El exorcista del Papa
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Según algunas estadísticas religiosas, el 98% de las supuestas posesiones diabólicas son falsas… pero el 2% restante son terriblemente reales dejando en total fuera de juego a médicos, psicólogos y psiquiatras. En estos tremebundos casos es cuando se ve obligado a intervenir ‘El exorcista del Papa’.

“Cuando nos mofamos del Diablo y más creemos que no existe… más contento está” (Padre Gabrielle Amorth)

Crítica de El exorcista del Papa

Al frente de esta nueva película de exorcismos encontramos a Julius Avery, un director que se está trabajando una filmografía ciertamente interesante. En la misma es de apreciar como va tocando diferentes géneros sin miedo al fracaso. ‘Son of a Gun’ (2014), Overlord (2018) y Samaritan (2022) son buena prueba de esto que comento. Esta tripleta se convierte ahora en un trébol de cuatro hojas con ‘El exorcista del Papa’. En esta última película, el director mantiene su seña de identidad. De esta manera, nos sigue ofreciendo imágenes ciertamente poderosas y poco o ningún miedo a mostrar escenas violentas y sangre.

Entre las escenas que acabo de comentar tenemos las típicas de los exorcismos. Ya sabéis: empujones sobrenaturales, inversión de crucifijos, escorzos varios, aportes y mucho más… Por si fuera poco, en el tramo final se nos ofrecerá lo mejor del repertorio con dos apariciones tremebundas y aberrantes. Una totalmente cubierta de sangre y la otra corrompida y profanada. También hay alguna escena de efectos especiales que merece rescatarse como la doble pupila del niño endemoniado o las escrituras en el cuerpo heredadas deEl exorcista (William Friedkin, 1973).

Expuesto todo lo anterior, bien podemos calificar de cumplidora la parafernalia visual que Avery nos regala aquí. Aunque personalmente entiendo que se le podía haber sacado mucho más jugo a la oscura abadía y su entorno. De todo esto apenas se nos muestran 3 o 4 estancias, la capilla y el sótano… Se desaprovecha así una gran oportunidad para haber conseguido una ambientación más tétrica e inolvidable apuntalando el global del film.

Respecto al libreto, hasta tres escritores han metido mano al guión de ‘El exorcista del Papa’. Me refiero a Michael Petroni, Evan Spiliotopoulos y R. Dean McCreary. De esta tripleta, el único novato es McCreary. Tanto Petroni como Spiliotopoulos son veteranos en estas lides terrorífico-sobrenaturales. El primero ya sabe bastante de exorcismos, puesto que escribió el interesante libreto deEl Rito (Mikael Hafström, 2011). Y el segundo se hizo cargo de la dirección y el guión de Ruega por nosotros (2021). Así pues, no estamos ante unos primerizos y esto se nota. Por consiguiente, el guión está bastante bien resuelto y se aprecia que conocen el material trabajado.

Hablando del material… tampoco hay que romperse mucho la cabeza a la hora de escribir un libreto para un film de exorcismos. En todas estas producciones asistimos a una confrontación “física” y verbal entre un sacerdote y un endemoniado. En estos casos, las líneas del script se llenan de rezos, blasfemias, amenazas, insultos, invocación del poder de Dios, búsqueda de la debilidad del rival,… Esto último es algo en lo que se hace especial incidencia no presentando a los sacerdotes como “hombres rectos y perfectos”. En definitiva, toda la parafernalia literaria está en ‘El exorcista del Papa’ en la parte centrada en la confrontación entre Amorth y el niño poseído. Así pues, y por esta banda, ninguna sorpresa y más que menos recibimos lo esperado.

Completando lo expuesto hasta aquí, en este film hay dos novedades con respecto a las cintas del subgénero de exorcismos. Por un lado está el hecho de coger la figura real del fallecido Padre Amorth para llevar a cines uno de sus más terroríficos expedientes. Algo a imagen y semejanza de lo hecho por James Wan con Ed y Lorraine Warren en su “The Conjuring Universe”. Y, por otro lado, los guionistas también tratan de marcar la diferencia con otras películas de este estilo incorporando otra subtrama. Esta otra línea argumental resulta bastante curiosa e interesante y, de alguna manera, enriquece el global de la historia. La misma se centra en el misterio que oculta la abadía y en el verdadero plan trazado por el demonio que ha poseído al pequeño. Toda esta subtrama se resume en la siguiente frase: “Nuestros pecados nos alcanzarán”.

El encargado de dar vida al padre Amorth es Russell Crowe. El oscarizado actor nos entrega a un sacerdote experto y autoritario en sus temas, con cierto aire socarrón y cercano, y mucha irreverencia para aquellos eclesiásticos que se creen por encima de él. Verlo conduciendo su vieja Lambretta es, sin duda, una de las imágenes del film. Al respecto de si ha sabido replicar la personalidad de Amorth, dejo estas palabras de Carmen Porter recogidas de su cuenta de Twitter. La periodista lo trató directamente en su paso por Cuarto Milenio: “Me han invitado a ver la película y me ha sorprendido como han captado el carácter, la sorna y la valentía del padre Amorth. Me acuerdo muchas veces de las anécdotas que nos contó en plató”. Por último, resaltar que Crowe habla en inglés e italiano y no se defiende nada mal en este último idioma.

Mano a mano con Crowe está Daniel Zovatto encarnando al Padre Esquibel, un sacerdote español que reclamará auxilio ante un caso que le viene muy grande. No hace mal papel Zovatto que le da buenas réplicas a Crowe compartiendo experiencias y pecados. Además, llegado el momento, deberá mostrarse firme… Dentro del Vaticano es obligatorio hablar de su cabeza visible: el Papa. Y mucho ojo porque en este rol tenemos nada más y nada menos que al mítico Franco Nero. Al principio pensé que su papel sería un mero cameo expendable… pero, vista la película, tiene más apariciones de las que yo había pensado inicialmente. En su performance destaca, sobre todo, su tranquilidad al abordar tan importante rol. Dignas de mención son las escenas que comparte con Russell Crowe mostrando ambos una gran camaradería y respeto.

Por último me detengo brevemente en la familia afectada por la posesión. Aquí tenemos una buena labor de Alex Essoe como la sufrida madre (Julia), Laurel Marsden se adapta a su papel de rebelde hija adolescente que cae mal (Amy) y, finalmente, Peter DeSouza-Feighoney es el hijo pequeño (Henry). Al respecto de este último decir que debuta en cines y lo hace notablemente en una doble interpretación. Por una banda nos muestra a un chaval silencioso y encerrado en sí mismo… y, por otra banda, clava sus gestos de maldito y poseído con una gran veracidad. Su performance la completa Ralph Ineson poniendo la macabra voz del demonio que ha poseído a Henry.

“¡Traedme al cura!” (Henry)

En conclusión.
Termino esta crítica de El exorcista del Papa, una nueva entrega del cine de exorcismos que sirve para recordar y rendir homenaje al Padre Amorth. Al margen de esto, también se aprecia un claro intento de entregar una trama que vaya más allá de la práctica del espeluznante ritual tantas veces representado ya en cines.

Tráiler de El exorcista del Papa

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