Cita a ciegas
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Walter Davis solía ser un ciudadano respetable. Tenía un buen trabajo en una multinacional, un buen coche descapotable y estaba camino de poder comprarse una casa. Hasta que un día accedió a tener una cita con una desconocida y saltarse la única regla de ella: ¡Qué no bebiera! Ahora está en prisión y necesita 10’000 $ para una fianza y un buen abogado. Y todo por una: ‘Cita a ciegas’.

“Walter, no debería beber. Bueno, verás, las ultimas 3 o 4 veces que he bebido me he vuelto loca ¿sabes?” (Nadia)

Crítica de Cita a ciegas

El film que hoy nos ocupa jugó un doble papel que, sin duda, lo hizo digno de reconocimiento. Por un lado, supuso la última comedia de cierto nivel que firmó el mitiquísimo Blake Edwards. Y, por otra parte, fue la primera película para cines de Bruce Willis. Por aquel entonces, Willis era toda una estrella de la pequeña pantalla gracias a la serie ‘Luz de Luna’ (1985-1989).

‘Cita a ciegas’ se estrenó el 27 de marzo de 1987 en cines de Estados Unidos. El film logró ser un moderado éxito de taquilla al doblar su presupuesto de 18 millones y llegó hasta los casi 40 millones en el box-office USA. Además permaneció cerca de dos meses en el top cinco de las películas más vistas. ‘Cita a ciegas’ fue promocionada equiparando los nombres de Bruce Willis y Kim Basinger en las marquesinas y créditos iniciales. Todo ello siendo Willis un actor de televisión sin bagaje en cines, y Basinger una actriz con varios hits de taquilla y una importante aura de sex-symbol. Un aura conseguida gracias, en parte, a su mitificada labor en ‘9 semanas y media’ (Adrian Lyne, 1986).

Eso sí, Basinger recibió un cheque mayor por su papel en la cinta que Willis. Y eso estando el segundo más minutos en pantalla y teniendo más peso en el film. Como curiosidad, apuntar que el guión fue escrito con Madonna en mente para el papel de Nadia, pero esta rechazó hacer la película sí no era Sean Penn (por aquel entonces su marido) el co-protagonista. Ambos acabarían haciendo juntos ‘Shanghai Surprise’ (Jim Goddard, 1986), una de las películas más vapuleadas de los ochenta.

‘Cita a ciegas’ es una disfrutable comedia con el ineludible gusto para los gags recurrentes, la comedia física y las situaciones surrealistas tan de su director. No obstante, Blake Edwards ya daba muestras de su agotamiento y la repetición de su estilo. Aunque aquí contó con un entusiasta Bruce Willis y un John Larroquette que va de más a menos como el exnovio psicópata de la protagonista. Ojo a sus insistentes y tronchantes “¿Te la estás taladrando, verdad?” que sirven de preludio para una lluvia de insultos y el inevitable ataque físico.

Puede que sí Edwards y Willis se hubiesen conocido una década antes, su alianza habría dado mejores frutos. Pero a uno ya lo pilló mayor, y fuera de onda, y al otro aún empezando. Una lástima, pero no tanto por ‘Cita a ciegas’, que resultó una película simpática, sino por la aburrida y totalmente prescindible ‘Asesinato en Beverly Hills’ (1988) con Willis portando el sombrero y las botas del vaquero Tom Mix en un rol ciertamente imposible de cowboy.

Se nota en el guión fue modificado para favorecer a Willis y hacerlo a su gusto. Ojo al nombre de su personaje, Walter, el mismo que tiene en la vida real… y a sus aficiones: cantante frustrado, tal cual se sentía en aquella época, a pesar de su fama y buena posición como actor… Quizá sea por esto que Kim Basinger queda tapada en la cinta. Incluso, por momentos, su personaje luce descolocada y forzada. Además de no saber bien los motivos por los que se empeñaron en “afearla. No podemos decir con rotundidad que Basinger sea lo peor del film, pero sí que queda por debajo del resto de compañeros cuando su personaje debía haber conseguido destacar más. Al final, es casi como un esbozo torpe del Peter Sellers de ‘El guateque’ (Blake Edwards, 1968), pero en versión femenina y con el freno de marcha puesto.

Se podría englobar claramente a ‘Cita a ciegas’ como una película típicamente ochentera y un claro reflejo de la época en que se gestó. En ella vemos la llegada de los magnates y ejecutivos asiáticos, la visión del americano medio dividida en dos escalas (el trabajador incasable y el trepa), y la crítica a los abogados (a los que no deja muy bien parados, siendo todos unos aprovechados). Todo se remata con la inclusión de varios músicos con pequeñas apariciones para poder hacer que el film se viera actual para su año. Sin duda, fue una cinta bien medida en su preproducción para ser guiada al éxito.

Sobre el casting del film, y además de los ya mencionados Basinger, Willis y Larroquette, hallaremos a Williams Daniels (la voz original de KITT de ‘El coche fantástico’) en un ciertamente descharrante rol de juez. Y también al desaparecido cómico Phil Hartamn en un desaprovechado papel como el hermano del protagonista. Por último, merecer ser destacado Graham Stark en el breve pero recordado rol de Jordan, el mayordomo de la mansión que se las tiene tiesas con Rambo, el perro guardián.

“¿Despedido? Ojalá estuviéramos en el ejército… porque daría para que te fusilaran. Dos veces” (Harry)

En resumidas cuentas.
Finalizo esta crítica de Cita a ciegas, un film que para Blake Edwards vendría a ser su “último baile” con varios de sus gags y situaciones típicas de sus cintas para disfrute del público ochentero. Por su parte, y para Willis, supuso su lanzadera. Y para todos es una película que asegura pasar un buen rato.

Tráiler de Cita a ciegas

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