Ray Harryhausen
Filmografía de Ray Harryhausen.
Recuerdo perfectamente una de las películas que marcaron mi infancia. Se titulaba ‘Hace un millón de años’. Aunque su principal reclamo era ver a una espléndida Rachel Welch en bikini, yo estaba demasiado embobado observando cómo unas criaturas prehistóricos luchaban y morían en combates singulares. El hombre que se ocultaba tras esa mágica experiencia era Ray Harryhausen. Hablamos de un técnico en efectos especiales que, con el tiempo, se convirtió en el último gran mago que ha conocido el cine.
«Nunca me limitaron. Nunca me dijeron lo que tenía que hacer» (Ray Harryhausen)
Los primeros pasos.
Raymond Frederick Harryhausen nació un 29 de junio de 1920 en Los Ángeles. Desde bien pequeño demostró poseer una gran pasión por la fantasía y concretamente por los dinosaurios, las fascinantes criaturas que millones de años atrás habían dominado la Tierra. Sus padres, lejos de controlar sus inquietudes y moldear su futuro profesional, le animaron a hacer realidad sus sueños. El propio Harryhausen recordaba esos primeros años y la ayuda que tuvo de ellos: «Toda mi vida he tenido obsesión por la fantasía, haciéndola crecer durante mis años como estudiante. Alcancé nuevas cotas con las novelas, ilustraciones y películas que veía. Mis padres siempre me apoyaron y alimentaron esta inusual pasión llevándome al cine y al teatro». Poco a poco, Ray fue tomando conciencia de a qué quería dedicarse.
Ya en el colegio aprendió a construir sus propios dioramas con paisajes y figuras que representaban escenas prehistóricas, pero alguien tendría una influencia decisiva. En una visita al museo del condado descubrió la obra del artista Charles R. Knight, especializado en ilustraciones de fieras prehistóricas. Aquellos cuadros y murales llenos de vida tuvieron un gran impacto en la portentosa imaginación de Harryhausen. A partir de entonces los utilizó de modelo para sus propias creaciones.
Hay que imaginar a un Ray Harryhausen muy joven para entender lo que supuso el cine para él. Con apenas trece años sus padres le llevaron a ver una película que marcaría un antes y un después en su vida, ‘King Kong’ (Merian C. Cooper, 1993). El pequeño Ray salió emocionado de la sala por lo que acababa de ver. Sabía que el enorme gorila que trepaba por el Empire State no era real. Sin embargo, ansiaba conocer los detalles del procedimiento que le había dado vida. Eso le llevó a experimentar con marionetas fabricadas por él mismo, a leer libros y a visitar exposiciones para ser capaz de comprenderlo. Y fue en ese momento cuando se dio cuenta de que él quería formar parte del proceso creativo que daba vida a esas criaturas.
Harryhausen trabajó incansablemente en su propia casa para desentrañar los misterios de la animación. Con la única ayuda de una vieja cámara consiguió recrear dioramas que frame a frame cobraban vida. Fue en aquellos años cuando conocería a una de las personas que más importancia tendrían en su vida personal y profesional. Me refiero al escritor de fantasía Ray Bradbury, autor de obras como ‘Crónicas marcianas’. El propio Harryhausen lo recordaría así: «Ray y yo descubrimos que teníamos mucho en común, pero fue la mutua perseverancia a la hora de seguir con nuestras carreras lo que más nos unió».
A los dieciocho años, y contando ya con unos conocimientos avanzados, se embarcó en el que sería su primer gran proyecto, un cortometraje titulado ‘La evolución del mundo’. Aquí pretendía mostrar los inicios del planeta hasta el fin de la era de los dinosaurios. Trabajó incansablemente construyendo figuras como un tiranosaurio, un triceratops o el famoso pterodáctilo. Fue entonces cuando consiguió citarse con Willis O’Brien, el genio que había animado personajes tan legendarios como King Kong. Desgraciadamente, el trabajo que Ray le mostró no acabó de satisfacer al veterano animador. Así pues, Willis le recomendó que estudiara la anatomía de los animales que pretendía animar para que parecieran más naturales. Fue un punto de inflexión en la carrera de Harryhausen. Alentado por los consejos de O’Brien comenzó una estricta formación en arte y anatomía en la Universidad de Los Ángeles.
Fueron unos años intensos a través de los cuales tomó conciencia de lo importante que era también la técnica cinematográfica, apuntándose a clases nocturnas de fotografía y dirección artística. Poco a poco, el joven e inexperto fue mejorando su técnica para conseguir que los modelos que construía tuvieran no sólo fluidez de movimientos sino también una personalidad propia. En 1940, acabados ya sus estudios universitarios, tomaría contacto con la profesión trabajando a las órdenes del director George Pal en la serie televisiva ‘Puppetoons’. No era un proyecto que le permitiera tener apenas creatividad, lo que unido al inicio de la guerra propició que en 1942 acabara enrolado en el ejército. Como militar realizó documentales propagandísticos a las órdenes de otro grande de la dirección, el por entonces coronel Frank Capra.
El inicio de una prometedora carrera.
En 1949 ve cumplido finalmente su sueño. Willis O’Brien contacta con él para ofrecerle colaborar nada más ni nada menos que en una nueva película titulada ‘El gran gorila’. Película que en 1998 sería versionada bajo el título de ‘Mi gran amigo Joe’. O’Brien ya no sentía el aliciente de antes por la animación, así que se mantuvo bastante al margen de este trabajo y permitió a Harryhausen implicarse en el proceso. La película fue un éxito y se llevó el Oscar de la academia a los mejores efectos especiales. Era el punto de partida para que la carrera de Ray diera su impulso definitivo. A pesar de todo, los primeros proyectos que emprendió en solitario no llegaron a buen puerto. En consecuencia, a principios de los cincuenta regresó a los cortometrajes.
Hacia 1952 se embarca en un nuevo proyecto, una vez más con un dinosaurio como protagonista. Se trataba de ‘El monstruo de los tiempos remotos’, una producción de bajo presupuesto en la que consiguió idear un nuevo proceso de animación que, con los años, acabaría triunfando y pasándose a llamar «Dynamation». De él hablaremos más adelante, pero baste con decir que la película cautivó al público y abrió la puerta a muchas otras producciones, así como a series míticas como Godzilla.
Esta nueva moda por el «cine de monstruos» le llevó en 1955 a una producción de Charles H. Schneer titulada ‘Surgió del fondo del mar’. En ella se enfrentó a dos nuevos escollos. El primero era el bajo presupuesto que impuso ciertas limitaciones en el diseño del monstruo: un pulpo gigante. Y el segundo era que las autoridades de San Francisco, donde tenía lugar la acción, eran reticentes a permitir que un pulpo gigante se subiera al Golden Gate y se merendara a los ciudadanos, por aquello de no dañar la imagen de la ciudad. Finalmente consiguieron rodar a escondidas los planos necesarios para montar las secuencias de animación. Ray comentaría: «Después de todo esto, la ciudad, aunque nunca perdonó a Charles, no hizo ningún intento por prohibir la película. Es más, resultó ser un éxito en San Francisco sin llegar a dañar a nadie, incluyendo el puente».
Los años cincuenta también estuvieron marcados por el fenómeno de los OVNIs. Fruto de ello surgirían películas como ‘La tierra contra los platillos volantes’, donde pudo encargarse del diseño y animación de los platillos. Era un trabajo que le limitaba, porque como él mismo declararía: «No podía hacer mucho con los platillos volantes porque básicamente eran un disco metálico. Así que intenté añadir personajes dentro para que pareciera una nave tripulada». Ya en 1957 se encargó de los efectos especiales de otra película de ciencia ficción, ‘La bestia de otro planeta’ (aka ‘A 20 millones de millas de la Tierra’), donde un reptil venusiano llamado Ymir amenaza con sembrar la Tierra de destrucción. Harryhausen realizó un trabajo excelente, dejando para la posteridad escenas memorables como la encarnizada lucha entre Ymir y un elefante.
La llegada del color.
En 1953 se le ocurrió la idea de realizar una película ambientada en los cuentos de las «Mil y una noches». El productor Charles H. Schneer, con quien había trabado amistad, conseguiría cuatro años más tarde que este proyecto viera la luz bajo el título ‘Simbad y la princesa’. Era la primera película en color que abordaba Ray, con todo lo que ello implicaba a nivel de animación y producción. El resultado fue una maravillosa y exótica aventura que, incluso en plena era de la infografía, mantiene intacta su magia. Escenas como la lucha contra el cíclope o la pelea con espadas entre Simbad y un esqueleto pasaron a formar parte de la historia del cine.
Tras trabajar en la adaptación de ‘Los viajes de Gulliver’, que le permitió viajar por Europa y perfeccionar su técnica, acometió un nuevo gran proyecto nuevamente en compañía de Charles H. Schneer. La película se tituló ‘La isla misteriosa’. Partiendo de la novela original de Julio Verne pudo dar rienda suelta a su creatividad, creando una buena variedad de criaturas y monstruos con los que los protagonistas debían enfrentarse. Como novedad, esta vez utilizó un cangrejo auténtico que fue vaciado para poder introducir dentro el armazón que permitía mover al crustáceo.
En 1963 llegó la que sin duda es la mejor película de Ray Harryhausen, o cuanto menos la más completa. Nos referimos a ‘Jason y los argonautas’, una aventura épica ambientada en la antigua Grecia. A pesar de secuencias tan impecables como el ataque del coloso Talos o la lucha con la Hidra, la más memorable de todas es, sin duda, la pelea de Jason y sus hombres contra siete siniestros esqueletos. Dicha secuencia tardó en rodarse casi cinco meses, y el propio Ray tuvo que ejecutar un total de 184.800 movimientos con las figuras para conseguir la fluidez necesaria. Curiosamente la película no tuvo el éxito esperado en taquilla. No obstante, y con el tiempo, se ha convertido en un clásico indispensable para cualquier amante del cine fantástico.
Sólo un año más tarde se enfrascó en una nueva adaptación de la obra de H.G. Wells bajo el título ‘El primer hombre en la Luna’. Fue la última película donde su padre le ayudó en la fabricación de los caparazones de sus modelos. El acabado no acabó de satisfacer al veterano animador debido, en parte, a que la cinta estaba filmada en Cinemascope, un formato que le causó numerosos problemas durante el proceso de animación.
Ya sin el veterano Charles H. Schneer en la producción, trabaría en 1966 en una nueva película para la Hammer, ‘Hace un millón de años’. Se trataba de una fábula donde humanos y dinosaurios convivían en un remoto pasado. La experiencia acumulada y el absoluto control que tenía Harryhausen en el proceso de animación dieron como resultado una película colorista con unos memorables enfrentamientos entre hombres y bestias prehistóricas. Además, y por primera vez en su dilatada carrera, Harryhausen empleó dos animales vivos para complementar los modelos realizados por él: una iguana y una araña. Pese a carecer de un guión elaborado, en el aspecto técnico volvió a cautivar al público.
Habrían de pasar unos cuantos años para que Harryhausen regresara a la gran pantalla. Fue junto a su amigo y productor Charles H. Schneer. Se planearon dos películas protagonizadas por el legendario Simbad, para las cuales Ray escribió gran parte de los guiones y los storyboards. La primera de ellas fue ‘El viaje fantástico de Simbad’, donde pudo cumplir uno de sus viejos anhelos al crear un humanoide alado semejante a un demonio, así como un centauro ricamente detallado. La segunda película se estrenó en 1977 bajo el tituló ‘Simbad y el ojo del tigre’. Junto a la primera completó un elenco de criaturas muy variadas, tales como cíclopes, felinos, seres humanoides o incluso un babuino gigante.
Por aquellos años Ray Harryhausen ya se encontraba en el ocaso de su carrera y era considerado un auténtico mago de los efectos visuales, pero aún tendría tiempo de ofrecer una muestra más de su maestría. Fue en 1981 con la película ‘Furia de titanes’, una aventura épica ambientada nuevamente en la antigua Grecia que fue versionada en 2010 con mucha más pompa pero mucha menos frescura. Fue entonces cuando diseñaría uno de los personajes más recordados de toda su carrera fílmica, la Medusa. Su viejo amigo Ray Bradbury siempre lo recordaría con admiración: «La secuencia de la Medusa es lo mejor que ha fotografiado nunca». Además se contó con un gran reparto encabezado por Laurence Olivier, Maggie Smith y Harry Hamlin. Estos artistas contribuyeron a que el film respondiera muy bien en taquilla.
Un merecido retiro.
Aunque participaría en diversos proyectos durante principios de los años ochenta, ninguno de ellos llegó a buen puerto y se retiró oficialmente de la animación en 1984. Para explicar el por qué quizás basten sus palabras: «Lo que finalmente me persuadió para dejarlo fue que vi que la naturaleza del héroe estaba cambiando. Cuando yo era niño teníamos héroes como Cary Grant, Ronald Colman y David Niven, verdaderos caballeros de la pantalla. Ahora todo lo que hay es Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone y toda esa gente que soluciona los problemas con los puños. Es un mundo diferente y, a veces, siento que no formo parte de él».
En cualquier caso, el padre del stop-motion dejaba tras de sí una fructífera carrera y, sobre todo, una obra influyente. Una obra que tendría gran repercusión en décadas posteriores. Su técnica de animación dejó paso a los efectos visuales actuales. Según él: «Cuando tienes un estudio grande detrás, la animación generada por ordenador funciona de forma distinta. Cada profesional hace una pequeña cosa: uno se dedica a la animación, otro pone la textura y otro se encarga de la expresión facial. Todos estos son trabajos diferentes a como yo lo hacía».
Ray fue premiado con numerosos galardones pero ninguna de sus películas recibió jamás una nominación a los Oscar, probablemente porque no eran grandes producciones. Como él solía decir «Los estudios estaban asustados por el elevado coste que había tenido ‘El gran gorila’, así que tuve que irme al otro extremo y demostrarles que podía hacerlo con menos dinero. Me temo que eso me encasilló en las producciones de bajo presupuesto, lo cual fue muy frustrante». Gracias a la labor de su esposa y amigos esto fue corregido cuando en 1992 recibió un Oscar Honorífico de manos del actor Tom Hanks. Los últimos años de su vida los pasó en Londres en compañía de su esposa Diana, gestionando el legado de su carrera mediante una fundación privada que lleva su nombre. Este auténtico mago del cine falleció el martes 07 de mayo de 2013 a los 92 años.
La técnica del Dynamation.
Antes de la llegada de Ray Harryhausen, las películas empleaban el stop-motion de forma muy básica. Esto conllevaba que los costes de fabricación de las miniaturas fueran elevados y que fuera muy difícil combinarlas con imágenes reales. Pero con el estreno de ‘El monstruo de los tiempos remotos’ Harryhausen aportó una nueva técnica de animación que eliminaba gran parte de esos problemas. Dicha técnica empleaba una doble pantalla donde se realizaba una proyección por detrás, mientras que delante se situaba el modelo que se iba a animar. Y en la parte frontal estaba la cámara que captaba el conjunto de la secuencia. Era un trabajo agotador, como Ray diría en una entrevista «Tuve que aprender a hacerlo todo porque no pude encontrar otra alma gemela. Ahora ves a un equipo de ochenta personas haciendo las mismas cosas que hacía yo solo».
El primer paso en el proceso era filmar la imagen de fondo, que podía ser una simple fotografía estática o bien una filmación real, por ejemplo un montón de gente corriendo por la calle de una ciudad. Entonces se proyectaba desde detrás sobre una pantalla de plástico especial que permitía ver por delante las imágenes con toda claridad. En la parte delantera iba la cámara, que se encargaba de filmar el conjunto, y delante de ella se situaba un cristal que permitía opacar aquellas zonas que interesara preservar mientras se realizaba la animación del modelo. Es un proceso complicado de entender pero, en cierto modo, no era otra cosa que superponer varias capas en una sola filmación. Obviamente, tanto la proyección trasera como el movimiento del modelo escogido se realizaba frame a frame para que todo fuera coordinado.
El uso del Dynamation permitió a Harryhausen ahorrar muchísimo dinero en miniaturas, al mismo tiempo que permitía con muchísima más facilidad que los métodos antiguos la inclusión de personas reales en la filmación. A lo largo de los años se fue depurando el proceso y combinándolo en etapas más tardías con técnicas como el split-timming, que servían para que un modelo animado interactuara con una persona. El mérito de este sistema queda evidenciado en el hecho de que, debido a los bajos presupuestos de las películas, no había la posibilidad de realizar segundas tomas. Simplemente se grababa y eso es lo que se veía en la pantalla.
Filmografía.
1949.-El Gran Gorila.
1949.-La historia de Caperucita Roja.
1953.-La bestia de tiempos remotos.
1955.-Surgió del fondo del mar.
1956.-La Tierra contra los platillos volantes.
1956.-El mundo animal.
1957.-La bestia de otro planeta.
1958.-Simbad y la Princesa.
1960.-Los Viajes de Gulliver.
1961.-La Isla Misteriosa.
1963.-Jasón y los Argonautas.
1964.-El primer hombre en la Luna.
1966.-Hace un millón de años.
1969.-El Valle de Gwangi.
1974.-El Viaje Fantástico de Simbad.
1977.-Simbad y el Ojo del Tigre.
1981.-Furia de Titanes.
«Me siento muy feliz cuando los fans más jóvenes me dicen que mis películas han cambiado sus vidas. Es un gran cumplido porque significa que hice algo más que películas entretenidas. En realidad participé de las vidas de la gente y, espero, las cambié para mejor» (Ray Harryhausen 1920-2013)
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