Timeline
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Hacia el final de su carrera como realizador, y tras habernos dejado obras tan reconocidas como ‘Superman’ o ‘La profecía’, el mítico Richard Donner adaptó uno de los libros menores de Michael Crichton. A priori, parecía que director y escritor tenían entre manos una combinación de éxito. Sin embargo, el resultado final no fue el esperado, ni para uno ni para otro. Hoy nos toca, como a sus personajes, viajar al pasado para redescubrirlo e intentar salvarlo en ‘Timeline’.

“Acabo de enviarla con los franceses, ¿Cómo es que la tienen los ingleses?” (Marek)
“Es la historia” (Profesor Johnston)
“Pues la historia va a cambiar” (Marek)

Crítica de Timeline

Durante los últimos años de su carrera como realizador, Richard Donner no estuvo demasiado activo en comparación a décadas pasadas. De 1995 en adelante tenía tan solo tres películas estrenadas: ‘Asesinos’ (1995), ‘Conspiración’ (1997) y ‘Arma letal 4’ (1998). A partir de ahí, su filmografía pareció quedarse estancada. Pero se le presentó una nueva oportunidad: la adaptación una de las novelas menores de Michael Crichton. Me refiero a ‘Timeline’. Así, y a principios de los 2000, con el cine de ciencia-ficción en estado de gracia, Donner regresaba a un proyecto sencillo, sin demasiadas pretensiones y de dinero fácil. Además, el nombre Michael Crichton era cierto sinónimo de éxito en la industria. Y eso a pesar de algunos fracasos como lo fueEsfera (Barry Levinson, 1998).

El rodaje para Donner fue fácil contando con un presupuesto holgado de 80 millones $ para este tipo de propuesta. Incluso tuvo una cierta libertad creativa trayéndose a Jerry Goldsmith. Pero los problemas vinieron cuando el film entró en post-producción. Ahí Crichton le echaba en cara a Donner, y a sus guionistas, que la película tomara un camino excesivamente hollywoodiense y pirotécnico. También criticaba el cambio en algunos aspectos de determinados personajes como el de Anna Friel. Al final, Sherry Lasing (presidenta de Paramount) obligó a Donner a recortar metraje haciendo la cinta más corta y “asequible”. Para colmo, la score de Goldsmith fue desechada, siendo sustituida por la de un joven Brian Tyler. Todas estas incidencias terminaron haciendo mella y la película acabó destrozada por la crítica y fracasando en taquilla.

El paso del tiempo siempre suele ser la mejor balanza en casos de films problemáticos y machacados en su origen. Tal y como se suele decir: “el tiempo es ese juez supremo que da y quita razones”. Y, en este caso, ‘Timeline’ no deja de ser una producción con algo de encanto. No es una gran ni una destacada película, pero sí que tiene ese saborcillo a cine de aventuras y sci-fi de finales de los 90 que, personalmente, me ha valido.

También hay que reconocer que Richard Donner, más que un autor, era un artesano sumamente competente. Un director que, cuando demostraba su portento, era capaz de sacar lo mejor de sí mismo… incluso en sus obras más menores. Donner era solvente y capacitado, a pesar de que la cinta que nos ocupa no sea una de sus películas de referencia. En ‘Timeline’ se entrega a la causa del entretenimiento más sencillo posible. Y esto, quizás, porque era consciente de la posterior intromisión del estudio y las quejas de Crichton dañando al proyecto. En cualquier caso, sólo su buen hacer termina por darle a ‘Timeline’ cierta coherencia. Además, su planteamiento fue siempre que las set-pieces fueran lo menos CGI posibles… en una época en la que los efectos generados por ordenador ya eran una novedad. Otro aspecto a destacar en lo visual es la decente fotografía de Caleb Deschanel.

Por otro lado, quedan expuestas nuevamente las incoherencias o lagunas siempre presentes en el cine de viajes en el tiempo. Un ejemplo sería el hecho de que si sucede algo en el pasado esto afecta al futuro. En este sentido, en ‘Timeline’ quedan cabos sueltos en esa mitología. Me refiero a ciertos agujeros de guion como, por ejemplo, el tema del villano del film. Su revelación se antoja sacada de la chistera e incluso el propio film obvia el tema hasta que toca el concepto. Aquí también se aprecia la tijera en cuanto al montaje se refiere… Y la tijera se vuelve a notar en varios personajes y sucesos de la trama. Al citado caso del villano se sumaría el personaje de Lady Claire, interpretada por Anna Friel. Tanto ella como el malo quedan demasiado desdibujados de cara a la narrativa comparada con el libro.

El casting, por aquel entonces, promocionó mucho a un actor que se había dado a conocer en películas juveniles. Me refiero a Paul Walker. Otro que también estaba despegando era Gerard Butler. Ambos dan vida, respectivamente, a Chris (el hijo del profesor Johnston) y Andre Marek (su asistente). Los dos resultan ciertamente convincentes. En cualquier caso, Walker resulta mejor parado porque su personaje literalmente es el prototipo de lo que haría en casi toda su carrera. Por su parte, Butler tiene el protagonismo de la trama romántica con el personaje de Lady Claire, a la que interpreta la anteriormente citada Anna Friel. Redondeando el reparto están Frances O’Connor, Billy Connelly, Marton Csokas, David Thewlis y Neal McDonnough en un cameo expendable. Por último, citar a un jovencísimo Michael Sheen y Lambert Wilson. Este último en el rol del mercenario francés Arnaud de Cervolle, un personaje que realmente existió.

En conclusión.
Termino esta crítica de Timeline, a pesar de su desastrosa y problemática post-producción, un competente Richard Donner se las ingenia para entregar una más que decente propuesta. Sin duda, la película mereció menos de cera de la que se le dio en su día. Puede que no haya pasado a la historia entre de lo mejor de su realizador, pero sí que la podemos considerar como una cinta de aventuras y ciencia-ficción bastante eficaz.

Tráiler de Timeline

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