El asesino
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David Fincher y Andrew Kevin Walker adaptan este personaje bastante popular de las novelas gráficas del noir francesas. Aquí se nos presenta a un hombre sin nombre, sin empatía y sin nada de humanidad. Por si fuera poco, busca venganza contra sus empleadores. Michael Fassbender es ese hitman y se entrega en cuerpo y alma para interpretar a ‘El asesino’.

“Sé discreto, anticípate, no muestres empatía… la empatía es debilidad. Cíñete al plan y lucha la batalla por la que te pagan” (Asesino)

Crítica de El asesino

Con esta película nos volvemos a encontrar con David Fincher de regreso al thriller. Recordemos que en 2020 estrenó ‘Mank’, un drama en blanco y negro sobre Herman Mankiewicz. Tanto esta última como ‘El asesino’ fueron lanzadas a través de Netflix. Después del éxito del film sobre Mankiewicz, uno podría pensar que pareciera improbable que Fincher quisiera regresar al thriller. Recordemos que este género lo llevó a lo más alto con films comoSeven (1995). Sin embargo, Fincher está de vuelta y, por esas casualidades de la vida, también vuelve a colaborar con Andrew Kevin Walker. Ambos unen fuerzas en esta adaptación de las novelas gráficas de Alexis Nolent. Novelas cuyo protagonista es un asesino sin escrúpulos (y sin nombre) que lleva a cabo su vendetta particular contra aquellos que le contrataron y ahora quieren verle criando malvas por el fiasco en uno de sus trabajos.

El breve resumen anterior daría para un film de venganzas tradicional de toda la vida. Y, realmente, ‘El asesino’ es eso… en su núcleo. Pero, en manos de Fincher y traspasando lo metacinematográfico, estamos ante un film falto de empatía y calculado… ¡tal cual su protagonista! Durante los primeros 10 minutos de metraje se nos detalla al milímetro (y con la voz en off, luego recurrente en el metraje) cómo el personaje que interpreta Michael Fassbender lleva a cabo su trabajo. Una labor que desempeña con suma eficacia, muy metódicamente y con gran cinismo. Ojo a su lema: “No pertenezco a ningún país, ni a una ideología ni religión… todo me importa una mierda”. Queda claro así lo “empático” que es “el asesino”.

Fincher quiere llevar hasta el extremo el carácter del personaje reflejándolo incluso en los ojos de Fassbender. Un tipo para el que todo se reduce a la planificación y ejecución de su trabajo. Claramente a Fincher y a Walker les importa muy poco, o nada, la humanidad del asesino. Y, quizás por ello, por ese extremismo y aroma de thriller noir, me atrevería a decir que estamos ante una propuesta a la que no le sobra ni le falta nada en cuanto su metraje. El ritmo deviene lento y/o pausado con solo una secuencia de acción importante en toda la película. Aunque lo cierto es que esto funciona relativamente bien de cara a lo que el espectador espera de la cinta. En su contexto, estamos ante una película muy bien rodada con la fotografía de Erik Messerschmidt retratando diferentes localizaciones como: París, República Dominicana, Nueva York o Florida.

Personalmente entiendo que esa falta de empatía que transmite la película, y su protagonista, es lo que lleve a muchos espectadores a verla con una sensación de que le falta algo. Quizás el propio David Fincher la considere “una película menor en su filmografía”. Y parece que aquí queda algo de vacío de cara al resultado final. Además despierta la impresión de no querer ir más allá de lo calculado fríamente en el guión de Kevin Walker. En cualquier caso, no os toméis esto como algo negativo, ni de lejos. Simplemente la propuesta es así.

Por otro lado, la planificación visual de Fincher es otra demostración de saber crear atmósferas y secuencias de gran tensión. Para ejemplo la escena del restaurante con Tilda Swinton. Por supuesto, destaca también el sentido videoclipero. No hay más que ver los primeros planos en algunos de los momentos más violentos. Respecto a la música de Trent Reznor y Atticus Ross tengo sentimientos encontrados. Se podría decir que dan en el clavo a la hora de calar el sentimiento de frialdad que el film y el guion buscan constantemente. Pero esto supone que la BSO resulta fría… tan es así que si solo estuvieran las canciones no pasaría nada. Respecto a estas últimas son una serie de éxitos de The Smiths que asesino escucha para relajarse.

En el reparto tenemos a Michael Fassbender que brilla con luz propia. Su personaje es magnífico en los modos y maneras ya descritas. El actor lleva a cabo una interpretación tremenda de este sicario a sueldo. Un tipo al que prácticamente solo le importa ejecutar sus encargos, sin dejar nada fuera de lugar. Lo tiene todo medido porque al final la ejecución lo es todo y nada puede salir mal… En el resto del elenco se encuentran grandes talentos como, por ejemplo, Tilda Swinton en el papel de la Experta (otra asesina). También está un veterano como Arliss Howard. Tanto Swinton como Howard podrían considerarse meros pasajeros de la trama porque sus aportaciones son reducidas. Lo mismo pasa con la aportación física de Sala Baker en su papel del Bruto.

En conclusión.
Acabo esta crítica de El asesino, parafraseando al personaje de Fassbender a la hora de acometer sus trabajos: es fría, milimétricamente calculada y eficiente. Es una buena película, pero a costa de crear un muro invisible de cara al público. No tiene nada más allá de lo que propone… y esto está buscado a propósito por sus responsables.

Tráiler de El asesino

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