Destino oculto
Comparte con tus amigos










Enviar

¿Se imaginan que nuestra vida estuviera predeterminada de antemano y escrita en un “libro personal”? ¿Se imaginan que todas nuestras decisiones estuvieran ya tomadas sin saberlo nosotros? ¡Qué triste sería vivir en un mundo así! Bien, pues esto es lo que Matt Damon descubre en… ‘Destino oculto’.

“No tenéis libre albedrío. Tenéis la apariencia de libre albedrío” (Thompson)

destino-oculto-discurso

Crítica de Destino oculto

Aquí tenemos una interesante y entretenida cinta que pone al espectador ante conceptos tan importantes como el libre albedrío, el azar o el destino. Para aligerar el tema nos alegran un poco con el amor y con unos buenos y sutiles toques de humor. No obstante, si de algo trata esta película es de la supuesta libertad de la que gozamos los humanos a la hora de elegir nuestro destino sin interferencias “externas”. Es de esperar, y desear, que nuestras vidas no estén sujetas a un plan o a un destino previamente determinado, señalado o marcado. Si esto fuera así, como en el film, nuestra existencia sería una gran e insoportable farsa.

Precisamente lo anterior es lo que le ocurre a nuestro protagonista, David Norris. De esta forma, y por un azar no previsto en “su plan personal” (trazado desde las alturas por alguien que el film define como “El Director”), David llega a tener conocimiento de que su vida y todas sus decisiones están marcadas de antemano. En un principio intentará vivir con eso, pero “algo” terminará por revelarlo contra las líneas marcadas. Ese “algo” es el amor hacia Elise. Bien se dice que el amor puede con todo o con casi todo… y desde luego no entiende de líneas azules, amarillas o rojas. Líneas que, dibujadas en un holográfico libro, le digan a uno cuál es su vida y destino. Así es el amor.

destino-oculto-amor

Los destinos marcados y la ausencia de libre albedrío. Más las recalibraciones y reinicios para aquellos humanos que descubren su programado destino… y entran en contacto con los esbirros (los hombres grises) de ese “ente abstracto o Gran Hermano” que llaman “El Director”, me recordó vagamente a esa genial obra de Alex Proyas titulada Dark City (1998). Ahora bien, ‘Destino oculto’ no es para nada una película tan oscura como la de Proyas. Aquí todo es más “alegre” y hasta los “hombres grises” que rigen nuestros fines tienen simpáticos detalles y sentimientos que les llevan a dudar respecto a las misiones encomendadas. Como digo hay un cierto parecido por la temática, pero todo lo demás (estética incluida) es totalmente diferente.

En la dirección encontramos a George Nolfi, director novato que también se ocupó del guión. Un libreto que adaptaba a su gusto ‘Equipo de ajuste’, un relato corto de Philip K Dick. Nolfi construyó todo el personaje de David Norris pensando exclusivamente en Matt Damon, al que conocía por haber escrito previamente el guión de ‘Ocean’s Twelve’. Entre los cambios más significativos destaca como el protagonista pasa de ser un vendedor de seguros a un político. El productor, Michael Hackett, ahondó en los motivos del cambio: “Las decisiones de un político no sólo le afectan a él, van más allá. Si decide seguir por el camino trazado quizá pueda, según en qué circunstancias, hacer algo para millones de personas”.

En el cast, Matt Damon y Emily Blunt interpretan a la pareja protagonista. Matt Damon se ocupa del rol de David Norris y Emily Blunt de Elise. No soy gran entusiasta de Damon. No obstante, en esta película lleva a cabo una muy buena interpretación del congresista David Norris, un político al que votaría mucha gente y que se revela ante su destino. Emily, por su parte, también lo hace bastante bien como la rebelde bailarina Elise. La actriz te atrapa tanto como al político encarnado por Damon. Muchas películas tienden a apoyarse en que su pareja protagonista funcione y que haya “química” entre ellos. Pues bien, aquí la hay y Damon y Blunt forman una simpática y peculiar pareja. Una pareja a la que deseamos que todo les salga bien. Realmente me encantaron como protagonistas.

Resaltar que, para preparar su papel, Matt Damon se integró en el equipo de la Iniciativa Global del Ex_presidente de los EEUU Bill Clinton. Por su parte, Emily Blunt dedicó varios meses a aprender danza bajo la dirección artística de Benoit-Swan Pouffer, el director artístico de la Compañía de danza ‘Cedar Lake de Nueva York’ (la misma a la que pertenece Elise en el film). Aunque Emily trabajó con dobles, lo cierto es que numerosos miembros del equipo y del reparto afirmaron con total rotundidad que dio mucho de sí misma en las escenas de baile.

destino-oculto-libro

En el bando de los hombres de “El Director” encontramos a los grises del «Departamento de Ajuste». Los llamo “los grises” porque son unos señores muy serios que suelen ir impecablemente vestidos con trajes de tonos grisáceos y azules oscuros. Unos trajes y una ropa que, en definitiva, no les hace destacar, no llaman la atención. De entre estos “simpáticos” señores, de los cuáles no sabemos casi nada, destacan Anthony Mackie, John Slattery y el veterano Terence Stamp.

Anthony Mackie es Harry, el vigilante encargado de controlar la vida de David Norris y que forma parte del equipo de Richardson, un “controlador” con más experiencia al que interpreta John Slattery. Cuando las cosas se tiendan a salir de madre necesitarán la ayuda de una Leyenda entre los “grises controladores”. Ahí entra en escena el inmortal Terence Stamp dando vida a Thompson, un tipo apodado entre sus compañeros como “el martillo”. Este apodo le viene porque suele terminar cualquier problema con la misma rapidez con la que se suelta un martillazo o una bofetada. Los tres cumplen a la perfección con su papel. Personalmente me agradó mucho la actuación de Anthony Mackie. Amén del momentazo en el hospital entre David Norris y Thompson con “martillazo” directo al rostro incluido.

“El director tiene un plan. Nosotros sólo vemos una parte” (Thompson)

En conclusión.
Termino esta crítica de Destino oculto, un interesante thriller de ciencia ficción para amantes de la conspiración con toques románticos. Puede que la cinta se resienta en su totalidad en la medida en que el espectador acepte o no el rápido flechazo entre los dos protagonistas. Ahora bien, aceptado este hecho, funciona notablemente gracias, sobre todo, a la conexión y “química” que se produce entre Matt Damon y Emily Blunt.

Tráiler de Destino oculto

Escucha nuestro podcast