Plan de vuelo: Desaparecida
Kyle Pratt es una ingeniera de propulsión que, tras la inesperada muerte de su marido, decide abandonar Berlín con destino a Nueva York llevándose consigo a su hijita, Julia. Durante el trayecto en avión, Kyle se queda dormida y al despertar la pequeña ha desaparecido. Rápidamente comunica la grave incidencia al capitán y a la tripulación. Sin embargo, hay un gran problema: nadie recuerda haber visto a la niña a bordo y su nombre no consta en el registro de pasajeros. ¿Realmente llegó a embarcar Kyle con su hija? (Cineycine).
Las películas de aviones y aeropuertos siempre me han gustado. Este tipo de cintas ya tienen de por sí una ambientación que da para muy buenas historias con gente transitando de un lado a otro y máquinas colosales capaces de volar. Si a esto le sumamos una intensa intriga, entonces, creo que tenemos los suficientes ingredientes para pasar un rato entretenido. Es hora de embarcarse junto a Jodie Foster en ‘Plan de vuelo: Desaparecida’.
“El problema es que mi hija ha desaparecido y nadie sabe dónde coño está” (Kyle)
Crítica de Plan de vuelo: Desaparecida
Esta fue la primera película comercial que dirigió el alemán Robert Schwentke en Hollywood. Para ello contó con un presupuesto de unos 55 millones de $ y con una actriz de renombre abanderando el proyecto: Jodie Foster. Al final se puede decir que ‘Plan de vuelo: Desaparecida’ cumplió expectativas acumulando unos 223 millones a nivel mundial. Eso sí, ya se empezaba a notar el desgaste del tirón de “Jodie Foster” tras más de dos décadas en lo más alto. De hecho, esta cinta fue su último éxito a nivel de taquilla como protagonista principal.
La filmación de Schwentke se salda con una gran elegancia que se ve ayudada por los tonos oscuros, azulados y grises de la fotografía de Florian Ballhaus, un fotógrafo alemán que ya había trabajado antes con Schwentke y que lo volvería a hacer en el futuro. Entre ambos crean una atmósfera muy atrayente, cuidada y que por sí sola contribuye a fomentar el misterio.
En relación a lo anterior, ayuda mucho al suspense el hecho de situar la acción transcurriendo de noche y en un avión. Recorrer los pasillos del aparato en busca de la pequeña con la poca iluminación de la luz artificial es realmente sugerente. Atención también al contraste con las iluminadas estancias de la tripulación, los lavabos o a la visita a esa especie de búnker de la bodega de carga. En definitiva, todo lo que tiene que ver con la ambientación está francamente logrado. Y esto es de gran mérito porque todos los escenarios del avión fueron recreados en diferentes platós repletos de detalles. Por su parte, para los planos exteriores se construyó una gigantesca maqueta que simulaba ser un Aalto E-474, una gigantesca aeronave que no existe.
En el libreto encontramos a Peter A. Dowling y Billy Ray. Se da la particularidad de que era la primera vez que Robert Schwentke dirigía un libreto ajeno, anteriormente había trabajado sobre sus propios guiones. La escritura original de ‘Plan de vuelo’ corresponde a Dowling. Por su parte, Ray reescribió varios puntos importantes, especialmente todo lo relativo a la personalidad de Kyle Pratt. Ambos guionistas entregan un guión claramente kafkiano. Una trama en la que casi todo el personal a bordo del avión cuestiona la versión de Kyle. Tan es así que llegan a tomarla por loca y a afirmar que su hija nunca embarcó con ella. El principal defecto de esta versión es que nosotros hemos visto antes físicamente a la niña interactuar con su madre. Por eso no dudamos de su palabra.
Lo anterior nos lleva a la segunda arma del librero por si fallaba el aspecto de encerrona psicológica. Y esta nueva treta de los guionistas se plantea a través de la pregunta que el Marshall del aire le plantea a Kyle: “¿Quién querría llevarse a su hija?”. A partir de ahí se ponen en marcha nuevas elucubraciones sobre la importancia de la niña o por qué demonios secuestrarla. Estos y otros interrogantes serán desvelados en el tramo final. En ese tramo quedará totalmente expuesto el plan obedeciendo a patrones muy clásicos y perdiendo parte del atractivo.
La banda sonora la firmó el gran James Horner (1953-2015) juntando dos estilos que se complementan muy bien y compuestos a base de cuerda, percusión e instrumentos de viento de madera. Por un lado destaca esa melancólica y dulce música (casi como una “nana”) en las escenas conjuntas madre e hija. Y, por otro lado, sobresalen también sus partituras de suspense con originales tonos amenazantes y expectantes que se adueñan del film en el tramo final según la verdad va saliendo a la luz.
“No soy ninguna amenaza”. Perdida.
La máxima estrella es Jodie Foster en el rol de Kyle Pratt, una inteligente ingeniera de propulsión que queda viuda al suicidarse su esposo y que decide regresar a su país en compañía de su hija pequeña. El papel de Jodie no es fácil de llevar a cabo porque ahonda en lo psicológico y en lo físico. En lo primero la actriz debe configurar a una mujer soportando un gran dolor y, en lo segundo, debe emplearse a tope para recorrer el E-474 en busca de la pequeña. Digamos que Jodie empieza muy bien y posteriormente va perdiendo el control gesticulando y corriendo de un lado para otro acercándose peligrosamente a la sobreactuación. Al final vuelve a recuperar el control y termina por entregar una buena actuación. Atención a cómo ayuda a su performance sus ojos, el peinado estilo flequillo y el vestuario todo negro.
En relación con Jodie tenemos a Marlene Lawston que debutaba en este film encarnando a Julia, la “pitufina” de Kyle. De esta pequeñita actriz hay que resaltar su dulce carácter y su extraordinario parecido físico con Jodie Foster. También se nota como esta última pone todo de su parte para hacerla pasar como si realmente fuera hija suya.
Otro que tiene un papel muy importante es Peter Sarsgaard interpretando a Carson, el Marshall del aire encargado de la seguridad a bordo. Decir que Sarsgaard es un buen contrapeso al descontrol de Foster intentando retenerla por todos los medios. Eso sí, hay que dejar muy claro que su personaje no cae del todo bien precisamente por cómo trata física y verbalmente a Kyle en algunas escenas.
También nos encontramos a Sean Bean como el capitán Rich, la máxima autoridad que comanda el vuelo. Al margen del poco provecho que la narración saca a su personaje sí que hay que decir que al actor le vale para mostrar otra cara que no sea la de hombre duro. Así pues, Bean encarna a un hombre educado y controlado hasta que, inevitablemente, pierde la paciencia. Atención a su doble despedida con Kyle: una arisca y otra delicada. Si se hubiera aprovechado bien su rol se podría haber dibujado al actor como un auténtico galán ayudando a una madre desesperada.
Finalmente mencionar a Greta Scacchi que tiene una estupenda intervención como una terapeuta que intenta relajar a Kyle. La veterana actriz aporta un momento de gran calma y sosiego. Tan es así que llega incluso a transmitir su enorme tranquilidad al público. Desde luego que no se puede hacer más ni mejor en tan pocos minutos.
“¿Dónde está Julia?” (Kyle Pratt)
En conclusión.
Termino esta crítica de Plan de vuelo: Desaparecida, un film con un planteamiento y ambiente francamente atractivos. Esta es la típica película que te hace pasar un entretenido y tenso rato. Una cinta que cumple con su “plan de vuelo” y que entrega todo el protagonismo a una actriz de nivel top como es Jodie Foster.
Tráiler de Plan de vuelo: Desaparecida
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