Bullet Train
Un mercenario apodado “Mariquita” recibe a última hora un encargo aparentemente sencillo: Subir al tren bala que viaja de Tokio a Morioka, robar un maletín y apearse inmediatamente. Sin embargo, a bordo del tren viajan varios y letales asesinos. Y todos ellos están relacionados, directa o indirectamente, con el maletín. (Cineycine).
En 1995 fue Steven Seagal el que se enfrentó a un pelotón de esbirros a bordo de un tren en ‘Alerta máxima 2’ (Geoff Murphy). Ahora es Brad Pitt el que toma el testigo del aikidoka para intentar sobrevivir a bordo del ‘Bullet Train’.
“Gracias por aceptar el encargo con estas prisas” (Maria)
Crítica de Bullet Train
El nombre de David Leitch ya no le es ajeno al amante del cine de acción. En cualquier caso, basta con recordar que estamos ante un stuntman metido a director de cine que lanzó su opera prima en 2014 junto a Chad Stahelski, su título ya es leyenda: ‘John Wick’. Desde entonces, Leitch ha venido desarrollando su carrera en solitario y dirigiendo grandes éxitos como: ‘Atómica’ (2017), ‘Deadpool 2’ (2018) y ‘Fast & Furious: Hobbs & Shaw’ (2019). En todas estas películas, las trademarks de Leitch han quedado establecidas en la acción descarnada, el humor y la irreverencia. Y todo ello lo encontramos en ‘Bullet Train’.
La trama del film viene a adaptar la novela japonesa ‘Maria Beetle’, una obra escrita por Kôtarô Isaka y publicada en 2010. Básicamente el guión, escrito por Zak Olkewicz, se limita a seguir “Mariquita” en sus diferentes peripecias a bordo del tren japonés intentando hacerse con el maletín del encargo. Todo esto mientras se enfrenta a varios asesinos profesionales y mercenarios.
El planteamiento descrito anteriormente sirve, por un lado, para introducirnos en el mundo pop japonés con sus anuncios, letras, mascotas, neones,… Y, por otro lado, la presencia de los diferentes hitmen da lugar a que el film también se adentre en su pasado y motivaciones. Esto último es algo que se hace mediante diferentes flashbacks que se van introduciendo a lo largo de la narración principal. Y son estas historias de presentación a los “villanos” las que nos llevan a un metraje de 126 minutos. Un metraje en cuyo final se ligarán muy oportunamente todas estas subtramas en base al destino. Y todo gracias a un misterioso maloso conocido como “La Peste Blanca”.
El libreto de Olkewicz está totalmente puesto al servicio de la dirección de David Leitch. De esta forma, el realizador puede dar rienda suelta a sus ejercicios de metacine, comedia, parodia y caricatura. De hecho, ‘Bullet Train’ se encuadra dentro de la comedia de acción. Sus personajes son todos ellos perfiles caricaturescos con motes ridículos. Asesinos tipo Tarantino que, entre paliza y paliza, entablan entre ellos diálogos repletos de metáforas servidas en plan cachondeo. A este ejercicio de acción disparatada se suman un par de divertidos cameos de actores que, lógicamente, no voy a desvelar para que sea el lector el que disfrute con las sorpresas.
Y hablando de acción… toda la película está repleta de set-pieces en las que Brad Pitt da y recibe trompadas enfrentándose al sinfín de sicarios que viajan a bordo del tren. La ejecución de las peleas presenta la buena calidad del cine de Leitch. Además, y en este caso, se aprovechan los elementos propios del entorno para que los contendientes interactúen con ellos. Así los veremos intentar ahogarse con los cinturones de seguridad de los asientos, darse golpetazos contra los respaldos, emplear botellas de agua como arma,… También tendremos el arsenal propio de los sicarios como pistolas, cuchillos, uzis ¡katanas! y… ¡el propio maletín!
Un punto muy positivo de la acción es que esta se muestra sin ningún tipo de censura. Con esto quiero decir que si a un esbirro le cercenan la cabeza con una katana lo veremos sangrar a tope. En este sentido, ‘Bullet Train’ es de esas películas a las que aplaudir por no tener miedo a mostrar litros de sangre. El único “pero” que le pongo a las peleas es que, dada la caricatura andante que representan casi todos los personajes, cuesta tomarlas en serio o sentir peligro alguno. Al margen de esta objeción, también es bastante reprochable que la mayor parte de las imágenes de los exteriores del tren canten a CGI. Entiendo que, en este aspecto, la producción debería haber sido más cuidada.
De la banda sonora se ha ocupado Dominic Lewis. En este apartado lo más destacable es la selección de temas no originales. Aquí encontraremos una gramola bastante exótica que incluye temas clásicos como el “Stayin’ Alive” de los Bee Gees o el “I Need a Hero” de Bonnie Tyler versionados por artistas japoneses. Como aporte patrio resaltar que Alejandro Sanz compuso el tema “La despedida” para la soundtrack.
“Mi mala suerte es legendaria”. Alerta Máxima 2.
La gran estrella de esta propuesta es Brad Pitt encarnando a “Mariquita”, un mercenario al que persigue la mala suerte en sus últimos encargos y que quiere transitar hacia terrenos más pacíficos y existenciales. Sin embargo, acepta este nuevo contrato al tratarse de una misión con apenas riesgos y fácil de ejecutar: hurtar un misterioso maletín metálico… Muy suelto está Pitt en este papel de pura acción salpicado constantemente con notas de humor que el actor maneja a su antojo y con el tempo oportuno. Un aspecto relevante que eleva la performance de Pitt y del resto de protagonistas es que todos ejecutaron la mayor parte de sus escenas de acción. Esto fue debido a que el reducido espacio de los vagones habría dejado al descubierto a los dobles.
También destaca mucho la pareja formada por Aaron Taylor-Johnson y Brian Tyree Henry como los hermanos Mandarina y Limón. Aquí tenemos a dos esbirros contratados para proteger al hijo de un alto jefe yakuza y entregarle, de paso, un maletín metálico… Johnson y Tyree van intercambiando diálogos tipo “Tarantino”, pero con más gracia y diversión… hasta que se ven obligados a entrar en acción. Ahí destaca más Aaron Taylor-Johnson repartiendo unos buenos puñetazos con sus dedos repletos de anillos. El hijo del mafioso al que deben proteger es un irreconocible Logan Lerman que no tiene tiempo para casi nada… Por el contrario, otra que también tiene importancia es una sorprendente Joey King como “El Príncipe”, una “niña” vestida de colegiala con intereses ocultos.
El resto del plantel de secundarios que tienen más o menos minutos e importancia en la trama lo completan: Bad Bunny intentando poner caras de villano intimidante como “El Lobo”. Andrew Koji como Kimura, un pobre diablo que perdió a su hijo y sube al tren buscando venganza. Hiroyuki Sanada es un anciano que quiere ajustar cuentas con su pasado. Por último, mencionar a Zazie Beetz y Michael Shannon en sendos roles que no desvelaré. La primera exhibe sus dotes para la acción y el segundo lleva un pelucón repleto de canas… Sobre los cameos especiales insisto en no decir nada.
“Todo lo que te ha pasado en la vida te ha conducido hasta aquí. Es el desino” (Anciano)
En conclusión.
Termino esta crítica de Bullet Train, una película en la línea de las dos últimas dirigidas por David Leitch… esto significa que la comedia y el disparate terminan devorando a la acción y a una película que no se toma en serio a sí misma ni un solo instante. Esto no es necesariamente algo malo, si disfrutas con este tipo de cine, pero si buscas un actioner serio y contundente deberás sopesar otras opciones.
Tráiler de Bullet Train
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