Cruzando la oscuridad
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Este fue el segundo film como director de Sean Penn tras ‘Extraño vínculo de sangre’. Estamos ante un intensísimo drama humano, bajo un guión ejemplar y una fotografía degradante. Un tremebundo descenso al infierno del alma humana que cuenta con descomunales interpretaciones por parte de todo su elenco, destacando el duelo entre el legendario Jack Nicholson y el siempre excelente David Morse. Es hora de cruzar la línea que separa el bien y el mal. Es hora de viajar junto a Freddy Gale en… ‘Cruzando la oscuridad’.

¿¡Quién lleva este jodido espectáculo!?

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Crítica de Cruzando la oscuridad

En 1994 los hermanos Weinstein crearon, casi de la nada, la compañía Miramax, gracias a la realización de films semi-independientes con grandes estrellas, films que hacían prevalecer el guión antes que el dinero, el caso más claro: ‘Pulp Fiction’ (Quentin Tarantino, 1994), es por ello que, un año después, no tuvieron reparo ninguno en poner en manos de Sean Penn todo lo que hiciera falta para que llevara a buen puerto su segundo trabajo como director, ‘The Crossing Guard’, en España conocida como ‘Cruzando la oscuridad’. El protagonista principal no podía ser otro que un buen amigo de Penn, el único e inimitable Jack Nicholson, uno de los gigantes de Hollywood.

11 millones de $ de presupuesto y Penn ejerciendo de director, co-guionista y productor. Pero aquí la vía para convencer a Nicholson (amigo leal para lo bueno y para lo malo) era el guión y el personaje de Gale: “Freddy Gale es un personaje sin maquillajes, sin vestuario, sin peluquería, sin cojeras ni acentos, voces, sin nada. Sólo emoción”. Palabra de Jack. Mientras tanto, Penn se regodeaba de tenerlo, aunque no a cualquier precio: “Jack solo quiere lo que es justo, y eso con él de por medio es mucho”.

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‘Cruzando la oscuridad’ es una demoledora aventura emocional que si te coge desprevenido puede romperte el alma, así de claro. Todo aquel que haya vivido una pérdida en primera persona sabrá de lo que hablo. Y lo mismo para todos aquellos que sepan valorar un drama de seres humanos auténticos, de personas reales. Su inicio es toda una declaración de intenciones. Penn combina escenas desgarradoras de una terapia de pérdidas familiares a la que acude Anjelica Huston, y otras de Nicholson en un bar de striptease con sus amigos perdedores, hablando con ellos de mujeres y vanidades. La mirada perdida de Nicholson avisa del recital que viene… A continuación: los créditos iniciales acompañados de “Missing” de Bruce Springsteen, y un hipnotizante Gale (Nicholson) caminando por las aceras de Nueva York rumbo a su joyería. Insuperable inicio.

El film comenzó su rodaje en febrero de 1994, y supuso el reencuentro entre Jack Nicholson y Anjelica Huston, quienes durante años fueron pareja en la vida real; de todo lo vivido entre ambos, Huston sacó un Oscar por ‘El honor de los Prizzi’ (1985) que dirigió su propio padre, John Huston, y que ¡cómo no! protagonizó Jack. Casi diez años después se reencontraban en momentos opuestos de su propia vida y, de nuevo, Anjelica explotaría todo lo vivido con Jack para dar una lección de interpretación (atención al primer encuentro en pantalla, en donde la cara de Huston a las interacciones de Nicholson son inenarrables).

No fue un rodaje fácil, la descomunal presión que Nicholson portaba sobre sus hombros al sumergirse en un rol tan cerca del abismo como el de Freddy Gale, unido a varias perdidas de amigos cercanos… hizo que Nicholson acabara estallando en mitad de una autopista cuando a punto estuvo de tener un accidente por culpa de un conductor despistado… la reacción de Jack: perseguirle hasta el semáforo más cercano, coger su palo de golf de grafito y destrozar el parabrisas delantero del kamikaze… Pero no todo fue malo aquel 1994, Jack recibió el premio AFI a la trayectoria profesional y los elogios fueron innumerables, llevándose la palma el emitido por Shirley MacLaine, partenaire en ‘La fuerza del cariño’ (James L. Brooks, 1984): “Jack primero te roba el dinero y luego la escena”. En abril, la cinta ya estaba concluida.

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A pesar de los elogios de crítica, la fecha de lanzamiento del film supuso su muerte prematura, estrenada en Acción de Gracias en Estados Unidos. Además, las Navidades tampoco le ayudaron, más bien, acabó siendo desahuciada por la competencia, conToy Story (John Lasseter) a la cabeza. Lo cierto es que han sido los años, los que han tenido que darle el calado que merece al film, una cinta que fue escrita por un Sean Penn en pleno resurgimiento como actor (fue rescatado por Brian De Palma en 1993 para ‘Atrapado por su pasado’), quien redactó el guión desde un suceso real: el de la muerte accidental de un hijo del cantante Eric Clapton. Penn lo escribió en una caravana, a mano y con la ayuda de una linterna. Noventa páginas de un libreto intenso y muy hablado. En los Oscars la película fue ignorada, pero Penn recibió el repunte definitivo a su carrera como actor con una nominación por su papel en ‘Pena de muerte’ (Tim Robbins, 1995).

Durante unos cuantos años, desde 1995 hasta 2012, ‘Cruzando la oscuridad’ permaneció desaparecida en nuestro país, ¿la razón? su distribución original en España corrió a cargo de Lauren Films, quien la sacó en formato VHS, pero que luego echó el cierre y dejó sus films en el limbo. Hasta que Emon compró los derechos y, junto con Suevia Films, reeditó la película en DVD.

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No hay ni una sola escena de más, ni un diálogo que sobre o un personaje que no encaje. ‘Cruzando la oscuridad’ es una grandeza permanente que muestra un realismo brutal y eternamente al filo. Los actores son palabras mayores. David Morse como un hombre que destrozó su propia vida una noche en la que sólo quería volver a casa (atención a la cicatriz de su frente). Anjelica Huston encarnando a una luchadora madre de familia que intenta seguir en pie a pesar de la pena y el dolor, y Jack Nicholson bordando todos los estados de ánimo que su personaje debe mostrar: confusión, certeza de lo correcto a pesar de lo terrible de su cometido, miedo, desaire permanente con todos y contra todos y, al final, comprensión y valor, valor para afrontar la pérdida. Sin duda, estamos ante una interpretación de “top” plagada de escenas memorables, como esa de Gale acudiendo a casa de Mary para avisarle de su próximo paso… Posteriormente sigue el recital, el primer cara a cara entre Gale & Booth que, a pesar de su carga dramática, bascula entre el humor negro y la ineptitud nerviosa. Gale olvida llenar el cargador de su pistola al ir a por un atónito Booth. Pero jura que volverá y que lo hará pronto; “Voy a darte tres días, tres días. Y entonces, puede que no olvide rellenar el cargador de esta pistola, hijo de puta”.

La música de Nitszche, acompaña las imágenes de forma perfecta. Desde el silbido del barquito de Emily, hasta la melancólica serenata que acompaña los actos de Freddy. Un trabajo crudo y absorbente que redondea el acabado visual del film.

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En resumidas cuentas. 
Finalizo ya esta crítica de Cruzando la oscuridad, un gran triunfo dramático de Penn. Un alzamiento inmortal como intérprete todoterreno de Jack Nicholson. Una obra humana, arriesgada y claramente a contracorriente. Verdadera, profunda y sentida. De obligado visionado.

La fuente: para la redacción de esta reseña se han utilizado datos de producción y declaraciones originales de personajes claves como el director (Sean Penn) y el protagonista (Nicholson) extraídas de la biografía escrita por Dennis McDougal sobre Jack Nicholson.

Tráiler de Cruzando la oscuridad

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