Juego de armas
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David Packouz y Efraim Diveroli querían su trozo de la tarta del sueño americano. Querían dinero, mucho dinero. Querían coches caros, mujeres guapas y buenas casas. Deseaban lo mejor de lo mejor… y para conseguirlo todo decidieron jugar en las grandes ligas. Decidieron jugar a un… ‘Juego de armas’.

“Nos llamaban perros de la guerra” (David Packouz)

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Crítica de Juego de armas

Después de la trilogía del “Resacón”, Todd Phillips regresó a plena potencia produciendo, dirigiendo y escribiendo ‘Juego de armas’. Película que bien puede pasar por ser una especie de “hermana bastarda” de la exageradísima El lobo de Wall Street(Martin Scorsese, 2013). En esta línea, cambiemos la venta de “acciones basura” de aquella por la venta de las “migajas armamentísticas” de esta y ya tenemos el inicio. Además, sumemos a la operación a Jonah Hill repitiendo casi el mismo personaje y ya tenemos “el circo” completo. Y, claro, al ser ambas películas “parientes lejanos”, esta cinta de Todd Phillips también resulta divertida y también tiene su claro desfase y vida loca “made in América”…

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Dejando al margen su innegable parecido con el comentado film de Martin Scorsese, Phillips suma un tanto a su historia y a su libreto (escrito junto a Stephen Chin y Jason Smilovic) al ir desarrollando la película en base a “capítulos lineales”. Lo “original” es que cada “capítulo” viene introducido por una frase escrita en blanco sobre fondo negro. Estas frases resumen lo más importante de cada “segmento” en una sola línea. Las primeras frases que van apareciendo hacen referencia a las lecciones que Efraim Diveroli (Jonah Hill) le va dando a David Packouz (Miles Teller). Por ejemplo: “Tienes que leer entre líneas, todo el dinero se gana entre líneas”.

Por otro lado, los que somos fans del Tony Montana de Al Pacino agradeceremos, y mucho, los diversos guiños a tan mítico personaje. Un personaje al que idolatran tanto David como Efraim. Este último no sólo repite sus frases, sino que tiene varios pósters suyos en su despacho. Inclusive, el póster original USA del film es un claro homenaje al póster original USA de Scarface (‘El precio del poder’ en España). Una pena que no se haya conservado este cartel para nuestro país.

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Al margen de que ‘Juego de armas’ adopte en su forma el estilo de la “comedida disparatada”, su fondo es tremendamente crítico y aterrador. Crítico porque queda cuestionado todo el negocio de la venta de armamento. Un negocio gestionado en el film en base a una especie de “e-bay” de la guerra y sus respectivas “Comic-Con”. Ya lo dicen en un momento dado David Packouz: “La guerra es un negocio”… Esto queda claro desde el minuto 1 cuando el propio David nos enumera los costes del equipo militar de los soldados norteamericanos. Soldados vistos como dólares y no como personas. Sobra decir cómo verá a sus enemigos…

Y de la crítica deriva lo aterrador. Aterrador por todas las bizarradas que vemos y porque un tipo sentado detrás de un portátil en un país del primer mundo le da al “enter”. Y con esta sencilla acción gana montañas de dólares y se “carga” a miles de personas en un país del tercer mundo. Seguidamente se va a la discoteca local para beneficiarse a una prostituta mientras se coloca con unas rayas de droga… ¿Hay algo más terrorífico que eso?…

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“No se trata de ser pro-guerra, se trata de ser pro-dinero”… Los perros de la guerra.

‘Juego de armas’ básicamente es una película de cinco intérpretes: dos principales y tres secundarios. Los principales son Miles Teller y Jonah Hill. Y los secundarios son Ana de Armas, Kevin Pollak y Bradley Cooper. Los cinco están francamente bien y se sobran para sacar el film adelante con brillo y gracia.

Miles Teller y Jonah Hill dan vida a David Packouz y Efraim Diveroli, respectivamente. David es un intento de buen chico que se encuentra en un momento de dudas en su vida. Esto es aprovechado por Efraim para introducirlo en su mundo y, de alguna manera, corromperlo. Como pareja, Teller y Hill funcionan estupendamente. Ambos hacen un gran trabajo cada uno con su personaje. Ahora bien, repito que Jonah Hill casi viene a repetir aquí el mismo personaje de ‘El lobo’. Me refiero a un individuo grosero, empático, mentiroso, amante del desfase,… especialidades en las que Hill ya es todo un maestro. El punto calmado y responsable lo aporta Teller, que queda “sometido” a esa “oronda”, en todos los sentidos, personalidad de Diveroli.

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Por otra parte, también merece ser destacada la labor de Ana de Armas, Kevin Pollak y Bradley Cooper. Ana de Armas realiza un trabajo bastante bueno en el ya “típico” y “fácil” rol de esposa engañada (Iz) que quiere a su marido, David Packouz. Kevin Pollak hace subir enteros la propuesta con sus apariciones (breves) como Ralph Slutzky, el socio capitalista de David y Efraim. Por su parte, realmente conseguida resulta la interpretación de Bradley Cooper como el traficante Henry Girard. Es este un rol muy alejado de los papeles en los que estamos acostumbrados a ver a Cooper. Sin embargo, lo resuelve con sorprendente facilidad y presencia.

“La guerra es un negocio” (David Packouz)

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En conclusión.
Finalizo ya esta crítica de Juego de armas, una película en la que tras agotar la fórmula de los “resacones”, Todd Phillips ha recuperado el buen pulso con una sátira muy deudora de ‘El lobo de Wall Street’ y ‘El señor de la guerra’. Al igual que la primera, resulta un divertido y real “retrato” sobre la figura de dos pícaros de moral perdida. Y, al igual que la segunda, el negocio analizado es el tráfico de armas. Al final tenemos a dos facinerosos que convirtieron algo tan cruel como la guerra en su trabajo del día a día.

Tráiler de Juego de armas

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