Moon
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Nos acercamos a una película que rescata la estética y el encanto de las películas del espacio de los setenta. Algo que muchos estábamos esperando desde hacía tiempo. ‘Moon’ópera prima de Duncan Jones, es la prueba perfecta de que con un presupuesto ajustado y creatividad se puede lograr cautivar al público. Una trama aparentemente sencilla que esconde gratas sorpresas. Así que entremos en materia sin más dilación recordando ese maravilloso tema de Frank Sinatra…«Fly me to the moon».

«Pareces un tampón radiactivo».-Sam Bell.

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Crítica de Moon

Muchos no sabrán que Duncan Jones, director de esta película, es hijo del genial David Bowie. Pero lo importante aquí es comentar el que fue su debut en la gran pantalla. Un debut que no podría haber sido mejor. El trabajo de dirección es correcto y denota un claro entusiasmo por parte de Jones. No obstante, lo mejor de esta película no es el aspecto técnico ni los efectos visuales, a fin de cuentas se utilizaron maquetas rudimentarias y decorados para ambientar la base lunar. Sí, sí, lo habéis leído bien… ¡maquetas y decorados reales! es decir, nada que ver con las películas actuales. Películas donde el CGI campa a sus anchas y el espacio se reduce a una mera excusa para el lucimiento pirotécnico. Lo realmente destacable es el guión y el trabajo interpretativo de Sam Rockwell.

Nathan Parker y Duncan Jones llegaron a la conclusión de que el género de ciencia ficción sirve básicamente para analizar cómo la tecnología afecta a la vida e incluso qué significa ser humano en un lugar aislado y lejano. Llegados a ese punto prefirieron ofrecer una visión diferente a la habitual. Aquí se prescinde de escenas de acción y de artificios. Lo que tenemos son las vicisitudes de un hombre en una base lunar con la única compañía de una computadora. Por cierto, una IA llamada GERTY y de cuya voz se ocupa Kevin Spacey en una magnífica labor. Así pues, esto nos obliga a verla en VO si queremos disfrutar de todos sus matices.

Cuando te hablan de un lugar controlado por la IA de un ordenador central es inevitable pensar en2001: Una odisea del espacio(Stanley Kubrick, 1968). Pero mientras que Kubrick prefirió profundizar y arriesgarse a aburrir a gran cantidad de espectadores, esta película limita su metraje para condensar el mensaje sin saturar al espectador. Así pues, no se olvida que la función del cine también es entretener. Y tal y como comentaba antes Sam Rockwell realiza un excelente trabajo. Su labor, seguramente, hubiera trascendido mucho más si en vez de una película indie estuviéramos hablando de una superproducción de Hollywood. Claro que entonces es más que probable que no estuviéramos hablando de ‘Moon’.

Y es que ‘Moon’ se debe a cuatro grandes películas, o cuanto menos les rinde un claro homenaje. Una es la de Kubrick, pero hay otras no menos importantes y quizás más cruciales. Quizás la más evidente sea Naves misteriosas’, un clásico de 1972 de Douglas Trumbull. Esta cinta no sólo presta la idea de un hombre abandonado a su suerte en una nave, sino incluso el mensaje ecologista que transpira la película de Jones. Luego tenemos esa maravilla que es Solaris’ (Andrei Tarkovsky, 1972) y que explora la soledad del hombre en el espacio. Finalmente, la magnífica Atmósfera Cero (Peter Hyams, 1981), más patente que nunca en el montaje de las escenas y con un claro guiño en la cuenta atrás que anuncia la llegada de la nave de rescate. Cuatro películas que sirven a Duncan Jones para crear una obra con personalidad propia. 

Hay un aspecto que no quisiera dejar de comentar en esta crítica de Moon. Al contrario de lo que ocurre cada vez con más frecuencia en el cine actual, aquí no nos lo dan todo masticado y digerido, sino que quedan ciertos cabos sueltos, por llamarlos de alguna manera. Detalles que se dejan en el aire premeditadamente para que seamos nosotros los que saquemos nuestras propias conclusiones. Y la verdad, es algo que se agradece. Prefiero no dar ningún ejemplo para que sea cada uno de nuestros lectores el que lo averigüe. Digamos que algunos de los aspectos más tristes y determinantes de la trama no vienen en líneas de diálogo, sino que hay que desentrañarlos de las imágenes. Y todo esto aderezado con una perfecta banda sonora a cargo de Clint Mansell.

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Conclusión.
Al ver esta película uno se siente transportado a los setenta. A esos días en los que la ciencia ficción era un género realmente importante, y no una mera excusa para llenar la pantalla con naves espaciales y robots enormes que se dan cera a base de bien entre explosiones y estruendos. Esta es una pequeña joya en un género decadente. Es una historia sencilla y humana. Una historia que realmente nos hace reflexionar acerca de los peligros de la ciencia y la tecnología. Es el hombre, la soledad y su destino. Hay que devolver el género a aquellos que realmente saben qué hacer con él. De momento, Duncan Jones ha demostrado ser una de esas personas.

Tráiler de Moon

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