Los blancos no la saben meter
Un joven exjugador de baloncesto de la Universidad de Luisiana se asocia con un jugón de las canchas de Los Ángeles. Su objetivo es hacer dinero fácil desplumando a los incautos jugadores de las pistas de California. Las apuestas subirán de nivel cuando decidan participar en un prestigioso torneo de 2 vs 2 premiado con miles de dólares. (Cineycine).
“¡Menudo embolado conseguir que un tipo malo parezca bueno!”. Nos calzamos las zapatillas, cogemos el balón y nos vamos a chulear rivales negros en las pistas de baloncesto de California. Nuestro gran objetivo, como jugadores blancos, es desmontar la gran teoría de Sidney Deane que afirma que… ‘Los blancos no la saben meter’.
“Billy, Billy… escúchame: Los blancos no la saben meter” (Sidney)
Crítica de Los blancos no la saben meter
Seguramente ahora el nombre de Ron Shelton les dirá poco o nada a los nuevos, y virales, fans del cine. Pero a finales de los 80, y en la década de los 90, fue uno de los directores y guionistas a tener en cuenta. Todo hasta que en 2003 el fiasco de ‘Hollywood: Departamento de homicidios’ hundió su carrera y lo convirtió en un fantasma en vida. Sin embargo, y antes de que eso ocurriera, nos dejó muy buenas propuestas en lo concerniente a la comedia deportiva. Y una de ellas fue la película que hoy toca comentar: ‘Los blancos no la saben meter’ (por una vez, una genial, y también pornográfica, “traducción” del original inglés: ‘White Men Can’t Jump’).
‘Los blancos no la saben meter’ se estrenó un 27 de marzo de 1992 en cines norteamericanos. Es decir, ya tiene 30 años a sus espaldas. Sin embargo, esto se nota poco o nada gracias a su filmación en entornos reales de Los Angeles. El género que el film adopta es, como expuse antes, la comedia deportiva. En este caso se toma el baloncesto callejero como telón de fondo para desarrollar una historia de apuestas y relaciones de pareja. Todo con una banda sonora repleta de música negra con referencias directas a Jimi Hendrix como pulla recurrente entre los protagonistas.
Personalmente esta película me atrajo desde que se estrenó. En mi gusto por ella influye muchísimo el hecho de ser un gran fan del baloncesto y haber jugado miles de partidos y pachangas en la calle (todavía hoy sigo jugando lo que puedo). Durante mucho tiempo ‘Los blancos no la saben meter’ ha sido (y es) mi película número 1 de basket. A ello contribuye su diversión y el fiel reflejo del ambiente que se respira en las canchas de las grandes ciudades: los piques, las chulerías, las tanganas, las ansias por ganar, los chuleos,… Todo eso y mucho más está en este film de Ron Shelton.
Al margen de su conseguida ambientación callejera, ‘Los blancos no la saben meter’ también destaca por la gran cantidad de partidos 2vs2 que veremos a lo largo del metraje. Además se incluye un importante campeonato con un encuentro con provocaciones inenarrables. Y ojo, todos los partidos están filmados de manera sensacional y con una gran variedad de jugadas. Aquí veremos: tiros en suspensión, bandejas, mates, canastas a aro pasado, tiros contra tablero, driblings, asistencias alucinantes, tapones,… En fin, auténtico y puro y duro baloncesto de jugones en la calle. Cualquier aficionado al gran deporte de la canasta quedará más que satisfecho viendo a Woody Harrelson y a Wesley Snipes “on fire”. A este respecto aclarar que tanto Harrelson como Snipes protagonizan todas las jugadas del film. Ambos entrenaron duramente en las pistas y además Harrelson jugó al baloncesto en sus tiempos universitarios.
Dejando de lado el baloncesto, y las apuestas callejeras, el otro gran tema del film es el de las relaciones de pareja. Especialmente centrado en la relación entre Billy y Gloria. Ambos no son capaces de entenderse… sobre todo por como los dos se complican la vida. Uno con su adicción a las apuestas y la otra dominando a Billy con un lenguaje “poco claro”. En este sentido, ojo a la escena en la cama en la que Gloria le pide un vaso de agua a Billy y cómo termina todo. ¡Un diálogo y una situación que habría firmado el mismísimo Quentin Tarantino!
Y hablando de diálogos… todo el film es una bendita exageración en cuanto al uso de palabras malsonantes y tacos que provocan varias carcajadas. Si estuviéramos en la época de ‘Demolition Man’ (también protagonizada por Wesley Snipes) la máquina de multas directamente se quemaría de tanto imprimir sanciones… Otro aspecto importante del libreto es cómo se ahonda, breve pero suficiente, en lo que significa para un blanco y para un negro el hecho de machacar, hacerlo bien y ganar. Esta polémica surgirá a raíz del campeonato 2vs2 que disputarán juntos Billy y Sidney. Y precisamente de esta polémica es de donde surge el título original inglés y su disparatada traducción a nuestro idioma.
Antes de comentar el reparto conviene detenerse un poco en la banda sonora. Ya comenté antes que está plagada de música negra. Aquí podremos escuchar (lo de “comprender” ya es otro tema que diría Sidney) canciones de Jimi Hendrix, James Brown, Ray Charles, Aretha Franklin e inclusive la mismísima Queen Latifah con el tema “The Hook”. Este último suena cuando Billy mete un gancho imposible y también en los créditos finales. Y bueno, no se pierdan las apariciones del improvisado trío The Venice Beach Boys (Bill Henderson, Jon Hendricks y Sonny Craver).
“Somos un equipo: Ébano y Marfil”. Two on Two.
En el elenco los grandes protagonistas son Wesley Snipes y Woody Harrelson. El primero nos regala una interpretación totalmente contraria a la que, años después, llevaría a cabo en la trilogía de ‘Blade’. Aquí da vida a Sidney Deane, un auténtico jugón de las canchas callejeras de LA con la lengua muy larga para soltar todo tipo de chulerías… Como jugador destaca por su agilidad, su físico atlético, su dominio del bote y su gran especialidad: la finta de pase. Por su parte, Harrelson es Billy Hoyle, un exjugador universitario que la fastidió al meterse en un feo asunto de trampas con dos mafiosillos italianos. Ojo a la que lía Billy contra los finalistas del torneo 2vs2 poniéndolos a caldo con la excusa de que “la gente cabreada juega peor”. Como jugador estas palabras del mítico Andrés Montes lo definen a la perfección: “Raza blanca: tirador”.
La réplica femenina a Snipes y Harrelson se la dan Tyra Ferrell como Rhonda Deane y Rosie Perez como Gloria. La primera hace de la esposa de Sidney recreando a una mujer capaz de meter en cintura al deslenguado de su marido. Y la segunda encarna a la novia de Billy que le tiene comida la cabeza con sus frases obligándole a buscarle siempre el sentido. Además, el gran objetivo de Gloria es participar en el concurso Jeopardy! para el que lleva años entrenando deseosa de ganar miles de dólares. Atención al descaharrante momento en que logra participar compitiendo contra dos individuos maduros presentados como un exasesor de la NASA y un profesor universitario…
“Es posible que te hayan salido un par de pases de cojones… pero eso no significa que sepas jugar. Esto es cosa de negros” (Sidney)
En conclusión.
Finalizo esta crítica de Los blancos no la saben meter, todo un film de culto para los que somos amantes del baloncesto callejero. El film recoge a la perfección la recreación de ambientes, vestimentas y personalidades de los jugones que te puedes encontrar en las pistas de cualquier lugar del mundo. Por si fuera poco, la dupla Snipes & Harrelson resulta genial. Tan genial que volverían a repetir juntos tan sólo 3 años después en ‘Asalto al tren del dinero’ (Joseph Ruben).
Tráiler de Los blancos no la saben meter
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