Transformers: El último caballero
Tras la marcha al espacio de Optimus Prime, en busca de sus creadores, la Tierra se ha convertido en un campo de batalla en el que los diferentes países persiguen tanto a Autobots como a Decepticons. Sólo unos pocos, con Cade Yeager a la cabeza, siguen confiando en los compañeros de Prime y luchando a su lado. En estas circunstancias, una reliquia de gran poder de la época del Rey Arturo se revelará como vital para la suerte del planeta. (Cineycine).
El gran líder Optimus Prime nos ha abandonado. Autobots y Decepticons son ahora perseguidos y sólo unos pocos se atreven a proteger el legado de Prime. En estos tiempos oscuros toda la verdad, y las viejas leyendas, serán reveladas y surgirán nuevos peligros. Llegó el momento de conocer a… ‘Transformers: El último caballero’.
“Sin sacrificio no hay victoria” (Sir Edmund Burton)
Crítica de Transformers: El último caballero
Aunque estas películas Transformers no lleven el número en el título, cabe decir que “El último caballero” es la quinta entrega de la franquicia y en ella la desmotivación ya es evidente. Desmotivación muy clara es la que se puede apreciar en la dirección de Michael Bay. El espectacular realizador queda muy lejos de asombrarnos como en sus grandes shows pasados. Aquí parece haberse limitado a poner la cámara en “piloto automático” y a que sea el bueno de Mark Wahlberg el que intente tirar del carro. No hay en esta película ni una sola escena memorable para el recuerdo de la franquicia. Nada de lo visto aquí supera a los anteriores films. Por si fuera poco, los combates entre Autobots y Decepticons son tan breves que no les sacamos jugo alguno.
La película dura 149 minutos que están al ochenta o noventa por ciento repletos de una acción que no engancha en ningún momento, y un humor estilo “Bay” que se nota agotado. En consecuencia, y quitando el primer tercio del film (realmente bueno), uno termina por sentir cada minuto del reloj.
El guión es una caja de Pandora que parece haber sido escrito por Roland Emmerich y Dean Devlin en uno de sus «grandes momentos». Digo esto por la cantidad de desmesuradas fantasías e incoherencias científicas que se presencian en la película, especialmente en el clímax final (ni siquiera Emmerich llegó tan lejos en ‘Independence Day: Contraataque’). Un clímax que cierra un ciclo, pero que deja claramente frentes abiertos que, a lo mejor, nunca veremos cerrados.
Y el caso es que el libreto (escrito por Art Marcum, Matt Holloway y Ken Nolan) tiene un buen arranque enlazando la mitología de los Transformers con la época del Rey Arturo. Pero a partir de ahí el tema a los guionistas se les va de las manos. Al final terminan por ir mezclando de manera atolondrada en una batidora conceptos tales como: el Apocalipsis de la Biblia, la segunda guerra mundial, el planeta Cybertron e incluso Stonehenge. Todo ello con una acusadísima entrada y salida de personajes. Y con el retorno de otros cuya aportación resulta intrascendente y que hace que te preguntes: “¿para qué”?…
Por otro lado, los auténticos protagonistas de la función (los Transformers) pasan a un claro segundo plano. En esta entrega los protagonistas humanos toman el mando. Al lado de ellos nos presentan a una irritante versión de “C3PO” (Cogman) que hace las veces de mayordomo para todo del personaje de Anthony Hopkins. Esto provoca que las apariciones de auténticos mitos como Optimus Prime o Megatron se vean relegadas casi a meros cameos, especialmente el primero de ellos, cuyas escenas en el film son muy limitadas aunque estratégicamente bien insertadas.
Sí que es de aplaudir, una vez más, todo el tema de la acción y la recreación de los Autobots y Decepticons con ensamblajes rápidos y perfectos. Ahora bien, es lo que comenté al principio… en estos apartados el nivel de las anteriores entregas ya era excelente, con lo que superarlo era misión imposible y esto no se consigue. Los buenos ensamblajes y el aspecto de los Transformers se mantiene, pero no así la acción que deviene perjudicada por dar más cancha a los humanos. Además, tras ver la película, no queda ninguna secuencia para el recuerdo. En este sentido, lo ofrecido en ‘Transformers: El lado oscuro de la Luna’ sigue en lo más alto.
“Dos mundos colisionan, sólo uno sobrevive”… Cuando los muchos chocan.
Pasando a comentar las actuaciones destacan los innegables esfuerzos de Mark Wahlberg que se deja la piel, desde un punto de vista físico, para tirar del carro de esta entrega. También suelta alguna buena frase en su repertorio. Sin duda que Wahlberg es lo mejor del film. A su lado van apareciendo y desapareciendo otros intérpretes con los que es difícil conectar debido a eso, a sus abruptas entradas y salidas. Quien más acusa este efecto es Isabela Moner. La jovencita empieza bien, con mucha fuerza y cuando más cerca de ella estamos es cuando Bay la saca fuera… no volviendo a aparecer hasta el tramo final ya casi de manera anecdótica. Otro al que le viene a pasar lo mismo es a Jerrod Carmichael como Jimmy, el típico gracioso/pesado que, al contrario que a Isabela, te alegras de perder de vista…
Otras caras nuevas en la franquicia con papeles importantes son las de Anthony Hopkins y Laura Haddock. Hopkins, zorro viejo, detecta a la primera el estilo festivo del film y se dedica a pasarlo bien. Todo ello sin darle mayor trascendencia a su rol de Sir Edmund Burton, un aristócrata inglés y custodio de grandes secretos. Respecto a Laura Haddock resaltar que ha sido maquillada y peinada buscando claramente un cierto parecido con Megan Fox… su papel de la doctora en Historia, Vivian Wembley, es importante en la trama. Sin embargo, la realidad es que llama más la atención por el intento a toda costa del realizador de emparejarla con el personaje de Mark Wahlberg.
Regresan a la saga Stanley Tucci, Josh Duhamel y John Turturro. Tucci vuelve pero interpretando a otro personaje ¡ni más ni menos que al mítico mago Merlín! (eso sí, un Merlín un tanto peculiar y no exento de gracia). Duhamel retorna, una vez más, sin chispa alguna como el Coronel William Lennox. Finalmente, Turturro a lo suyo, al histrionismo que siempre ha caracterizado sus intervenciones en esta franquicia. Para colmo, y en esta ocasión, poco más hace que dar gritos por teléfono en ropa de playa…
El apartado de voces de los Transformers viene liderado por enésima vez por el mítico doblador Peter Cullen (Optimus Prime). A su lado nombres destacados como los de John Goodman (Hound), Steve Buscemi (Daytrader), Omar Sy (Hot Rod) o Ken Watanabe (Drift). Por su parte, Frank Welker sigue poniendo la voz a Megatron.
En conclusión.
Hora de finalizar esta crítica de Transformers: El último caballero, un film que decepciona mucho y que se convierte por derecho y méritos propios en la peor entrega de la serie. Es de esperar que la próxima película dedicada a Bumblebee retorne a la buena senda y lo haga cargada de todo el entusiasmo y ganas que aquí parecen no haber existido.
Tráiler de Transformers: El último caballero
Escucha nuestro podcast
El viaje de acido de Michael Bay, David menciona que Independece Day: Contraataque, pero creo que esto es mucho mejor que aquello (entiendase mejor dentro de otros parametros), el film de Bay se la pela en coherencia, desarrollo narrativo y dramatico, lo que le mola es sacar la artillera y cuanto mas bizarra mejor, que va desde Cogman hasta una locura con el Rey Arturo de alguna ocurrencia de algun guionista hasta arriba de LSD.
Ya desde la mera intencion de buscar cualquier detalle sobre sentido comun en esta pelicula, hace explotar literalmente, la cabeza a cualquiera 😀