First Man (El primer hombre)
De 1961 a 1969 seguiremos la vida Neil Armstrong. Lo veremos como piloto de pruebas de los X-15, alistarse en la NASA, participar en los proyectos Gemini y, finalmente, formar parte de la tripulación del Apolo 11 convirtiéndose en el primer hombre que pisó la Luna. (Cineycine).
El 21 de julio de 1969, un hombre pisaba la Luna por primera vez en la historia de la humanidad. Años de pruebas, esfuerzos, estudios y sacrificios sirvieron para conseguir uno de los mayores hitos en nuestra historia. A partir de ese momento, un astronauta llamado Neil Armstrong se convirtió en… ‘First Man (El primer hombre)’.
“Este es un pequeño paso para el hombre… pero un gran salto para la humanidad” (Neil Armstrong)
Crítica de First Man (El primer hombre)
Esta película está basada en el libro ‘First Man: The Life of Neil A. Armstrong’, una obra biográfica sobre el famoso astronauta escrita por James R. Hansen. Al parecer, Neil Armstrong era un hombre tremendamente serio, callado, reservado y muy celoso de su intimidad. Tan es así que rechazó a muchos entrevistadores, entre ellos al propio Hansen.
Sin embargo, James R. Hansen no se rindió y fue su insistencia la que le llevó, por fin, a conocer al personaje y a que este le autorizara a escribir su vida. Una vida basada en las charlas que ambos hombres mantendrían. El proyecto del film surgió antes del fallecimiento del propio Armstrong en 2012. El astronauta dio su autorización siempre y cuando la película se apoyara en la obra de Hansen.
El libro ha sigo guionizado por Josh Singer. El guionista no sólo se limitó a “adaptar”, sino que también realizó su propia investigación y documentación acerca del personaje real. Todo esto es muy importante tenerlo en cuenta porque ‘First Man’ no es otra cosa que un completo reflejo de Neil Armstrong. El astronauta queda retratado como un hombre tremendamente introvertido (que no tímido) y callado, tanto en el ámbito familiar como en el profesional y en el público. Dos ejemplos de esto los encontramos en su reticencia a despedirse de sus hijos pequeños, o a su nulo “feeling” con la prensa (ver como Buzz Aldrin se percata de su incomodidad tomando la palabra en la conferencia de prensa clave).
Las características personales de Armstrong son “arrastradas” por la película a lo largo de sus 141 minutos. Así pues, si no se logra conectar con la personalidad representada en pantalla, algo que es tremendamente complicado, la cinta se puede convertir en un producto de “muy difícil digestión” porque su falta de garra y carisma es evidente.
Por otro lado, hay que resaltar que se ha evitado usar, en la medida de lo posible, un lenguaje puramente técnico. De esta forma, el film se hace más accesible y cercano a todo tipo de público al no bombardearnos con cálculos, fórmulas, números,… Además, cuando hay que explicar alguna particularidad (por ejemplo, el acople del Gemini 8 con Agena) esto se hace de forma muy sencilla.
En los aspectos técnicos nada que reprochar a un film en el que Damien Chazelle ha apostado por una filmación “analógica”. Esto quiere decir que la cinta reniega de la modernidad y apuesta por un tono, un colorido y una fotografía muy de la época, contrastando su doble filmación en 16 y 35 milímetros. También se han evitado, en lo posible, los efectos en post-producción y se han empleado numerosas maquetas y fotografías de fondo cedidas por la NASA.
Al respecto de los diferentes aviones y naves, Chazelle logra hacernos sentir como si estuviéramos en las propias cabinas del X-15 o del Gemini 8. La sensación de opresión está muy conseguida gracias al empleo de la cámara y al uso del sonido. En palabras del propio Armstrong en el film: “Es como estar en una centrifugadora”. Contempladas desde el exterior, las primeras capsulas resultan espeluznantes. Es algo increíble que esos engendros de hierro, tornillos y cables pudieran ser puestos en órbita. No hay más que ver la mirada que el propio Neil le echa a una de estas “naves” antes de subirse a ella…
En la banda sonora nos encontramos con Justin Hurwitz, el compositor de cabecera de Damien Chazelle. En sus composiciones destaca el uso del piano para conseguir crear momentos intimistas. Momentos que tienen lugar, fundamentalmente, en las escenas del astronauta con su familia y en sus recuerdos de su hijita Karen.
“¿Por qué es importante ir al espacio?”. Apolo 11.
El protagonista principal es Ryan Gosling en la piel de Neil Armstrong. La suya es una interpretación de remarcado carácter interior, en consonancia con la personalidad ya descrita del propio Armstrong. Pocas emociones nos va a transmitir aquí Gosling. El ejemplo más claro de la vida emocional interior del personaje la encontramos cuando recibe la noticia del fallecimiento de un amigo y se queda totalmente frío exteriormente… mientras que la presión interna por la noticia le lleva a romper la copa de cristal que porta en la mano. Una escena bastante impresionante y que pienso retrata a la perfección el tipo de personaje e interpretación que nos ofrece en este film el actor canadiense. Tan sólo lo veremos explotar en llanto al recordar a Karen, la hijita que perdió y la que parece que cambió su personalidad. Su ciclo y recuerdo quedará cerrado en la Luna.
Por su parte, la actuación de Claire Foy me parece la mejor de toda la cinta y a un nivel altísimo. La actriz inglesa desempeña su papel de Janet Armstrong brillando mucho en los momentos dramáticos y con una credibilidad total. Foy es capaz de dotar de un gran temperamento a esta pequeña ama de casa para poner firme no sólo a su esposo… sino también a algún jefecillo de la NASA (atención a cuando obliga a Neil a despedirse de sus hijos o a cuando le exige a Slayton que vuelva a enchufar la radio). Bien se puede decir que su Janet Armstrong es la heroína tapada de esta historia.
Del resto de intérpretes poco se puede decir porque apenas se incide en sus personajes. Los que más protagonismo llegan a tener son Jason Clarke (Edward Higgins, uno de los amigos más “cercanos” a Neil) y Kyle Chandler (Deke Slayton, uno de los jefes del programa). Decir que ambos lo hacen bien, pero tampoco tienen ante sí una gran labor ni minutos para sobresalir. El resto del elenco está para “adornar” y salir en tres o cuatro escenas. Este es el caso de gente como Ciarán Hinds (Robert Gilruth) o Corey Stoll que al menos se hace algo de notar en sus brevísimos minutos dando vida a Buzz Aldrin.
En conclusión.
Finalizo esta crítica de First Man (El primer hombre), una película que queda especialmente recomendada para los amantes de la figura de Neil Armstrong y de los logros de la carrera espacial norteamericana. En estos aspectos, el film funciona bastante bien, pero no le pidamos más porque no lo ofrece… y la casi nula presencia y/o acercamiento a otras figuras relevantes es un ejemplo de esto.
Tráiler de First Man (El primer hombre)
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