Coche policial
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En los años 40 y 50 se creó la RKO, una pequeña productora que, lejos de los grandes estudios, se dedicaba a reclutar jóvenes talentos en general que fueran aspirantes a actores, guionistas en potencia, directores en ciernes,… Como dijo en una ocasión uno de los grandes referentes de aquella empresa, un tal Robert Mitchum (y esta es su transcripción libre): “Quizás no tuviéramos talento. Era obvio que no teníamos dinero, pero lo que sí teníamos eran buenas historias y la decisión firme de querer contarlas”. En esa definición se engloba a la perfección esta película que ya mismo comento. Es hora de subirse al ‘Coche policial’.

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Crítica de Coche policial

Como mínimo es de una demoledora ironía que a Jon Watts, director de este film, su excelente labor detrás de las cámaras y en el libreto, le valiera la oportunidad de dirigir empresas mayores. Películas justamente de un género que parece estar matando las pequeñas historias: el de superhéroes. Concretamente, Watts se hizo cargo de la franquicia de Spiderman. El propio director aseguró en el Festival de Sitges que su primera misión fue la de encerrarse en una oficina a leer todos los cómics del Hombre-Araña. Dicho esto, vayamos ya directos a la reseña de ‘Coche policial’.

No esconde Jon Watts las potentes influencias de su película y, en general, del cine que quiere hacer. Así pues, tenemos un fuerte eco de los inicios en las road movies de Steven Spielberg con El diablo sobre ruedasy ‘Loca evasión’. También de piezas icónicas comoCarretera al infiernooNunca juegues con extraños’. Aquí tenemos a dos pequeños protagonistas y futuros aspirantes a “piezas” que se van de paseo un día cualquiera mientras juegan a repetir tacos o tapar los nidos de las serpientes. De repente, la tarde se pone jugosa cuando se topen de frente con un coche de policía. Un coche que acaban arrancando y poniendo en la autopista. Todo aquello que pasa por la mente de un niño cuando juegan en sus casas con un coche de policía… ¡¡se hará realidad!! hasta que el dueño del vehículo reclame su propiedad.

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En ‘Coche policial’ estamos ante una comedia de carretera (road-movie en inglés) con dos niños cuyos imposibles diálogos desde la más brutal sinceridad acaban robándonos el corazón. Todo eso hasta que hace acto de aparición el sheriff. Un Kevin Bacon sensacional con bigote, cojera y una voz en versión original que merece el gasto que uno haga por el film. Bacon mueve a su personaje entre la parodia y la paranoia. Y lo hace de forma genial, reclamando su lugar dentro de la industria como parte del mejor Hollywood de los años 80 hasta hoy. Un actor capaz de hacerte ‘Una tribu en la cancha’ o ‘Río salvaje’, y hacerlo todo con una convicción digna de elogio.

Frente a Bacon (también productor ejecutivo) tenemos a dos descubrimientos: James Freedson-Jackson (Travis) y, sobre todo, Hays Wellford (Harrison). Plenos de naturalidad, los dos zagales nos regalan un auténtico recital. Ojo a cuando deciden no jugar con la emisora del coche porque los reconocerán… porque la central conoce todas las voces de los policías (por cierto, la voz de la centralita de policía es la de Kyra Sedgwick, esposa de Kevin Bacon), o cuando uno de ellos apunta al otro con un rifle mientras le pide que no se “olvide” dispararle en el chaleco anti-balas. Ahora bien, no todo es diversión en este peculiar viaje. También llegará el momento de devolver “el juguete”. Será entonces cuando no sólo deberán preocuparse de la regañina del sheriff, o del castigo que recibirán de sus progenitores, sino de un tercero en discordia al que interpreta Shea Whigham.

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Como apuntaba un par de párrafos arriba, se le notan, y no los esconde tampoco, los heredados mecanismos narrativos a Watts. «Mecanismos» llevados a cabo desde la más absoluta libertad y sin ningún tipo de presión. Será misión imposible que la mala leche del humor que Watts muestra en este film pueda llevarla a la saga “Spiderman”, igual que la estupidez de la gran mayoría de los personajes, siendo los niños protagonistas, dentro de su inocencia, los más “listos” del lugar. Como dijo alguien, alguna vez: “Sólo el tiempo lo dirá”. De momento, disfrutemos de una pequeña joya como es ‘Coche policial’.

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En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de Coche policial, un film que es un viaje revelador de/y a la niñez. Una travesía en donde todos los implicados (tanto delante como detrás de las cámaras) quieren hacernos pasar un buen rato con una pequeña historia y sin más pretensiones que las de evadirse… de la misma forma que se evaden de su día a día los dos chicos protagonistas. Depende de nosotros mismos si el viaje que emprenderemos nos lleva a o no a alguna parte.

Tráiler de Coche policial

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