La lista de Schindler
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Steven Spielberg estrenó en 1993 un film que estremeció a todo el mundo. Un film que retrataba el horror, la miseria y la bajeza humana de uno de los sucesos más terroríficos de la historia: el Holocausto. Y lo hizo basándose en la novela de no ficción de Thomas Keneally convertida al guión cinematográfico por Steven Zailian. Estamos, sin duda, ante una de las obras maestras del pasado siglo XX. Una cinta que nos demuestra que incluso en el fondo del abismo puede existir la esperanza. Celebrando su ¡30 aniversario! hoy toca volver a apuntarse en ‘La lista de Schindler’.

“Esta lista es el bien absoluto. Esta lista es la vida… fuera de sus márgenes yace el abismo’ (Itshazk Stern)

Crítica de La lista de Schindler

Conviene recordar que el Steven Spielberg de los 80 y 90, antes de ser consagrado por la crítica americana como uno de los realizadores más grandes y reconocidos de la historia, fue vilipendiado durante varios años por ciertos sectores. Determinados críticos decían que era un realizador con una mano excelente para crear éxitos comerciales… pero carente de maduración. Específicamente sostenían que era alguien atrapado en su infancia con propuestas para públicos familiares. Por ello, cuando estrenó ‘La lista de Schindler’, en 1993, provocó un tremendo impacto en sentido positivo. Spielberg fue capaz de dejar mal a todos esos detractores alcanzando 7 premios Oscar, entre ellos: Mejor Película y Mejor Director para él mismo y Mejor Guión para Steven Zaillian. Como curiosidad, Spielberg le pidió a Zaillian que incrementase el guion original, como mínimo, en unas 100 páginas más.

Durante el rodaje de Parque Jurásico (1993), Spielberg comenzó los preparativos para rodar una cinta sobre el Holocausto. El film estaría basado en la novela escrita por Thomas Keneally. Se trataba de una obra apoyada en múltiples testimonios reales de las víctimas de los nazis. Además, Keneally había conseguido múltiples relatos de la historia de Oskar Schindler. Hablamos de un empresario alemán, afín y afiliado al partido nazi, que viajó hasta Polonia para abrir un negocio industrial en una fábrica de Cracovia. Schindler básicamente era un embaucador. Un tipo que, en un principio, solo buscaba un negocio fácil y barato. Para ello utilizaría a los trabajadores judíos del gueto antes que a los polacos libres.

Sin embargo, Schindler se fue dando cuenta del horror que se acercaba. El empresario fue consciente de esto cuando asistió a la creación de un campamento de concentración en el que sus trabajadores eran maltratados, desnutridos e incluso asesinados. Un infierno dirigido por el oficial de las SS, Amon Goeth. Con el tiempo, Schindler fue salvando la vida de muchos de sus trabajadores judíos hasta el final de la II GM, en 1945. Al final acabó huyendo a Argentina bajo una identidad falsa. Finalmente acabaría por regresar a la Alemania Occidental, donde fallecería en 1974.

Steven Spielberg confesó siempre que le atrajo la historia de Oskar Schindler, pero nunca encontraba el momento adecuado para llevarla al celuloide. El propio director dijo que hasta que no estuviera física y emocionalmente preparado no se embarcaría en ella. Y ese momento llegó tras acabar el rodaje de la citada ‘Parque Jurásico’.

A estas alturas, no descubrimos nada nuevo al hablar de ‘La Lista de Schindler’. No solo es que estamos ante, quizás, la mejor cinta de Steven Spielberg… sino también ante uno de los films cumbre del pasado siglo XX. Una película que toca la fibra sensible del espectador de forma tremenda. Y esto lo consigue gracias a su nivel de detalle e inmersión en el cine sobre el Holocausto. De hecho, Spielberg decidió filmar en B/N como medida de impacto hacia el público. Sin duda, y a día de hoy, una de las decisiones más inteligentes del director de Cincinnati. El propio Spielberg afirmó que no había imágenes en color a la hora de mostrar, sin edulcoración alguna, el horror y muerte que supuso todo aquello. Así pues, el film adquiere un tono o estilo casi documental. La fotografía de Janusz Kaminski fue premiada con un Oscar.

Spielberg demuestra también una tremenda madurez emocional. Tan es así que resulta impensable que fuera el mismo realizador que maravilló con otras obras más “infantiles”. Presten atención a escenas tan devastadoras como las del gueto, o la famosa escena que incluye a una niña con un abrigo rojo. Hasta al espectador más curtido se le encogerá el corazón. La pequeña vendría a representar una especie de símbolo de la esperanza ante el horror y la crueldad. Esto no solo es un testimonio de la capacidad de dirección de Spielberg, sino de una narrativa visual y planificadora que resulta magnífica a todos los niveles.

Esto mismo se le puede aplicar también al legendario John Williams. El compositor, que ya tenía una intensa relación con Spielberg, comprendió que ‘La lista de Schindler’ era una producción brutal a nivel emocional. Así fue como le dijo al director que esta vez no iba a hacer falta tanta música porque las imágenes iban a contar la historia por si sola. De haber hecho una partitura tan larga como la película, más de 3 horas de metraje, hubiera roto el impacto de la propuesta. Aun así, su banda sonora terminó llevándose el Oscar por ser una de sus partituras más emocionales. Ya de por si su legendario tema principal pone los pelos de punta.

El reparto de actores fue una de las tareas más difíciles de la producción, sobre todo a la hora de elegir al actor para el papel de Oskar Schindler. Spielberg se fijó en un semidesconocido irlandés que casi empezaba su andadura en la industria americana llamado Liam Neeson. El caso es que Spielberg confió mucho en Neeson para su personaje. Especialmente había quedado impresionado por la voz del actor, aunque es cierto que el parecido físico era muy discutible… Para interpretar a Itzhak Stern consiguió al talentoso Ben Kingsley, que vino recomendado por Richard Attenborugh, quien lo había dirigido en ‘Gandhi’ (1982). Además, el propio Spielberg había quedado muy sorprendido por la habilidad de Kingsley en aquel film y no se lo pensó dos veces.

Otro personaje complicado a la hora de fichar era Amon Goeth, el oficial de las SS que se encargó del campo de concentración Cracovia-Plazow. Resultaba difícil que un actor aceptase semejante rol. Sin embargo, Spielberg lo encontró en el británico Ralph Fiennes. Tras verlo en algunas películas lo definió como: “alguien sexualmente maníaco, pero al mismo tiempo sutil”. Fiennes hizo su propia investigación sobre Goeth llegando a calificarlo como: “un ser humano miserable en todos los aspectos”. Escogidos los tres papeles más importantes de la película, el resto del reparto, compuesto casi enteramente por actores desconocidos, se fueron uniendo al proyecto. Como curiosidad, en la escena final del cementerio, los actores salen acompañando a sus contrapartidas reales visitando la tumba de Schindler en Jerusalén.

Ahondando en la labor del reparto, comentar que Liam Neeson despegó con su compleja interpretación de Oskar Schindler. Una interpretación en la que vamos viendo, y sintiendo, su proceso de humanización ante la barbarie nazi. Destacan enormemente sus gestos y presencia con un carisma y capacidad actoral absolutamente impecables. De forma merecida fue nominado al Oscar como mejor actor protagonista. Curiosamente, un año antes había interpretado a un oficial nazi en ‘Resplandor en la oscuridad’ (David Seltzer, 1992). Por su parte, a Ben Kingsley no le hace falta mucho para conseguir una interpretación comedida y de otro tipo de presencia… pero igual de comparable a la de Neeson, aunque no fuera nominado al mejor secundario.

Dejando a Neeson y Kingsley al margen, tenemos al villano de la función interpretado por Ralph Fiennes. El actor británico sí que consiguió la nominación como mejor actor de reparto por su rol de Amon Goeth aka Amon Göth. Desde su primera aparición, Fiennes nos ofrece a un personaje tan despreciable como terrorífico. Un oficial tremendamente deshumanizado y carente de cualquier remordimiento. Además su comportamiento resulta impredecible en todos los sentidos de la palabra. La performance de Fiennes dejó claro hasta qué punto el mal puede ser físicamente representado.

En conclusión.
Acabo esta crítica de La Lista de Schindler, una de las películas más imprescindibles de la historia del cine. Una obra maestra impecable que demuestra que incluso en el horror y la barbarie, puede haber un atisbo de esperanza en el momento más oscuro. Spielberg alcanzó los límites de los más grandes y entregó al mundo obra para estremecerse. En definitiva, un monumento cinematográfico perfecto.

Tráiler de La lista de Schindler

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