Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra
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“La luz de la Luna nos muestra tal y como somos. No estamos entre los vivos así que no podemos morir, pero tampoco estamos muertos. Llevo mucho tiempo sin poder saciar mi sed cuando estoy sediento. Hace tiempo que muero de hambre y no muero. No siento nada. Ni la brisa en la cara, ni la espuma del mar. Tampoco el calor de la carne de una mujer. Más os vale creer en las historias de fantasmas, Señorita Turner. ¡Estáis viviendo una!”. Bienvenidos a… ‘Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra’.

“Siempre recordaréis este día como el día en que casi capturáis al Capitán Jack Sparrow” (Jack Sparrow)

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Crítica de Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra

La película que hoy nos ocupa, además de dar inicio a una de las sagas más taquilleras de Disney, redefinió el concepto de blockbuster veraniego hasta nuestros días. Tengamos en cuenta que, en el año de su estreno (2003), el cine de superhéroes, como acontecimiento masivo, no era ni por asomo lo que es hoy.

Las principales bazas, en primera instancia, de “Piratas del Caribe” eran Jerry Bruckheimer y la atracción en la que se basaba, situada en los parques Disneyland (Orlando). Bruckheimer, como productor, venía de varios e importantes éxitos de taquilla. Ya desde los 80 y 90 era uno de los hacedores del entretenimiento masivo por excelencia. Sólo hace falta recordar hits del tamaño de ‘Flashdance’ (Adrian Lyne, 1983), Superdetective en Hollywood (Martin Brest, 1984) o ‘Top Gun’ (Tony Scott, 1986). Sirvan estos films para hacerse una idea de los gustos de Bruckheimer. Luego, a mediados y finales de los noventa, descubrió al mundo a su pupilo: Michael Bay.

Antes de “Piratas del Caribe”, Bruckheimer había sumado dos decepciones de taquilla seguidas. Me refiero a ‘9 días’ (Joel Schumacher, 2002) y a la infame comedia ‘Canguro Jack, trinca y brinca’ (David McNally, 2003). La primera fue un intento en balde por dar la alternativa a Chris Rock como el nuevo Eddie Murphy y la segunda mejor la olvidamos. Fue la fuerza de tres hits en años anteriores lo que posibilitó que Bruckheimer, asociándose con Disney, levantara ‘Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra’ con más de 140 millones de dólares.

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El elegido para dirigir el film fue Gore Verbinski. En parte por su trabajo en ‘The Mexican’ (2001) y en parte por su gusto por el exceso, muy afín al de Bruckheimer. La misma ansia de mega-producción que le valió a Verbinski para ser invitado a irse deMisión a Marte (que acabaría firmando Brian De Palma) cuando solicitó un presupuesto de 130 millones a la filial de Disney, Buenavista Pictures.

Ya desde su pre-producción, el actor preferido por productor y director era Johnny Depp. El gusto por el disfraz y las pinturas de Depp encajaba a la perfección con el personaje de Jack Sparrow. Recordemos: un pirata al que le ha dado mucho el sol y que, abandonado por su antigua tripulación en una Isla a su suerte, regresa de entre los muertos misteriosamente para recuperar su antiguo barco, la Perla Negra. El único intérprete que fue considerado seriamente a la par que Depp, en su momento, fue Matthew McConaughey, quien tenía otra visión del personaje más cercana al aventurero jovial y atleta de Errol Flynn o Burt Lancaster. Curiosamente, lo que hizo declinarse por Depp fue una razón monetaria. Y es que, tras varios fracasos de taquilla, Depp era un actor más asequible que McConaughey.

El caso de Orlando Bloom (Will Turner), que se había dado a conocer gracias a su participación en los films de El señor de los anillos (Las dos Torres todavía estaba por estrenar), sí que estuvo más claro. Bloom fue prácticamente la primera opción. Aunque a Bruckheimer también le gustaba Josh Hartnett, la experiencia previa de Bloom con las armas fue definitiva. Además del hecho de asegurarse a uno de los protagonistas de la saga de Peter Jackson.

Keira Knightley (Elizabeth Swann) llegó al film por su porte británico y gracias a una audición. Eso a pesar de venir de ser la protagonista del éxito ‘Quiero ser como Beckham’ (Gurinder Chadha, 2002). El resto de intérpretes conocidos fueron Jonathan Pryce (en lugar del inicialmente previsto Tom Wilkinson) como el Gobernador Swann (padre de Elizabeth). El oscarizado Geoffrey Rush es Barbossa (degeneración del mito del bucanero Barbarossa). Kevin R. McNally es Gibbs, fiel amigo de Sparrow. Y Jack Davenport es el comodoro Norrington.

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El grueso del film se rodó en la República Dominicana, California y en los Estudios Disney. El 9 de julio de 2003 la cinta arribó a las salas de Estados Unidos. Al final terminó amasando unos más que notables 305 millones de dólares a los que habría que sumar los 348 del resto del mundo. Su total mundial fue de 654 millones. Logró además cinco nominaciones a los Oscars (incluida una al mejor actor para Johnny Depp, la primera de su carrera), aunque finalmente no se llevó ninguna estatuilla. Eso sí, robó millones de corazones alrededor del mundo y puso los cimientos para una saga que se extendería hasta nuestros días.

El género de piratas gozó de cierta fama en los años cuarenta, cincuenta y sesenta. Entrando en una especie de maldición tras ‘Rebelión a bordo’ (Lewis Milestone, 1962). Esta última no fue una cinta de corsarios propiamente dicha pero sí que fue un importante batacazo de taquilla. No mucho mejor le fue a Renny Harlin en 1995 con su intento de resucitar el sub-género junto a su (por aquel momento) esposa Geena Davis en ‘La isla de las cabezas cortadas’.

Teniendo en cuenta lo anterior, Bruckheimer y Disney lo tenían claro: debían hacer un film de piratas que siguiera las líneas de cintas familiares. Un film con mucho humor blanco y personajes que se ciñeran a la perfección al estereotipo que les había tocado interpretar. Además, se apoyaban en una atracción con mucho tirón y en ser el gran acontecimiento estival de 2003. Sobre todo cuando su máxima competidora, ‘La liga de los hombres extraordinarios’ (Stephen Norrington, 2003), se auto-boicoteaba a sí misma haciendo públicas las peleas entre el director y su estrella protagonista, Sean Connery. Finalmente, “Piratas del Caribe” acabaría siendo la gran triunfadora del verano mundial, y la tercera cinta más taquillera del año junto al film de animaciónBuscando a Nemo (Andrew Stanton, Lee Unkrich) yEl Señor de los anillos: El retorno del Rey (Peter Jackson).

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Entrando ya en la valoración del film cabe decir que estamos ante una cinta de aventuras familiar con toques de epopeya sobrenatural (lo justo, muy al estilo ‘Jumanji’) y un uso del CGI que aún hoy aguanta muy bien el paso del tiempo (¡ojo a cómo son vistos con la luz de la Luna en su verdadero estado los piratas a las órdenes de Barbossa!). Eso sí, se nota, en algunas ocasiones, que el grueso del film se rodó en un tanque y no en alta mar. Esto «canta» cuando aparecen a bordo Turner y Depp. Ambos rodaron la película bajo un apretado calendario que los vinculaba paralelamente a otras cintas. El film supuso una muy notable recuperación (degeneración dirán los más “sibaritas”) del subgénero de piratas. Una muestra plenamente entretenida del género de aventuras modernas. Además, fue una de las primeras precursoras del blockbuster veraniego.

En cuanto a los actores, aquí todos están un peldaño o varios por debajo del auténtico rey de la función: Johnny Depp, quien creó con (el capitán) Jack Sparrow al personaje de su vida. Ojo a sus manierismos y tics. Recomendada, plenamente, la versión original para apreciar al máximo su interpretación. Una performance tan pasada de rosca como imitada. Tan divertida como carismática. Todo un bucanero dorado al sol. Para el recuerdo quedan: su entrada en Port Royal a bordo de una barcaza que hace aguas, y ¡cómo no! su duelo a espadas contra Barbossa sobre una montaña de oro (maldito azteca).

El segundo que vio relanzada su carrera con este film fue Geoffrey Rush, creando un villano lo suficientemente despreciable como para crear rápidamente animadversión… y lo suficientemente creíble como para comprender su empresa. Rush, con la cara picada cual borrachín de taberna, se marcaría varios monólogos que forman parte de la historia de la franquicia. Uno de ellos resaltado en la introducción de esta reseña. Rush entró de lleno en Hollywood para quedarse hasta el día de hoy.

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Orlando Bloom apareció con un look a lo Cary Elwes en La princesa prometida (Rob Reiner, 1987) que se fue acentuando conforme avanzaba la saga. Aquí consiguió no resultar demasiado forzado como el joven e impetuoso Will Turner. Obviamente su papel fue establecido para atraer al público juvenil y femenino… y ser la mitad del romance que sostendrían las tramas en entregas posteriores… La otra mitad del romance fue Keira Knightley, en un personaje claramente alargado en exceso en las demás secuelas. Muy especialmente alargado en la tercera parte, donde acaba tomando en muchos momentos el protagonismo de la función. En esta cinta es simplemente una dama en apuros, y en ese rol Keira cumple sin más.

Cierran los papeles importantes en tono serio Jack Davenport (Comodoro Norrington) quien se las prometía muy felices antes de que Sparrow atracara en Port Royal… y Kevin McNally (otro que encontró al personaje que marcaría su carrera) como el fiel escudero de Sparrow, Gibbs, quien hace las veces de apuntador cuando los guionistas quieren explicar algunos huecos de guión. En el apartado de alivios cómicos destacar la inenarrable pareja que formaron Lee Arenberg (Pincel) y MacKenzie Crook (Raggeti). El mono Jack, que sólo hace caso a Barbossa, y por último Jonathan Pryce como un Gobernador demasiado honrado.

Imposible dejar pasar la ocasión para mencionar la importancia de la fanfarria creada para la banda sonora por Klaus Badelt. Unas composiciones que acompañan a la perfección los momentos más emocionantes del film.

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En resumidas cuentas.
Finalizo esta crítica de Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra, una aventura en estado puro. El film cuenta con una serie de personajes que, por unas u otras razones, acabarían ganándose el corazón del espectador en futuras entregas. Además llegarían a ser parte del imaginario colectivo. Se lleva la palma, además del importante despliegue audiovisual, un Depp a pleno rendimiento y recuperando su trono de estrella de Serie A.

Tráiler de Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra

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