El salario del miedo
1951, Las Piedras es un pequeño pueblo latinoamericano lleno de inmigrantes en su mayoría europeos que queman allí sus vidas en la más absoluta de las vagancias. La falta de un trabajo fijo, de dinero y sobre todo la falta de ganas… los han convertido en meros seres aborregados que dejan escapar sus vidas en charlas pasajeras de taberna local.
Sin embargo, la quema de uno de los pozos petrolíferos de la Compañía Norteamericana SOC les dará una nueva oportunidad de rehacer sus vidas. El trabajo no será nada fácil, es más, será casi un suicidio: transportar 10 toneladas de nitroglicerina en dos camiones a lo largo de una peligrosa ruta hasta el pozo ardiendo. El premio 2000 dólares por cabeza con los que empezar una nueva vida. (Cineycine).
Era pequeño cuando vi por primera vez esta película, no sabía ni el título, pero cuando años más tarde la volvieron a dar por televisión me acordé de aquellos tremebundos camiones de la nitroglicerina que tanto me impactaron en su momento. Rápidamente busqué en el periódico el título de este sobresaliente film y por fin pude conocerlo: ‘El salario del miedo’.
“No te preocupes, yo te daré ejemplo”.
Valoración:
‘El salario del miedo’ es una tremenda película de unos derrotados a los que la vida concede una segunda oportunidad. Eso sí, esta nueva oportunidad es tan arriesgada que pondrá sus vidas pendiendo de un hilo, y es que, con la carga de nitroglicerina que tienen que transportar en unos gigantescos camiones hay pocas bromas que hacer. Estos derrotados son cuatro: el duro Jo y su dominado amigo Mario para un camión, y el gigantesco Bimba y el bonachón Luigi para el otro camión.
Precisamente, uno de los muchos puntos fuertes de este film, es el magnífico retrato que hace de estos personajes excelentemente interpretados por Charles Vanel, Yves Montand, Peter van Eyck y Folco Lulli respectivamente. Es un magnífico «retrato» en el que a lo largo del viaje, los hombres se convertirán en muñecos y los muñecos en hombres… descubriendo así sus verdaderos rostros que permanecían ocultos en la farsa del poblado local.
Los otros puntos fuertes del film son: la dirección y los poderosos camiones en los que se transporta la nitroglicerina. Es increíble que en esa época se pudiera filmar con tal perfección un film como este con las enormes dificultades de rodaje que seguramente plantearon muchas de las escenas con esos colosos de cuatro ruedas. Es algo digno de verse, recuerdo, por ejemplo, ahora mismo una escena en una rampa de madera con uno de los camiones maniobrando marcha atras o la propia escena final de las curvas ¡Buf! los pelos de punta.
En conclusión:
‘El salario del miedo’ es un excelente retrato de unos perdedores a los que la vida concede una segunda oportunidad en forma de viaje suicida. Este viaje también nos llevará a descubrir la verdadera pasta de la que están hechos estos hombres. Cuatro derrotados, un viaje suicida y dos tremendos camiones nos esperan en esta sobresaliente película que nadie debe perderse. Al verla sabréis porque se titula ‘El salario del miedo’.
“No sólo nos pagan por conducir, también nos pagan por pasar miedo”.
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