

“Me vendría bien un martillo” (Jim Terrier)

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En conclusión.
Termino esta crítica de Caza al asesino. Mientras se siga alabando hasta la extenuación al cine de superhéroes, pantallas verdes y CGI (¡ojo! yo también lo hago cuando corresponde), mientras eso siga sucediendo, thrillers de acción con presupuestos controlados como este tienen poco o nada que hacer en cines. La realidad es que serán denigrados por la mayor parte de la crítica entusiasta de otro tipo de films. Todo esto es una pena porque este tipo de películas también merecen su espacio cinéfilo. No se puede dejar que desaparezcan sin más. Terminaremos echándolos de menos.

Tráiler de Caza al asesino

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