Verónica
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Fue en los años 90 cuando conocí estos aterradores sucesos de la mano de ese gran maestro de las ondas que es Miguel Blanco. En esa época me gustaba quedarme las madrugadas escuchando su legendario programa, ‘Espacio en blanco’. Allí fue donde escuché hablar por primera vez del llamado “Caso Vallecas”. Ahora es Paco Plaza quien lo convierte en película para asustarnos gritando al lado de… ‘Verónica’.

“Hay que hacer bien lo que se hizo mal” (Hermana muerte)

Crítica de Verónica

Esta nueva incursión en el cine de género del director y guionista Paco Plaza supone la traslación y recreación en la gran pantalla del llamado “Caso Vallecas”, un suceso paranormal que todo buen amante del misterio español debería conocer, al haber sido tratado varias veces en míticos programas como ‘Espacio en blanco’ (Miguel Blanco) o ‘Cuarto Milenio’ (Iker Jiménez y Carmen Porter). No obstante, y para los legos, resumiré brevemente lo sucedido en el siguiente párrafo (no leerlo sino se conoce el caso, o no se ha visto la película).

Estefanía Gutiérrez Lázaro era una adolescente de 19 años de familia humilde y numerosa del barrio de Vallecas en Madrid (era la tercera de seis hermanos). En marzo de 1991 realizó una sesión de Ouija que terminó siendo interrumpida. A partir de ahí, su comportamiento y estado físico y mental fue cambiando. Estefanía sufría convulsiones, tenía visiones, escuchaba voces,… Todo hasta que falleció el 14 de agosto de forma súbita. A partir de ese momento, en el domicilio del matrimonio Gutiérrez Lázaro se empezaron a producir, supuestamente, tremendos efectos paranormales. La propia policía acudió a una llamada y, tras observar algunos hechos en apariencia inexplicables, abrió el conocido como “Expediente Vallecas”. Numerosos medios y especialistas se personaron para “investigar”. Inclusive el mismísimo Padre Pilón llegó a bendecir el hogar. Finalmente, la familia terminó por abandonar la morada instalándose en otra casa donde la supuesta fenomenología desapareció.

De pasar la historia real a los textos del guión se han ocupado Fernando Navarro y el propio Paco Plaza. Su libreto conserva la esencia básica del caso pero los cambios son muchos y algunos trascendentes e innecesarios. Para empezar, el nombre de la protagonista cambia de Estefanía a Verónica. Además, la familia del film poco tiene que ver con la real pues aquí al padre se le da por fallecido y Verónica se nos presenta como la hermana mayor. Sin embargo, lo más chocante es ver cómo, de algún modo, se intentan conectar los sucesos paranormales, provocados por la sesión de la Ouija, con un eclipse solar y las extrañas entidades/deidades relacionadas con el fenómeno.

Licencias al margen, el libreto acierta al ofrecernos algo más que una típica historia de terror. Su apuesta nos lleva a presentarnos una temática de familia desestructurada con los problemas que le van surgiendo a una chica adolescente y cómo tiene que cargar con ellos: la responsabilidad, las amistades, el miedo a hacerse mayor, los cambios físicos,… Todo esto forma un buen aporte con la historia principal de horror y nos ayuda mucho a empatizar con Verónica. Así pues, en ningún momento la sentimos como un elemento extraño, algo que sucede en otros films de terror.

Para la ambientación de la película sólo caben elogios. Paco Plaza ha vuelto a contar con la fotografía de Pablo Rosso (saga REC) y esto se nota para bien. Destaca el aire de miedo con el que se consigue dotar al piso de Vallecas (lugar donde transcurre la mayor parte del film) o las secuencias en el sótano del Colegio de las monjas al que acude Verónica. Todo presentando en tonos oscuros y estancias reducidas en las que se adivina la presencia del Mal.

Por otro lado, los efectos visuales son pocos pero muy conseguidos. Me refiero, fundamentalmente, a algunas sombras malignas que se dejarán ver. Por su parte, los efectos sonoros sí que resultan contundentes, empleando ruidos y gritos para provocar el salto en el público. Ahora bien, en general pesa más toda la sensación de miedo que Plaza logra recrear en base a la historia, sugestión y ambientación que los elementos artificiales para conseguirla.

En la música destacan las canciones del grupo Héroes del Silencio como parte activa de la cinta más que de la propia banda sonora. Entre los temas podremos escuchar: “Maldito duende”, “Hechizo” o “Entre dos tierras”.

“No se trata de con quién quieres hablar… sino con quién hablas”. Las chicas del barrio.

Entrando en el reparto decir que estamos ante un film claramente de actrices (niñas, jóvenes y mayores). Todas llevan a cabo una muy buena labor. Asumiendo el protagonismo central y principal tenemos a Sandra Escacena que cumple correctamente dando vida a Verónica, una joven que a los gustos y problemas de su edad les suma el hecho de tener que comportarse como una madre al respecto de sus hermanitas pequeñas. Sandra brilla en los momentos paranormales y en su entrega final en el clímax de la película. Al respecto de sus hermanitas, y hermanito, decir que las pequeñas son interpretadas por Bruna González (Lucía), Claudia Placer (Irene) e Ivan Chavero (Antoñito). Las pequeñas y el chavalín desbordan una gran naturalidad en sus roles. Ninguna pega se les puede poner, todo lo contrario.

En el lado de las veteranas destacan los grandes aportes de Ana Torrent y Consuelo Trujillo. Ana Torrent realiza una labor plena de credibilidad como Ana (nombre elegido como guiño a ‘Cría cuervos’ de Carlos Saura), la trabajadora madre de familia. Una mujer que, tras la muerte de su esposo, se ha visto obligada a sacar adelante el bar familiar del barrio que es su sustento y el de sus hijas. Por su parte, Consuelo Trujillo nos causa desasosiego con su rol de la “hermana muerte”, una monja «centinela» del colegio de Verónica que a causa de su ceguera, vejez y aire misterioso ha recibido ese siniestro apodo por parte de las colegialas. Finalmente, cabe citar una breve aparición/cameo de Leticia Dolera como una de las monjas maestras.

En conclusión.
Finalizo esta crítica de Verónica congrantulándome de que en los últimos tiempos nuestros directores apuesten por nuestra rica historia, tanto la contemporánea como la antigua, tanto la real como la fenomenológica, tanto la literaria como la comiquera. España es un país con una gran y variada temática que ya quisieran tener muchos otros países y resulta una pena que, cinematográficamente, diste mucho de explotarse mejor. Afortunadamente esto es algo que ya se va corrigiendo con apuestas novedosas como esta película de Paco Plaza y otras recientes. Sigamos así, por favor.

Tráiler de Verónica

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