La tierra de los muertos vivientes
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Primero nos resguardamos en una cabaña situada en pleno campo. Después la acción se trasladó a unos grandes almacenes convertidos en improvisado fortín. En la tercera entrega nos refugiamos en un búnker militar. Y ahora nos toca buscar protección en toda una ciudad. Se trata de conseguir sobrevivir a… ‘La tierra de los muertos vivientes’.

“Mientras sigamos con vida no les faltará alimento. Cuando les falte significará que todos estamos muertos…”

Crítica de La tierra de los muertos vivientes

El año 2004 significó el resurgimiento comercial del subgénero de los zombis. Ese año se estrenóAmanecer de los muertos’, el remake de Zack Snyder sobre el original de George A. Romero. La cinta de Snyder fue todo un éxito de crítica y público. En consecuencia, nuestros amigos podridos “volvieron a la vida” experimentando un nuevo “boom”. Los zombis volvían a levantarse de sus tumbas para protagonizar nuevas películas y series en los años siguientes. Entre las primeras puedo citarZombies party (Edgar Wright, 2004), Bienvenidos a Zombieland (Ruben Fleischer, 2009) o Guerra mundial Z (Marc Forster, 2013). Entre las series es obligado recordar ‘The Walking Dead’ (2010). Esta nueva moda de los zombis se ha mantenido incluso actualmente con los films de la saga ‘Resident Evil’, o el regreso de la trilogía iniciada con28 días después (Danny Boyle, 2002).

Naturalmente, un hombre como el ya citado George A. Romero no se iba a quedar quieto viendo como los demás explotaban a sus criaturas. Romero también quería su parte del pastel, sobre todo tras quedarse fuera de la adaptación de Resident Evil (Paul W.S. Anderson, 2002). Por ello, en 2005, lanzó a cines ‘La tierra de los muertos vivientes’. En el particular universo de Romero estamos ante su cuarta cinta tras tres películas tan memorables como lo fueron: ‘La noche de los muertos vivientes’ (1968), ‘Zombi’ (1978) y ‘El día de los muertos’ (1985). Tres obras a cada cual mejor y más insuperable.

Tal y como acabo de indicar, los films precedentes eran auténticas piezas maestras del género. Por consiguiente, uno podría esperar que ‘La tierra de los muertos vivientes’ también estuviera a ese nivel. Lamentablemente no es el caso. Esta cuarta película de la saga del reputado cineasta y guionista queda como un producto alimenticio. Un film que parece realizado simplemente para recaudar ingresos fáciles subiéndose a la nueva ola iniciada por la ya referida cinta de Zack Snyder. Ahora bien, una película “alimenticia” de George A. Romero siempre será mejor que cualquier imitación. Esto también es justo decirlo.

Al margen de la temática zombi, en el guión de Romero podemos encontrar varias ideas que el cineasta siempre manejó en sus films. Me refiero a la carga crítica contra algunos elementos imperantes en la sociedad. Si en anteriores libretos criticaba el racismo, la crueldad humana, el consumismo o el militarismo,… ahora centra su denuncia en la desigualdad social. Ahí están los ricos del rascacielos de Fiddlers Green con toda una estructura y organización montada para que la gente de los suburbios nunca les alcancen. Una idea muy similar a la expuesta enRompenieves (Joon-ho Bong, 2013). Además, Romero sigue ahondando en la capacidad de aprendizaje de los zombis (recordemos a Bub en ‘El día de los muertos’) e incluso en la posibilidad de que puedan tener sentimientos. Todo esto reflejado en Big Daddy, el zombi de la gasolinera convertido en todo un líder.

El maquillaje, prótesis y efectos de recreación de los zombis fueron a las manos de toda una leyenda del fantástico: Greg Nicotero. Su trabajo, apoyado por KyB Effects, lo podemos calificar como “Valor seguro”. En pantalla veremos muy variados muertos vivientes. Entre ellos podremos ver a curas, animadoras, carniceros, oficinistas, albañiles, músicos, payasos,… El desfile es total y de calidad. Nicotero habla así de sus podridos: “Anatómica y fisiológicamente se trata de cuerpos putrefactos. Los músculos y la carne se están descomponiendo así que no los imagino más animados. Al contrario, los imagino menos animados. Es difícil andar porque sus músculos no funcionan como antes y sus huesos son más frágiles”.

El propio Romero también dejó su personal y particular toque en las carnicerías que se montan los zombis con sus típicos “banquetes” de carne humana incluidos. Quizás estén más contenidos que en pasadas ocasiones por ser este un film más comercial… Pero, aun así, podremos ver a los muertos vivientes sacarle los intestinos a los vivos, arrancarles las cabezas, sacarles y comerles los ojos, y todo tipo de descuartizamientos… Por su parte, los humanos tampoco se andarán con chiquitas reventando a tiros las cabezas de nuestros queridos podridos o atravesándoles el cráneo con diferentes objetos punzantes. En resumen, creo que puedo decir que ‘La tierra de los muertos vivientes’ cumple a nivel de casquería. No en vano su calificación en USA fue una generosa R.

Pasando al reparto, el mejor parado es John Leguizamo como Cholo. El actor nacido en Colombia dota a su personaje de un carácter rebelde e impulsivo que le hace sobresalir. Incluso incorpora algunos chascarrillos en español cuando está mosqueado por algo. Su personaje, Cholo, es el segundo al mando del convoy de “El azote de los muertos”. Pero ser el número dos no le impide saltarse las normas en su propio beneficio siempre buscando algún “tesoro” con el que intentar ganarse al jefe supremo, Kaufman. A este último lo interpreta el mítico Dennis Hopper en una performance más calmada y analítica bastante alejada de sus roles más extravagantes. El tal Kaufman es el gran administrador de Fiddlers Green con criado negro incluido. Kaufman tiene montada toda una estructura de contactos y apoyos que, lastimosamente, quedan sin mostrar.

Menos brillante que Leguizamo resulta Simon Baker encarnando a Riley Denbo, el líder y diseñador de “El azote”. No es mala la actuación de Baker, pero su rol no está escrito para sobresalir. Es un papel para cumplir con la cuota de héroe y ya. A su fiel compañero y guardaespaldas lo encarna Robert Joy como Charlie, un hombre bueno aunque corto de inteligencia. Y también tenemos el protagonismo de Asia Argento como Slack, una prostituta echada como carne de cañón a los zombis. Asia llama la atención en la inenarrable presentación de su personaje. Posteriormente le toma el ritmo a Baker y Joy y su performance termina en esa línea.

Del lado de los zombies habría que destacar a Eugene Clark. El gigantesco actor hace un trabajo interpretativo basado en la expresión corporal encarnando al podrido Big Daddy, un fornido empleado de una gasolinera ahora convertido en un podrido que parece tener cierta inteligencia y don de mando. Clark completa su performance con diferentes gritos y gemidos que expresan las “emociones” de su personaje. Por último, y si están atentos, podrán ver en diferentes cameos zombificados a gente como Simon Pegg, Edgar Wright y Tom Savini. Los dos primeros participaron porque a Romero le hizo mucha gracia la anteriormente citada ‘Zombies Party’. Por su parte, Savini repite su rol de ‘Zombi’.

“Nada sale nunca como uno quiere. Al final siempre surge algo tras una esquina que te sorprende” (Cholo)

En conclusión.
Finalizo esta crítica de La tierra de los muertos vivientes, la “cuarta entrega” de la serie iniciada en 1968 por George A. Romero. En su global resulta claramente inferior a los tres films precedentes. Podemos apreciar un cierto aire y espíritu de su creador, pero se nota más como una película “oportunista” que como una obra personal e independiente como sí lo eran las tres anteriores.

Tráiler de La tierra de los muertos vivientes

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