Crepúsculo
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Tras el tremendo éxito de ventas de la novela de Stephenie Meyer, se hizo evidente que la adaptación cinematográfica de la saga ‘Crepúsculo’ iba a ser sólo cuestión de tiempo. Convertida ya en un fenómeno de masas, amada por unos y odiada por otros, si algo podemos avanzar de esta saga es que no deja a nadie indiferente. Pero empecemos por el principio y veamos adónde nos lleva.

«Es tan… grande y luminosa….» (Bella Swan)

Crítica de Crepúsculo

Cuando se estrenó esta película aún no podíamos imaginar la enorme repercusión que acabaría teniendo esta saga. Y eso a pesar de que las novelas de Stephanie Meyer habían sido un rotundo éxito y todo invitaba al optimismo. No nos engañemos, la idea de humanizar a los vampiros no era nueva y la de convertirlos en romanticones que se enamoran de su desayuno tampoco. En realidad, ni siquiera era novedoso que estas criaturas de las tinieblas brillaran al sol o se pasearan de día por la calle. Recordemos que algo parecido ya lo introdujo Anne Rice en sus novelas.

Al contrario de lo que sucede con otras adaptaciones cinematográficas, en este caso no podemos decir que detrás de ‘Crepúsculo’ hubiera una gran novela que redefiniera el género o lo elevara a un nivel superior. Simplemente era un fenómeno de ventas que había cautivado a adolescentes de todo el mundo. ¿Y la fórmula de semejante éxito? Pues muy sencillo: la eterna historia de amor entre Romeo y Julieta en clave vampírica. No hay mucho más donde rascar…

Las novelas de Stephenie Meyer están impregnadas de una edulcoración empalagosa y cuentan una sencilla historia de amor aparentemente imposible. Son libros que no dan para mucho. Y esto es algo que hemos de intentar tener en cuenta cuando valoremos esta película. En este aspecto, muchas de las cosas negativas que tiene, si no todas, son una clara herencia de la obra que intenta adaptar. Es decir, como adaptación no está mal, pero otra cosa es que lo que adapta nos guste o no.

Para dirigir esta película se escogió a Catherine Hardwicke. Hablamos de una directora con poca experiencia, pero que había sorprendido en su debut con un drama adolescente titulado Trece’ (2003). Y del guión se encargó Melissa Rosenberg, principal autora de la exitosa serie ‘Dexter’. La trama tiene un desarrollo muy lineal que arranca con la llegada de Bella al pueblo de Forks. Y, poco a poco, se va desvelando un aura de misterio alrededor de Edward Cullen y su familia. Así hasta que finalmente se revela como lo que es.

La historia es un melodrama adolescente obsesivo, retratando las angustias de la pareja según se van dando cuenta de que su amor es imposible. Miradas adolescentes, impulsos sexuales reprimidos o casi inexistentes, paseos por el bosque,… Una adaptación bastante fiel de lo que encontramos en la novela original, pero potenciado por la fuerza visual que proporciona el cine. El problema del guión es el problema de la novela. Una historia de vampiros siempre debe ir acompañada de cierto erotismo, es algo inherente al género que podemos constatar en infinidad de películas y novelas. Por desgracia, aquí hay tal asepsia en ese aspecto que lo único que queda es el enamoramiento pueril de una chica hacia un chico rarito. El vampirismo queda ya no en un segundo, sino en un tercer plano. Algo que queda reflejado en el hecho de que se haga difícil identificar rasgos vampíricos en ningún personaje.

La pareja protagonista formada por Robert Pattinson y Kristen Stewart funciona bastante bien, pero falta intensidad en su relación. Los secundarios no cumplen otro cometido que adornar. A fin de cuentas se les da poca importancia a sus papeles y, salvo puntuales momentos de acción, todo se centra en la historia de amor. Al menos nos queda el consuelo de que, finalmente, escogieran a actores jóvenes para hacer papeles adolescentes y no a treintañeros como suele ser habitual.

Otro aspecto a resaltar es que el trabajo de los personajes es insuficiente, sobre todo en lo que respecta a la relación que se establece entre Bella y su padre. Tampoco está demasiado bien encajada la aparición de los vampiros hostiles. Se nos antoja todo demasiado artificial. El resultado de todo esto es una narración tediosa que no acaba de mantener nuestro interés. Es la consecuencia directa de heredar los lastres de una mala novela y mantenerlos en un afán de ser fieles a la obra original.

Conclusión.
No podemos decir que estemos ante una mala adaptación, eso lo tengo clarísimo. Quien haya disfrutado leyendo las novelas de Stephenie Meyer quedará muy satisfecho con lo que ofrece la película. El problema es que adapta lo bueno pero también lo malo. Por eso, como producto cinematográfico deja mucho que desear… y como película de vampiros se me hace imposible recomendarla. Digamos, para entendernos, que cualquier fan de la obra de Anne Rice, o aquellos que hayan quedado fascinados por el ‘Drácula de Bram Stoker’, harán bien en alejarse de esta película. No emociona, no cautiva y, en ocasiones, ni siquiera entretiene. Pero ofrece una historia de amor sumamente edulcorada que no defraudará al público más juvenil. Podría haber sido peor, esta ha sido mi conclusión final de esta crítica de Crepúsculo.

Tráiler de Crepúsculo

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