El castor
Comparte con tus amigos










Enviar

En su tercera película como directora, tras ‘El pequeño Tate’ (1991) y ‘A casa por vacaciones’ (1995), Jodie Foster vuelve a colaborar con su amigo Mel Gibson. Ambos se unen para contarnos una historia sobre la depresión y sus consecuencias. Es hora de comenzar la terapia con… ‘El castor’.

“Soy el castor y he venido a salvar tu puñetera vida” (Walter Black/El castor)

Crítica de El castor

Emotiva película sobre la depresión y la incomunicación. En la cinta, el empresario Walter Black cae, sin motivos aparentes, en una profunda tristeza que lo inutiliza y anula completamente no ya como padre de familia… sino también como ser humano. Su caso además es extremo. Tan es así que se ve imposibilitado para comunicar lo que le pasa a su fiel esposa. Y el caso es que las cosas no le iban nada mal: tenía una buena familia, una buena empresa, dinero… pero la depresión es un hoyo en el que cualquiera puede caer en su interior. Un interior del que luego es muy complicado salir. Explicar los motivos de la misma no siempre es fácil, y más si como Walter parece que lo tienes todo conseguido. Esto lleva a la más profunda incomunicación con el resto, al aislamiento social y, en definitiva, a adoptar decisiones dramáticas.

En el caso del personaje interpretado por Mel Gibson, su estado depresivo da un giro radical cuando encuentra la vieja marioneta de un castor. Con una vida al borde del abismo, la vieja marioneta será usada como remedio “terapéutico” y como medio para expresar todos aquellos sentimientos que, en este caso en concreto, la persona depresiva se ve imposibilitado para comunicar. Poco a poco se convierte, por así decirlo, en “el otro yo” del personaje. Un «alter-ego» que le va permitiendo salir del pozo en el que se había metido. Sin embargo, y al mismo tiempo, le va impidiendo afrontar directa y personalmente sus propios demonios. Al final termina absorbiendo completamente toda su personalidad.

Jodie Foster parece no querer hacer una película fácil o una película para la galería con la inclusión de la marioneta y las gracietas que, naturalmente, ocasionarán determinadas situaciones con el monigote de por medio. Jodie deja claro en el film como esta supuesta “terapia”, que parece inofensiva, puede tener también sus graves repercusiones. Estas emergen siempre que uno no afronte realmente y mirando a la cara los motivos que le han llevado al abismo. En consecuencia, la oscarizada actriz realiza un destacado trabajo de dirección. Jodie es capaz de llevarnos de la tristeza a la alegría y de la alegría a la tristeza. Todo ello a través de un acertado libreto obra de Kyle Killen, quien originalmente concibió la historia de Walter Black y el castor como un relato corto.

En cuanto al elenco, Mel Gibson y Jodie Foster dan vida al matrimonio Black. Mel podríamos decir que tiene un doble papel. Por un lado interpreta al depresivo Walter Black. Y, por otro lado, da vida al atrevido “castor”. Su actuación es muy buena, francamente buena. Hay que destacar como cambia de voz por una más grave o vulgar, por definirla de algún modo, cuando habla a través de la vieja y gastada marioneta. En palabras de Jodie Foster: “Mel es un actor sobresaliente que puede hacer el lado cómico y el lado oscuro”. Respecto a Jodie poco tengo que decir. Personalmente es una actriz que me encanta y rara vez decepciona. Aquí cumple con total solvencia y sobradamente con su papel de fiel y preocupada esposa. Una mujer que intenta sacar adelante a su familia sacudida por esta inesperada problemática.

También es justo hablar de la pareja formada por Anton Yelchin y Jennifer Lawrence. Digo “pareja” porque los dos jóvenes viven su propia historia de amor en el film en paralelo a la historia principal. El tristemente fallecido Anton Yelchin interpreta al hijo mayor del matrimonio Black. Un hijo que no comprende la situación por la que pasa su padre y rechaza su actual estado de «debilidad». Jennifer Lawrence, descubierta para el gran público apenas un año antes en ‘Winters Bone’ (Debra Granik, 2010), se hace con el papel de animadora local que precisará la ayuda del personaje de Yelchin.

La joven pareja formada por Yelchin y Lawrence terminará por descubrir, a lo largo del film, que dentro de ellos hay más de lo que parece a simple vista. La relación entre estos dos personajes es por así decirlo “otra película dentro del propio film”. Así las cosas, Jodie Foster nos regala también dos películas en una. Finalmente, destacar la natural actuación del jovencísimo Riley Thomas Stewart como el hijo pequeño de los Black.

“Todo el mundo necesita un amigo y tú me tienes a mi” (Walter Black/El castor)

En conclusión.
Finalizo esta crítica de El castor, una película muy bien dirigida por Jodie Foster que nos regala dos historias al precio de una. Además, el film está francamente bien interpretado, destacando especialmente un Mel Gibson en estado de gracia y totalmente alejado de sus papeles más habituales de hombre duro y de acción. Si queréis ver un film sobre historias y problemas humanos como la depresión o la dificultad para comunicarse creo que podéis darle una oportunidad.

Tráiler de El castor

Escucha nuestro podcast