Men in Black 2
Comparte con tus amigos










Enviar

Cinco años después del éxito ‘Men in Black’, tanto el director, Barry Sonnenfeld, como los protagonistas principales de aquella, Will Smith y Tommy Lee Jones, regresaron en ‘Men in Black 2’. Aquí tenemos una entretenida aunque muy inferior secuela de la película original. Una cinta llena de humor, acción y extraterrestres a cual más variopinto. Todos reunidos en un producto palomitero indicado especialmente para el público menos exigente.

Crítica de Men in Black 2

Tras el éxito de taquilla que cosechó Men in Black (Barry Sonnenfeld, 1997) y la consolidación definitiva, en el mundo del cine, que la película supuso para su estrella principal, Will Smith, estaba cantado que iba a ser cuestión de tiempo la realización de una secuela. Y… ¿Qué es lo que nos encontramos en la misma? Pues a grosso modo lo que el público pidió: «más de lo mismo» (entre comillas) pero mucho peor.

Repetir una fórmula que ha dado resultado es una estrategia que puede funcionar siempre y cuando se mantenga, como mínimo, la calidad del producto precedente. Y si dentro de la repetitiva estructura fundamental de la nueva película se vislumbra un pequeño atisbo de originalidad, pues aún mejor. Por desgracia, ninguno de esos dos factores se dan en esta secuela. De hecho, y para colmo de males, uno de los puntos más flojos del conjunto es su guión. Un libreto soez, irregular y sumamente infantil. El script hace aguas por todas partes y termina por arruinar, en gran medida, una propuesta que podría haber dado mucho más de sí. No obstante, la cinta logra su cometido: entretener y ofrecer un producto conformista. Un film para satisfacer la necesidad de aquellos que pedían una secuela a gritos.

Resulta cuanto menos curioso que no repitiera el guionista de la película anterior, Ed Solomon. Y sorprende porque el guión y la historia del primer ‘MIB’ fueron los pilares fuertes sobre los que la cinta se sostuvo para lograr el éxito cosechado. Así pues, en esta ocasión, los artífices del relato fueron Barry Farano y Robert Gordon. La carrera de estos dos guionistas ha estado claramente enfocada hacía la comedia más simple y ramplona. Esto queda excesivamente plasmado en ‘MIB 2’. De este modo, la película se transforma, de forma descarada, en un producto que roza lo absurdo y autoparódico. En la misma se olvida por completo el tono sarcástico y el cierto factor tragicómico que tan buenos resultados dieron en la película precedente.

No olvidemos que ‘Men in Black’, más que una comedia al uso, era un producto que pretendía enfocar su naturaleza real de cine fantástico desde un punto de vista claramente satírico. Eso sí, sin renegar del potente factor humorístico constantemente presente y necesario en la historia. Todo esto unido y siempre manteniendo una concordancia entre la comedia, la mesura, la aventura e incluso el drama. De hecho, hablamos de una historia sencilla pero bien equilibrada y notablemente hilvanada, logrando incluso que el espectador se implicara con los personajes y sus dilemas.

Lo comentado en los párrafos anteriores se consiguió, en buena parte, gracias a un guión que no sólo se centró en las misiones intergalácticas de los hombres de negro, o en la repatriación de extraterrestres ilegales a su planeta natal, sino también en el factor más humano de la trama. Acordaos del agente ‘K’ observando, día tras día, a su esposa en una evidente declaración de añoranza hacia su vida anterior. También el propio agente ‘J’, un incrédulo individuo que en el fondo se encuentra sólo y que necesita a los ‘MIB’ para sentirse completo. Por no hablar de varios momentos ciertamente trágicos o su inesperado final.

Todos los factores comentados, desafortunadamente, quedan drásticamente postergados en ‘MIB 2’. Aquí se da paso al perro hablador ‘Frank’ (gracioso, aunque demasiado presente en el metraje), a unos gusanos extraterrestres adictos a jugar al ‘Twister’, o a una taquilla plagada de pequeños individuos liderados por una especie de ‘Mesías’ y que cantan al unísono una hilarante versión del himno norteamericano como si de una secta se tratase (¡¡¡…!!!).

De este modo, ‘Men in Black 2’ se compone de una sucesión de escenas y situaciones totalmente cogidas con pinzas. Escenas que terminan por tirar por tierra la credibilidad conseguida en el primer largometraje. Así pues, esta segunda parte se convierte en una rudimentaria comedia infantil sin trasfondo alguno. No es de extrañar que el propio Barry Sonnenfeld declarara que el mayor error que cometieron con ‘MIB 2’ fue creer que la primera película era una comedia pura, por lo que decidieron agudizar el tono humorístico-paródico en la segunda entrega. Craso error.

En lo referente a los personajes, y a su trascendencia en la historia, es obvio que el mayor aliciente de esta secuela es la reintegración del agente ‘K’ en el cuerpo de los ‘Hombres de Negro’. Algo que, por otra parte, no deja de ser un recurso fácil y barato. Un recurso probablemente motivado por la falta de inspiración de los guionistas. Aunque se intentó justificar con cierta maniobra que puede llegar a ‘colar’…

Después de haber presencia un desenlace redondo, y magníficamente cerrado, en lo que respecta al personaje interpretado por Tommy Lee Jones en la primera película, su regreso resulta tan forzado como antinatural. Se llega incluso a menospreciar la buena conclusión de la cinta precedente. En este sentido, no olvidemos que ‘K’ no quería volver a ser un ‘MIB’ bajo ningún concepto. Así pues, la recuperación de su personaje resulta a todas luces metida con calzador. Aunque los rumores afirman que la historia no siguió con Linda Fiorentino porque ésta rechazó participar en la secuela. Por consiguiente, se recurrió de nuevo a Lee Jones para salir del apuro.

En cualquier caso, es innegable que la presencia de Lee Jones se antoja esencial en la saga. Una baza importante y con gancho suficiente como para llamar la atención del público, a pesar de derrumbar cual castillo de naipes el final de la historia anterior. De hecho, las mejores secuencias de ‘MIB 2’ son precisamente todas aquellas que transcurren durante el proceso de reclutamiento y recuperación de la memoria del agente ‘K’. Escenas donde el agente ‘J’, de nuevo un siempre excelente Will Smith, se las verá para lograr reincorporar a su ex compañero.

Por otra parte, lejos quedaron los tiempos en los que Vincent D´Onofrio interpretó a una repugnante e imponente cucaracha intergaláctica en la que fuera una de las mejores actuaciones de la primera cinta. En esta ocasión, y siguiendo el tono habitual de la película, se prescinde de un villano realmente imponente. Ni la increíblemente atractiva Lara Flynn Boyle como la hostil Serleena ni su vasallo, el actor cómico Johnny Knoxville, suponen amenaza alguna para los MIB. Sus personajes son más propios de una película infantil cartoon que de esta saga cinematográfica.

Respecto a la aportación femenina del asunto, mejor no hablar del fugaz y poco indagado romance entre el personaje de Will Smith y el de Rosario Dawson. Esta última en un papel tan surrealista como confuso. Un rol que se queda a años luz de interpretado por la estupenda Linda Fiorentino en el primer ‘MIB’. ¡Ah! y destacar el cameo del mismísimo Michael Jackson interpretando a un alien obsesionado con formar parte de los hombres de negro.

En resumidas cuentas.
Finalizo esta crítica de Men in Black 2, una secuela que, pese a todo lo negativo tiene una gran cualidad que no queremos pasar por alto: en ningún momento aburre y es espectacularmente entretenida. Sus gags (algunos con más gracia que otros), sus buenos efectos especiales y maquillajes, el carisma de sus dos actores protagonistas y, especialmente, su corta duración, hacen que se pase volando. Eso sí, es una secuela muy inferior a su predecesora y a los cinco minutos ya nos habremos olvidado de ella.

Tráiler de Men in Black 2

Escucha nuestro podcast