L.A. Confidential
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Vengan a Los Ángeles. Aquí brilla el sol. Las playas son grandes y apetecibles. Y los campos de naranjos se extienden hasta donde alcanza la vista. Hay empleos de sobra y los terrenos son baratos. Todo trabajador puede tener su propia casa. Y dentro de cada casa hay una típica familia americana feliz. La vida en Los Ángeles es fantástica. Es un paraíso en la tierra. Al menos eso es lo que dicen en… ‘L.A. Confidential’.

“Vuélvete a Jersey, muchacho. Está es la ciudad de los Ángeles y tú no tienes alas” (Dudley Smith)

Crítica de L.A. Confidential

El novelista James Ellroy es todo un estudioso de la ciudad de los Ángeles en su época de mayor gloria. Aquella que fue desde los años 30 hasta pasada la década de los cincuenta. De esa mitología surgieron varias novelizaciones suyas basadas en hechos reales que mezclaba con otros inventados. De ahí surgieron varios films como ‘L.A. Confidential’ u otras propuestas como ‘La dalia negra’ (Brian De Palma, 2006). Esta última no era más que una repetición de personajes y lugares comunes de la película que hoy nos ocupa.

El film fue una producción New Regency para Warner Bros, bajo el amparo del productor independiente Arnon Milchan. El monto que logró amasar en su paso por salas de cine ascendió a 126 millones de dólares .Conviene recalcar que su presupuesto estimado se mantuvo por debajo de los 40 millones de dólares, sobre todo porque se optó por buscar actores que estuvieran en alza, pero que no fueran estrellas de cine. El 19 de septiembre de 1997 se lanzó a cines norteamericanos. Y, tras su estreno, sería una de las grandes triunfadoras de ese año. La película fue nominada a nueve Oscars acabando por alzarse con dos premios de la academia: mejor guión adaptado y mejor actriz secundaria para Kim Basinger.

Para muchos, ‘L.A. Confidential’ es la ‘Chinatown’ de los noventa. Hablamos, claro está, del film de Roman Polanski estrenado en 1974. Un ineludible clásico sobre el mundo criminal y la burbuja inmobiliaria. No en vano, en muchos momentos, la música principal de ‘L.A. Confidential’ es claramente deudora de la banda sonora de ‘Chinatown’. No por casualidad, ambas fueron compuestas por el maestro Jerry Goldsmith El parecido queda también marcado por el tono del film. Aquí, por momentos, se abraza la sátira y también se denuncia que la ciudad de los sueños no existe como tal. LA queda retratada más como un antro de perdición y muerte que como un paraíso en la tierra. El “chiste” reside en que esa denuncia la está haciendo una película comercial producida y rodada en Hollywood.

En líneas generales, el tono se mantiene con unos personajes muy bien escritos. Y una trama netamente policiaca que es una entremezcla de tintes políticos y un abrazado aire de morbosidad. El morbo no se presenta solo en lo que tiene que ver con las meretrices, sino también en su vistazo al falso glamour del propio mundo del cine, en el “mundo” que recrea la cinta.

La ambientación luce sensacionalmente para los medios con los que se contaba y teniendo en cuenta el año de filmación. Pero sí que es verdad que, en ocasiones, se puede notar que falta amplitud y que se ciñe a lugares cerrados y/o abandonados. Esto se suple con un muy bien llevado trabajo de atrezo y las fieles caracterizaciones de muchos de sus personajes. Entre estos sobresale el harén de estrellas de cine de postín que tiene montado Hatchett con putas que “modifica” para que parezcan estrellas de la gran pantalla, o con ese personaje que podría vender a su madre por un dólar que recrea odiosamente Danny DeVito.

La película sirvió además para lanzar las carreras de varios actores. Entre ellos, los ascendentes Guy Pearce y Russell Crowe, darle un nuevo empujón de popularidad a Kim Basinger y proyectar durante algunos buenos años al hoy “muerto y enterrado” Kevin Spacey como estrella de marquesinas. Como curiosidad, debemos recordar que, años más tarde de su lanzamiento a cines y desde el propio material de Ellroy, se produjo un episodio piloto que debía ser el inicio de una serie titulada igual que la película. Esta ficción ampliaría y debía enriquecer los hechos del film. Para su piloto se contó con los televisivos rostros de Kiefer Sutherland (Jack Vincennes) y Eric Roberts (Hatchett). Sin embargo, el tema no fue más allá del citado piloto.

Sobre el casting, y aunque como apuntamos más arriba, no había nadie que en aquel momento pudiera ser considerado como una estrella, sí que tenemos un elenco de intérpretes notables. Actores que, sobre todo, se pliegan totalmente a sus personajes sin hacer por sobresalir o venderse a la sobreactuación. En este sentido, conviene apuntar que todos parecen ser muy conscientes de que están ante un gran film. Por ello, no quiere desentonar. Y saben perfectamente que, si hacen bien su trabajo, el global les hará destacar.

De entre todo el elenco masculino los mejor parados son: un soberbio Russell Crowe como el gigantón Bud White, un poli con su propio código moral que va ajusticiando a los maltratadores de mujeres. Guy Pearce como Ed Exley, un hombre que se hizo policía para detener a los que se creían por encima de la ley, fueran del bando que fueran. Su filosofía laboral levantará muchos recelos en el corrupto y abusivo cuerpo de policía. Muy bien Pearce, sin duda. También destacó el hoy tan denostado Kevin Spacey como Jack Vincennes, un tipo con carisma que disfruta plenamente del glamour de la ciudad… mientras hace lo justo como agente de la ley. Ojo a su rol de asesor en un serial televisivo dando pie a bastantes guiños de metacine.

Por su parte, imposible de olvidar resulta una arrebatadora Kim Basinger como una versión de Veronica Lake que se vende por dinero. Icónicas son todas sus apariciones en el film. Citar también, aunque sea de pasada, a James Cromwell como el veterano comisario Dudley Smith y a David Strathairn como un magnate del ocio nocturno llamado Pierce Patchett. Por supuesto, contamos con Danny DeVito como el ya citado Sid Hudgens, un vendedor de cotilleos. Y, finalmente, nos quedan el televisivo Simon Baker como un actor menor siempre metido en problemas y ya, totalmente para la sorna, nos queda Paul Guilfoyle como un fugaz e imposible Mickey Cohen.

“Si queremos descubrir el pastel tenemos que trabajar juntos” (Exley)

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de L.A. Confidential, una excelente recuperación del cine negro clásico que se beneficia de una briosa dirección por parte de Curtis Hanson, un guión adaptado totalmente consciente de sus referencias y que redondea el conjunto con un grupo de actores muy metidos en sus papeles. Y, por supuesto, ya solo vale la pena visionar el film por descubrir a Kim Basinger en el papel de su vida… no en vano, le valió su único Oscar como mejor actriz secundaria.

Tráiler de L.A. Confidential

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