Las películas de El exorcista antes de Creyente
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“Quisiera que se acercara usted a la residencia, Damien, y trajera una sotana para mí. Dos salvas, una estola purpura y agua bendita. Ah, y también su ejemplar del ritual romano antiguo. Creo que debemos empezar… Es especialmente importante evitar todo diálogo con el Demonio. Solo haremos preguntas relevantes, todo lo demás es arriesgado. Es un mentiroso. El demonio es un mentiroso. Mentirá para confundirnos. Mezclará mentiras con verdades para atacarnos. Su ataque es psicológico. Y muy fuerte. Así que no le escuche. Recuérdelo: No le escuche”. Hoy repasamos una de las sagas más influyentes en el cine de género. Bienvenidos al siguiente especial…

Las películas de El exorcista antes de Creyente

Pocos films han tenido un calado y eco cultural del tamaño de El exorcista (William Friedkin, 1973). La película surgió de una novela de William Peter Blatty que no era ni mucho menos un best-seller nacional. La obra fue lanzada en 1971 y estaba basada libremente en un caso real sucedido en 1949.

Los elementos que hicieron a ‘El exorcista’ un film de drama y horror referencial fueron los siguientes: De un lado, el apoyo de Friedkin en el drama, la religión y la elección de dos mujeres indefensas ante fuerzas que desconocen. Y, del otro lado, su abrazo a un tipo de cine despojado de efectismos de género y muy en la línea deLa semilla del diablo (Roman Polanksi, 1968). Esquemas que serían totalmente retomados en la posterior La profecía (Richard Donner, 1976). Hablando coloquialmente, estaríamos ante la madre (la semilla) y la hija (la profecía) de ‘El exorcista’ de Friedkin.

Un éxito del tamaño de la obra de William Friedkin, incluso en una década en donde las secuelas eran algo totalmente desconocido, tenía que dar más réditos. Y así fue como Warner Bros/Fox, no tardaron en dar luz verde a una secuela. Una continuación titulada ‘El exorcista II: El hereje’, estrenada en 1977. John Boorman fue el director. Hablamos de un artesano de primer nivel. Un director británico que había llegado a Hollywood en los años sesenta con un film revolucionario en su estética como ‘A quemarropa’ (1967). Acto seguido se consagraría gracias a ‘Infierno en el Pacífico’ (1968) y ‘Defensa’ (1971).

Boorman ya había dejado en esas películas las suficientes pistas de que si no lo contralaban tenía tendencia a desbarrar. Esto último fue lo que le sucedió con la excesivamente kitsch ‘Zardoz’ (1974). Pero ni siquiera eso hacía presagiar cómo llegaría a tocar fondo de tal manera con ‘El exorcista II: El hereje’… El principal problema de la producción vino cuando William Friedkin y William Peter Blatty se bajaron del proyecto. Alegaron que la idea simplemente era seguir explotando la marca sin cuidar otros aspectos. En este sentido, la trama de la película intenta, por todos los medios, dar una explicación racional a la posesión de Regan.

A las ausencias de Friedkin y Blatty, tampoco ayudó que la propia Warner impusiera a Linda Blair firmar para la secuela en contra de su voluntad. Esto dio lugar a una actuación paupérrima de la joven, quien incluso se negó a retomar el maquillaje de la Regan poseída, siendo sustituida por una doble de cuerpo. A la que no pudieron obligar a regresar fue a Ellen Brustyn. Para minimizar su salida se contrató a un elenco de nombres imponentes a golpe de talonario: Paul Henreid, Richard Burton, Ned Beatty, James Earl Jones, Louise Fletcher, la vuelta de Kitty Winn y, a modo de flashbacks, de Max Von Sidow… Pero, a pesar de los grandes nombres, ‘El hereje’ es una de las peores secuelas de la historia del cine. La película enterró durante más de una década las posibilidades de explotar el fenómeno Pazuzu en cines.

Más allá del marketing, la sobreexplotación de la marca y la apropiación cultural del mismo… llegó también la saturación y parodia de las secuencias claves de la obra original. Parodias incluso perpetradas por una muy perdida, tanto en su vida laboral como personal, Linda Blair. No hay más que recordar la infame ‘Reposeída’ (Bob Logan, 1990).

En 1990, la posición de Warner Bros no era lo suficientemente fuerte como para imponer nada a los responsables de ‘El exorcista’. Así que tuvieron que plegarse a todas las exigencias de William Peter Blatty para seguir amasando dólares a costa de su obra. Blatty elegiría el casting, escribiría el guión, produciría la nueva película, tendría derecho al corte del montaje y sería el director. Con todos esos requisitos aprobados, Blatty lograría dirigir su segundo film para cines tras ‘La novena configuración’ (1980). Así surgió ‘El exorcista III’.

El punto de partida era realmente potente. Aquí se traía de vuelta al mundo de los vivos a Jason Miller. El anterior Padre Damien Karras daba vida ahora a un personaje cuya revelación es la clave del film. Además, se incorporaba una subtrama con un asesino en serie interpretado por Brad Dourif cuya mano parecía guiada por alguien del otro lado. Y, para rematar, se traía de regreso del film original al teniente Kinderman. Su trabajo era la de unir la figura de un desconocido ingresado en un psiquiátrico con la del asesino. Este nuevo Kinderman era interpretado por el siempre excelente George C. Scott, sustituyendo al ya fallecido Lee J. Cobb.

Sin llegar a igualar al film original, ‘El exorcista III’ se rebeló como la verdadera secuela inmediata de aquella. En esta ocasión, sí que se respetaban y rellenaban los huecos dejados por la obra de Friedkin. El problema en ella fue el peso del legado de la película de 1973 y sus números en taquilla. Después de una primera semana donde el film se subió al primer puesto del box office, el hundimiento fue instantáneo. No ayudó tampoco que Blatty saliera rápidamente aireando que la Warner Bros/Fox, tras unos pases de prueba dudosos, había retocado la edición de la cinta sin su consentimiento. Esto último provocó que, en 2016, cuando el material parecía perdido, se recuperase y lanzase de tapadillo bajo el título de ‘Legión’. Supuestamente, esa cinta recoge el montaje autorizado por Blatty. Sin embargo, nunca se ha comercializado en España.

Mucho mejor no les fue tiempo después a las adaptaciones que vendrían. Ya la temática de exorcismos comenzaría a verse como un subgénero muy trillado. Por si fuera poco, las películas bebían continuamente del original de Friedkin para entregar propuestas claramente inferiores, algunas incluso tremebundos bodrios. Los exploitations de ‘El exorcista’ se contaban por cientos.

Esto nos lleva al año 2003 y a un nuevo intento de explotar el aniversario del original. El elegido fue Paul Schrader, que es de todo menos un cineasta convencional. Fue él quien se puso detrás de las cámaras de ‘El exorcista: El comienzo’. Cuando la Warner Bros vio lo rodado ¡entraron en shock! No había terror vendible, ni jumpscare, ni cabezas girando, ni tampoco vómitos. Claramente no era la cinta que ellos querían. Esto provocó el despido fulminantemente de Schrader. En su lugar se contrató a un tipo que se mostraba abierto a rodar lo que la Warner/Fox querían y que, además, tenía experiencia en el terror comercial. Nos referimos a Renny Harlin.

El guión de ‘El comienzo’ se centraba en los hechos presenciados por el Padre Merrin (Stellan Skarsgard) antes de los eventos de 1973, durante su estancia en África. Allí fue el lugar donde tuvo su primer encuentro con Pazuzu. Pero una vez corrida la voz del caos que había sido el primer rodaje con Schrader, la película ya estaba muerta antes de nacer. En una jugada pocas veces vista, la Warner Bros, quiso apoderarse y aprovecharse del morbo de las dos películas. Para ello lanzaron una seguida de la otra. La segunda, la no aceptada en primera instancia, con la coletilla de ‘La versión prohibida’.

Por el camino de los cincuenta años de la insuperable obra primigenia, William Friedkin visitó Roma. En la ciudad vaticana grabó un documental sobre uno de los sacerdotes que inspiró la obra de Blatty: El padre Grabiele Amorth. El título del documental fue ‘The Devil and the Father Amorth’ (2017). Esta propuesta era una disertación sobre la religión y las diferencias entre el extremo catolicismo, las heridas autoinfligidas, el verdadero exorcismo y casos relacionados con la salud mental. Continuando con la figura del padre Amorth, y sin abandonar los exorcismos, en el mismo 2023, un imposible Russell Crowe se puso al frente del reparto de El exorcista del Papa (Julis Avery).

Hasta la fecha, y antes de El exorcista: Creyente (David Gordon Green, 2023), la figura de Pazuzu y las posesiones originales solo volverían en formato serie con la adaptación a cargo de Jeremy Slater bajo el amparo de Fox Studios. Me refiero a The Exorcist (2016-2018). Ahora falta ver si los planes de David Gordon Green para lanzar una trilogía tomando como inicio la cinta ‘Creyente’ llegan todas hasta la gran pantalla. De momento, su primer intento ha logrado buenas cifras en taquilla, pero ni los críticos, ni tampoco los fans, parecen entusiasmados con el camino tomado por Gordon Green. Otro debate sería el de cuantos están tomándose venganza contra el director por cómo finalizó su anterior saga, ‘Halloween’. Y, sobre todo, por cómo se adueñó de la marca ‘El exorcista’, prometiendo que su trilogía sería la verdadera continuación del film del ya fallecido William Friedkin.

Y hasta aquí hemos llegado con este repaso especial a Las películas de El exorcista antes de Creyente. Que el poder de Cristo os ayude. Saludos y recuerden: ¡No escuchen al Demonio!

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