El trueno azul
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Ordenador de a bordo conectado a todas las bases de datos y fichas policiales, silenciador de vuelo, antenas de escuchas, visión nocturna, blindaje exterior, target automático, 6 ametralladoras de 20 mm capaces de ejecutar 4000 disparos por minuto, cámara de infrarrojos, casco especial para el piloto,… Hay un nuevo “pájaro” en la ciudad de Los Ángeles. Se le conoce como ‘El trueno azul’.

“Sepa que cuanto voy a decirle es alto secreto. No debe hablar de esto con nadie. Estamos probando un nuevo prototipo de helicóptero” (Enviado)

Crítica de El trueno azul

Nuevamente rescatamos al competente director John Badham al frente de una de sus grandes obras. En esta ocasión hablamos de ‘El trueno azul’, todo un clásico que se hizo fuerte en los videoclubs tras su paso por cines. Esta película se estrenó un 13 de mayo de 1983 en Estados Unidos, anticipándose en la cartelera al gran éxito de Badham que fue ‘Juegos de guerra’. Esta última llegaría semanas después a las grandes salas USA encumbrando la mejor época en cines del realizador británico. Entre ‘El trueno azul’ y ‘Juegos de guerra’, Badham juntaría en taquilla algo más de 120 millones de $ sólo en Norteamérica. En aquellos tiempos esa cifra era bastante dinero.

Por otro lado, y como curiosidad, en 1984 llegaría a la televisión una serie basada en ‘El trueno azul’. Esta ficción procedía de la ABC y llevaba el mismo título que el film. Y ojo porque tomaba del mismo más de una secuencia. Su éxito fue efímero y tan sólo duró 11 episodios. Quizás la cara más conocida del reparto fue la del coloso Bubba Smith. Yo la pude disfrutar, en mi niñez, junto a otras muy parecidas y tan míticas como ‘El coche fantástico’ y ‘El halcón callejero’. El nexo común de todas ellas era situar a un vehículo (helicóptero, coche y motocicleta) como centro de la acción. Y eso es lo mismo que, acertadamente, hace Badham en su película.

Atención al guión porque en sus lápices encontramos a dos maestros del fantástico como Dan O’Bannon y Don Jakoby. Ambos elaboran una buena trama teniendo en cuenta el film que vamos a ver… La historia comienza de manera sencilla y volcándose en el moderno helicóptero que da título al film. Sin embargo, y ya desde bien iniciada la película, van sembrando la semilla de una subtrama conspiranóica que se hará cada vez más importante. Esta subtrama tiene que ver con el brutal asesinato de una concejal de distrito encargada de la violencia callejera. A tal punto llegará su importancia que, llegado el momento, será el detonante de la rebelión de Murphy. Tampoco podemos obviar cómo los guionistas recogen el trabajo de la policía aérea. Esto último apenas se ha explotado en cines y para ello contaron con la ayuda del Apoyo Aéreo de Los Ángeles.

Pero no nos engañemos, todos los que, en su momento, nos pusimos a ver esta película fue para ver en acción al Trueno Azul. En este sentido, O’Bannon y Jakoby dotaron de un sinfín de características especiales a su helicóptero, el auténtico protagonista de la función. Entre sus gadgets podemos destacar los siguientes: ordenador conectado a todas las bases de datos y fichas policiales, silenciador de vuelo, visión nocturna, blindaje exterior, target automático, 6 ametralladoras de 20 mm capaces de ejecutar 4000 disparos por minuto,… y todo esto (y más) controlado por el casco del piloto como corazón del sistema. En la película se dice que el coste del prototipo era de 5 millones de $. Si bien todas estas características nos pueden parecer actualmente algo arcaico, hay que situarse en el mundo tecnológico de 1983 y os aseguro que esto era ¡alucinante!

Al respecto del Trueno Azul creo que resulta interesante comentar que, realmente, se trataba de un helicóptero Alouette. La máquina fue tuneada y modificada por el equipo de diseño de producción. Además, fabricaron otra réplica para evitar posibles averías e incidencias durante el rodaje. Todo este trabajo de fabricación se completó con varias maquetas dirigidas por control remoto y secuencias de retroproyección. Así pues, todo lo que se ve en la película es “real” y transmite al público con total veracidad la sensación de estar presenciando vuelos y batallas aéreas.

Entrando a comentar las escenas de acción decir que son un auténtico lujazo. Aquí no hay nada de CGI ni pantallas verdes. Todo lo que se ve, tal y como acabo de exponer, es “real” y está filmado con mano maestra. Es cierto que la práctica totalidad de set-pieces se concentran en los últimos 30 minutos más o menos… pero ¡qué espectáculo! Ahí podremos ver una “misión” de escolta y seguimiento acompañada de persecuciones y combates aéreos. Y toda esta acción grabada con muy diferentes cámaras para que no perdamos detalle: planos generales, subjetivos, interiores de la cabina, planos de seguimiento y detalle,… Y ya lo más increíble llega cuando dos cazas F-16 salen a enfrentarse al Trueno Azul o la batalla final de helicóptero Vs helicóptero. En serio, se me acaban los elogios para este interminable y pirotécnico clímax.

En el reparto, Roy Scheider es el protagonista principal, no en vano, en aquella época sus servicios estaban muy demandados. Aquí interpreta con su solvencia habitual a Frank Murphy, un veterano piloto de helicópteros del Nam que lucha contra el estrés post-traumático a la vez que desempeña sus labores en la policía aérea. Nadie puede negar que Scheider hace un buen retrato del personaje, pero tampoco va más allá. Supongo que también se plegó a la verdadera estrella del film: el helicóptero. Por otro lado, muy curiosa es la relación que mantiene con su exesposa, Kate, interpretada por una treintañera Candy Clark. La actriz no casa nada como pareja de Scheider, pero su ingenuidad y chispa hacen pronto que nos olvidemos de ese detalle…

En el departamento está Warren Oates como el capitán Braddock, el típico jefe que reprende a su subordinado públicamente, pero que interiormente está de acuerdo con él haciendo lo imposible por mantenerlo en el puesto. Como curiosidad decir que esta fue su última película, puesto que falleció al poco de terminar el rodaje… por mucho que ‘El hombre más duro’ (Richard Fleischer, 1983) figure en IMDb como su último film. De hecho, en los créditos de ‘El trueno azul’ hay una dedicatoria para Oates. Otro papel importante va para Daniel Stern encarnando con gran entusiasmo a Lymangood, el novato y fiel compañero de Murphy. Y el último rol relevante va para Malcolm McDowell que hace todo lo que está en sus manos por caer mal dando vida al coronel Cochrane, el rival de Scheider. Ojo a la soberbia y prepotencia que acumula y a su sentencia: “Ya te pillaré”.

“Yo no volaría con él aunque me regalaran un toro que meara whisky” (Frank Murphy)

En conclusión.
Termino esta crítica de El trueno azul, un clásico de los años 80 que nos hace regresar a una época en la que las películas “eran de verdad”. Uno de los mejores films sobre helicópteros que muchos conocimos gracias a los videoclubs. Su leyenda terminó agrandándose dando paso a una serie de televisión y al juego ‘Thunder Blade’ para los ordenadores de 8 bits (yo lo disfruté en el Commodore 64).

Tráiler de El trueno azul

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