Wish: El poder de los deseos
El Reino de las Rosas es un país sumamente especial que se encuentra en una isla del mar Mediterráneo. Su gobernante, el rey Magnífico, le abre sus puertas a todos los que quieran establecerse. ¿Y por qué la gente busca vivir ahí? Porque una vez llegas tienes la opción de entregar tu mayor deseo a Magnífico ¡quien tiene la potestad de hacerlo realidad! Pero las cosas no son tal cual aparentan. Y esto es algo que descubre Asha, una joven que aspira a convertirse en la ayudante del rey hechicero. Es más, la realidad es tan terrible que ambos se convierten en enemigos: Asha luchará por revelar la verdad y el rey Magnífico por ocultarla. (Cineycine).
Disney opta por celebrar sus 100 años de fundación con este Clásico tan particular. Este film usa como base los deseos, que siempre han sido el eje de la compañía. Y lo hace a través de esta historia en la que se incluyen muchísimos homenajes a sus películas pasadas. Y como gran marco y mayor honor se toma a España como el país inspirador para el Reino de las Rosas. Adentrémonos ya mismo en lo que nos ofrece ‘Wish: El poder de los deseos’.
Clásico 62
Crítica de Wish: El poder de los deseos
Aunque parezca increíble, hay que retroceder hasta ‘Enredados’ (2010) para encontrar en los films animados de Disney su estilo tradicional harto conocido. Me refiero a esas historias basadas en cuentos de hadas, fábulas y/o libros famosos. Historias desarrolladas como musicales y con un villano definido. A partir de entonces, la compañía se basó en ideas originales y/o las desarrolló teniendo en cuenta ciertas culturas. Algunas producciones eran musicales y otras no. El caso es que se alejaron de lo que les distinguía y favorecía para, en cambio, terminar pareciéndose (en varios casos) a lo que ofrece Pixar.
En el caso de ‘Wish: El poder de los deseos’, tenemos un producto que abraza todo lo que es Disney. Estamos ante una película cuyo núcleo son los deseos: ¿Y qué es Disney sino una compañía cuya aspiración gira en torno a desear y ver cumplidos los sueños? Es más, la letra de la canción “La Estrella Azul” de ‘Pinocho’ (1940) va justamente sobre eso. Y es la canción que la empresa ha adoptado y sus notas se escuchan siempre durante la presentación del logo Disney al inicio de cada film.
Como se puede leer en la sinopsis, la película se basa en el concepto de un cuento de hadas. A través de la narrativa se apreciarán muchísimas referencias al pasado de los Clásicos. Esto se puede tomar, literalmente, como los guiños/homenajes que son o, si uno se quiere poner el sombrero de conspirador, se puede imaginar que ‘Wish’ es el film original sobre el que se basaron el resto de las producciones: “el proto Clásico”.
La música es otro gran apartado a destacar. Haciendo un breve repaso, para quienes no lo sepan, Disney tenía planeado hacer un Clásico titulado ‘Gigantic’ en 2018 (basado en Jack y las Habichuelas Mágicas) que se desarrollaría en España. Sin embargo, quedó cancelado. Ahora las hadas han querido que España, como localización geográfica, se retomara… y aquí estamos. Como colaborador para la música, y las coreografías, contaron con el bailarín español Antonio Najarro. Así se deja claro, desde el mismo comienzo de la historia, que la danza española y el flamenco están fusionados con pasos contemporáneos y clásicos.
La animación es superior. Es la primera vez que tenemos un producto así por parte de Disney. Y ojalá no sea el único… ya que este apartado sería el ideal para distinguirse completamente de Pixar y cualquier competencia. Evidentemente es una animación hecha por ordenador. Pero, al mismo tiempo, su diseño se basa en la animación tradicional. Es casi como ver en movimiento 3D dibujo tradicional… y uno ciertamente hermoso. Respecto a la ambientación, el diseñador de producción viajó hasta España para inspirarse en diferentes localizaciones. Lugares que van desde la Alhambra de Granada hasta el Alcázar de Sevilla. De hecho, el castillo del rey Magnífico se basó específicamente en la Torre del Oro (construida a principios del siglo XIII). Personalmente puedo dar fe de ello… ya que no solamente he estado de visita en la Alhambra, sino que también llevo varios años viviendo en Sevilla.
Les parecerá curioso que me haya dedicado tanto en esta reseña a valorar todo menos el contenido en sí mismo de ‘Wish’. Esto es porque, muy lamentablemente, es el peor apartado con diferencia. Empezando por la protagonista femenina en Asha (Ariana DeBose). Ella no destaca en nada de muchísimas de sus predecesoras. Y es que desde Rapunzel casi todas sus heroínas cuentan con la misma personalidad. Esto es: jóvenes adorables, torpes, hacen muecas, meten la pata al hablar,… Personalidad encapsulada a la perfección en Anna de ‘Frozen’ (2013). Y si a esto le añadimos que Asha no cuenta con una personalidad fuerte, o una sola característica única, la gran mayoría de los fans se olvidarán hasta de su nombre.
Acompañando a Asha tenemos a Valentino (Alan Tudyk), la cabra animal de compañía (cabe recordar que Esmeralda de ‘El Jorobado de Notre Dame’ ya tenía una) con el tópico de ser adorable pero con voz grave. Y también está Estrella, la tierna y muda estrella de los deseos.
El reparto de personajes que rodean a Asha son tan olvidables como ella. Su familia está formada de su madre Sakina (Natasha Rothwell) y su abuelo Sabino (Víctor Garber). Ambos apenas tienen tiempo en pantalla. Y sus amigos son un homenaje a los siete enanitos de Blancanieves, tanto en los colores de la ropa como en una característica propia que los hace únicos. Sin embargo, con la excepción de Gabo (Harvey Guillén) por gruñon y Dahlia (Jennifer Kumiyama) por ser la mejor amiga de Asha y tener mayor tiempo en escena, no recuerdas a ninguno y mucho menos sus nombres.
Quizás el único personaje secundario que resulta relevante es la reina Amaya (Angelique Cabral). No obstante, cuenta con un mínimo de presencia. Y esto dice mucho de la labor de la actriz o, por el contrario, deja al descubierto lo pésimamente desarrollados que están el resto del elenco… Quien sí brilla es el villano, el rey Magnífico (Chris Pine). De hecho, es el verdadero protagonista y fundador del reino. La trama gira en torno a él y hace honor a su nombre. Es apuesto, maquinador, manipulador, tiránico… y todo esto bajo la apariencia de un honorable rey. Y es que, de hecho, él cree en realidad que hace todo por el bien de su pueblo. Sin embargo, su modo de ver las cosas es totalmente fallido… y según va viendo que su poder peligra va degenerando progresivamente.
Conclusión.
Acabo esta crítica de Wish: El poder de los deseos, no es la gran película meritoria para celebrar los 100 años de Disney. No le han sabido sacar al proyecto todo el provecho que el material le presuponía. En cualquier caso, para nada es un mal film y cuenta con elementos muy destacados… pero como experiencia no llega a trascender. En todo caso, su valor como Clásico, el hecho de retomar las raíces de Disney y tomar a España como ubicación geográfica la convierten en una cinta algo más que curiosa y merecedora de verse.
Tráiler de Wish: El poder de los deseos
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