El mundo perdido (Jurassic Park)
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Tras el éxito de ‘Jurassic Park’, Steven Spielberg aconsejó a Michael Crichton la escritura de una continuación de su famosa novela. El objetivo era seguir explotando en pantalla el tirón comercial y la nueva moda de los dinosaurios. El resultado es esta secuela titulada ‘El mundo perdido’. Como film no está a la altura de la película original debido a un guión un tanto endeble y a algunos excesos innecesarios. Eso sí, estamos ante un producto técnicamente impecable que no da respiro al espectador.

El mundo perdido

Crítica de El mundo perdido (Jurassic Park)

‘El mundo perdido (Jurassic Park)’ es una película que, por motivos evidentes, no lo tuvo nada fácil desde el momento de su gestación. La razón es muy simple: puede resultar arriesgado, e incluso suicida, realizar la secuela de cualquier film revolucionario, excepcional e icónico. En este caso hablamos, naturalmente, de Parque Jurásico’. Ya se sabía de antemano que sería difícilmente lograr el impacto del original. Pese a ello, Steven Spielberg y su guionista, David Koepp, se arrojaron sin recato por un precipicio a sabiendas de que el golpe podía ser doloroso…

No obstante lo anterior, la jugada no les salió mal del todo… a pesar de que esta secuela fue descrita por muchos como la peor película de la filmografía del cineasta y una de las peores secuelas de la historia del cine. Opinión respetable aunque muy alejada de la realidad. Si bien cierto que esta nueva propuesta está lastrada por algunos excesos que hacen que pierda enteros, tampoco es un film para nada desdeñable. Eso sí, no logra sumergir de lleno al espectador en la trama y tampoco consigue que implicarnos emocionalmente con los personajes. Esto último sí que sucedía en el primer film que resultaba mucho más sólido.

Ahora bien, esta secuela no deja de ser un estupendo ejercicio de cine de aventuras. Una cinta que se preocupa por mantener la esencia de su predecesora, aunque haciendo más hincapié en las secuencias de acción y en el espectáculo. Esto no quiere decir que Spielberg reniegue de buenas dosis de tensión, especialmente a lo largo de varias secuencias magistralmente filmadas y arropadas por unos excelentes efectos especiales. Todo eso, sumado a un ágil y bello dinamismo visual, hacen de ‘El mundo perdido’ una muy válida continuación a pesar de sus evidentes defectos.

El mundo perdido

En cualquier caso, hemos de intentar comprender varias cosas. En primer lugar, la novela ‘The Lost World’ (1995) de Michael Crichton ya era un relato bastante menos interesante e inteligente que su obra ‘Jurassic Park’. Así pues, y como es natural, la adaptación cinematográfica sufriría las consecuencias. De ahí que la película resulte incluso menos fiel a la novela de lo que ya lo fue el primer film respecto al libro original. Esto último quizás fue una maniobra de Spielberg para dotar a la cinta de la agilidad de la que carecía la tediosa obra literaria. De hecho, la novela se enfocaba de forma excesiva en la exposición de largas teorías sobre los fenómenos de la evolución y la extinción.

Y en segundo lugar, no es la primera vez que hablamos de los inconvenientes que pueden sufrir las secuelas de grandes películas. El tema se agrava al hablar de un film revolucionario y tremendamente icónico como ‘Parque Jurásico’, pura «cultura popular» desde el día de su estreno. Un film que rompió moldes en muchos aspectos y que significó un punto de inflexión importante en la historia del fantástico. Recordemos que asentó las bases definitivas para la implantación de los efectos digitales CGI en el cine. Además de su innegable mérito al ser el film detonante de la recuperación del fenómeno de los dinosaurios en el cine actual, un subgénero que se encontraba muerto. Todo eso fue con lo que ‘El mundo perdido’ tuvo que lidiar inevitablemente y afectándole en exceso.

El mundo perdido

En cualquier caso, y dejando a un lado estos inevitables inconvenientes, esta secuela presenta otros problemas. Uno de los mayores hándicaps es precisamente su irregularidad e indefinición. Si bien estamos ante un producto bastante sombrío, en otros instantes adquiere un carácter mucho más desenfadado de lo que la historia admite. Incluso el realizador y su guionista se toman la libertad de conferir a la cinta ciertas gotas de humor, algunas veces efectivo y otras demasiado forzado. Este humor no hace sino restar credibilidad al conjunto. Además se acentúa aún más si cabe con los excesos que impregnan la película. Excesos que no son del todo asimilados por la trama. Momentos como las guasas de los protagonistas pidiendo comida rápida a domicilio mientras están colgados de un precipicio a punto de morir sólo corroboran que la película queda dañada al tornarse, por momentos, en un producto festivo e inverosímil.

La cinta también deviene irregular porque, aun gozando de un correcto ritmo y de una amplia sucesión de «set pieces«, se queda estancada y le cuesta avanzar. Esto último se debe, posiblemente, al énfasis de Spielberg por ofrecer una secuela de mayor envergadura. En esta ocasión el director termina por rodar una grandilocuente continuación de contenido desproporcionado. Aquí tenemos un incontable número de personajes y un sobre exceso de situaciones que se encuentran sustentadas por un guión un tanto endeble. Esto da lugar a que la película quede algo saturada y no sepa muy bien hacía donde ir, cómo evolucionar y cómo finalizar. No obstante, no podemos negar que sus secuencias de acción también la convierten en un espectáculo bastante dinámico y eficaz.

El mundo perdido

Justo es reconocer que la historia es seductora. Amén de presentar ideas y momentos muy estimulantes. De hecho, la cinta logra asimilar un carácter propio que la aleja de la temática principal y del contexto del primer film. Si en aquella las criaturas del parque escapaban al control humano y los visitantes debían de huir de los ataques de los animales, ahora la situación se revierte. En esta ocasión son los animales los que huyen de ser capturados por un grupo de violentos cazadores contratados por Peter Ludlos (Arliss Howard), el perverso sobrino de John Hammond (de nuevo Attenborough en una breve aparición). Peter es ahora máximo mandatario de una InGen en bancarrota y pretende hacer caja exponiendo a los dinosauros en un zoológico de San Diego. Algo a lo que nuestros naturalistas protagonistas, cuya misión es documentar la isla y aislarla del ser humano, se opondrán rotundamente.

Esta nueva expedición se encuentra liderada por el carismático Jeff Goldblum interpretando, nuevamente, al matemático Ian Malcolm. El actor se alza esta vez con el protagonismo absoluto tras la ausencia del añorado Doctor Grant. En esta ocasión, un desaliñado y menos afable Malcolm se ha convertido en un hombre desconfiado. Un tipo mucho más maduro que aún sufre las consecuencias del incidente en la Isla Nublar. Sus problemas no hacen más que empezar cuando Hammond le confiesa que su pareja sentimental se encuentra sola y documentando especies en Isla Sorna, lugar de crianza de los dinosaurios antes de ser enviados al parque.

Esa confesión anterior es el modo en que nuestro protagonista parte hacia Isla Sorna. Acompañándole va su hija Kelly interpretada por Vanessa Chester. Además, a padre e hija les acompañan el experto en tecnología y telecomunicaciones Eddie Carr encarnado por Richard Schiff y el fotógrafo ecologista Nick Van Owen al que da vida Vince Vaughn. Todo el equipo se ve obligado a viajar hasta la isla con el fin de rescatar a la novia de Malcolm. ¿Y quién es ella? Pues la paleontóloga Sarah Harding a la que interpreta Julianne Moore. Todo se complica para nuestros protagonistas cuando aparece una segunda expedición: los cazadores de Howard liderados por Roland Tembo, un rudo cazador interpretado con solvencia por el siempre excelente Pete Postlethwaite. Su mano derecha también es un violento cazador, Dieter Stark, encarnado por el fenomenal Peter Stormare. Ambos actores posiblemente de lo mejor del reparto.

El mundo perdido

Partiendo de la base anterior, Spielberg logra sacar partido del argumento. Y lo consigue al mostrarnos una sucesión de secuencias verdaderamente maravillosas. Es cierto que no logran sorprender a un ya versado espectador, pero sí que resultan tremendamente espectaculares y potentes. Atención a todas las escenas de cacería filmadas con un pulso y un ritmo trepidantes, y que servirán como vehículo de presentación de multitud de nuevas especies de dinosaurio. Por supuesto no olvidar la estupenda secuencia del ataque de los Stegosaurus, el estresante instante de la embestida a la caravana al borde de un precipicio, o aquel estremecedor momento en el que dos Tiranosaurios devoran sin contemplaciones a cierto personaje. Y es que lo mejor de esta secuela son sus imágenes llenas de fuerza y garra, nunca mejor dicho…

Pero si hay un momento que se lleve la palma del espectáculo es la irrupción del Tyrannosaurus Rex en San Diego. Una delirante secuencia sacada totalmente de la manga por Spielberg. En cualquier caso, y a pesar de lo excéntrico del momento, estos últimos veinte minutos es lo que, para bien o para mal, convierten esta película en algo especial. No nos engañemos: resulta apasionante observar a un furioso Rex, magníficamente integrado en un entorno urbano, asaltando jardines de viviendas particulares o peleando contra autobuses en marcha. Todo un delicioso homenaje a las «monster movies» de los años 30. Por desgracia, el momento no se expone en pantalla con la seriedad que debiera. Comento eso porque, por instantes, se convierte en una situación incluso paródica que logra adquirir una incontestable fuerza visual gracias a una puesta en escena prácticamente perfecta.

Finalmente, ‘El mundo perdido’ es una adaptación cargada de licencias. Por una parte, retoma conceptos del primer libro que no llegaron a adaptarse en la cinta de 1993. Y, por otra, está plagada de personajes y nuevas situaciones totalmente ausentes en la segunda de las novelas. Un refrito no muy bien asimilado por cierto sector de la crítica y el público. Aunque ello no le impidió hacer en taquilla una merecida cifra de 615 millones de dólares de recaudación mundial.

El mundo perdido

En resumidas cuentas.
Finalizo esta crítica de El mundo perdido (Jurassic Park), una película mucho mejor de lo que se dijo en su momento. Además es infinitamente más amena que la obra homónima. Un producto copado por un amplio repertorio de momentos espléndidos cargados de buen cine de aventuras y de secuencias que, de un modo u otro, quedan en la retina del espectador. Un film de acabado técnico impecable que, de haber sido más escueto en algunos instantes y de haberse trabajado más en algunos apartados, posiblemente estaríamos hablando de una secuela muy superior al ya de por sí muy decente y recomendable producto final.

Tráiler de El mundo perdido (Jurassic Park)

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