La jauría humana
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El Sheriff Culder (Marlon Brando), está a punto de ver como el pueblo que hasta hace poco manejaba con mano firme, se convierte en un hervidero cuando la población se descontrole un sábado noche. Todo ello, coincidiendo con la fuga de un ratero y exaltador local (interpretado por un jovencísimo Robert Redford). La ley de Culder no está preparada para luchar contra:La jauría humana‘.

La Jauria Humana

Calles de fuego…
Bobby Reeves (Robert Redford) logra escapar del presidio donde estaba encarcelado cuando sólo le faltaba un año y tres días para salir en libertad. Y lo hace en compañía de un preso tremendamente peligroso que pronto le dejará solo y con las manos manchadas en sangre. El primer objetivo de Reeves es lograr llegar hasta la frontera con México, y allí iniciar una nueva vida, el tiempo suficiente para que las cosas se calmen, y se olviden de él. Pero su eterna mala suerte le llevará de nuevo al lugar donde nació, vivió y obtuvo su mala fama.

Allí, en una pequeña ciudad del sur de Estados Unidos, los lugareños le esperan con el cuchillo entre los dientes, ávidos de tomarse la justicia por su mano: desde el hijo del magnate local Val Rogers (E. G Marshall), Jake (James Fox) que vive un apasionado romance con Anna (Jane Fonda) la esposa de Bobby (idilio extra-conyugal conocido por todos menos por este y por el padre de Jake), hasta el vice-presidente del Banco Rogers, Edwin Steward (Robert Duvall) que oculta un oscuro secreto relacionado estrechamente con Bobby. Y también pasando por elementos de la más mísera calaña como el tendero Lem Brewster (Clifton James), el chulesco empleado de banca Damond Fuller (Richard Bradford) o el vocero oficial del pueblo, el Señor Briggs (Henry Hull). En medio de todos, se encuentra el honesto Sheriff local, Culder (Marlon Brando) al que el pueblo se le está yendo de las manos.

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Critica de La Jauría humana.
Arthur Penn (1922-2010) firmante de un buen puñado de largometrajes indispensables de los 60s y 70s, como ‘El zurdo’, ‘El milagro de Ana Sullivan’, ‘Bonnie & Clyde’ o ‘Pequeño gran hombre’, se marca en ‘La jauría humana’ (The Chase),  una magistral antología sobre el ciudadano medio de los años posteriores a la gran depresión, y que coincidían con el auge de las nuevas fortunas, la liberación social y sexual, y la inestablemente instaurada figura del sheriff de ciudad moderna.

Penn da una autentica lección de arte cinematográfico mostrando a una variopinta y, en muchas ocasiones, deleznable mezcla de todo tipo de seres humanos, en su mayoría ciudadanos de clase-media, habitantes de un pequeño pueblo Texano, dominado por el cacique local, Val Rogers, amo y señor de todas las tierras, y hasta de las todas las vidas de los lugareños, incluida (sin que este lo sepa) la del sheriff local.

‘La jauría humana’ traspasa su condición de thriller rural, deviniendo en un violentísimo western de ciudad mostrando a su vez formidablemente una época de cambio, en donde la revolución industrial se hacía cada vez más potente. Una época dónde la implantación de la ley y la justicia judicial aún estaban muy verdes. El film nos eneseña además una pequeña muestra de la América más intransigente en donde la liberación sexual estaba a punto de estallar y los hombres de honor habían desaparecido dando paso a las grandes empresas, y en donde la doble moral campaba a sus anchas, criando su semilla en cada casa. Penn apoya su descarnado ojo visual en la antológica novela homónima de Horton Foote y en su espectacular reparto de actores. Inteligente mezcla de valores en alza como Jane Fonda, Angie Dickinson, Robert Redford, o Robert Duvall con intérpretes de carácter como Richard Bradford o E. G. Marshall y una estrella indiscutible como Marlon Brando.

Repasando el elenco, encontramos a un más que convincente Robert Redford en uno de sus primeros papeles de relevancia. Redford da vida al eje del relato Robert ‘Bobby’ Reeves. Un hombre desesperado. Un pobre diablo, ratero, exaltador y rebelde, al que desde joven le vinieron todas mal dadas. A pesar de su juventud, y de su porte, Redford logra unos registros interpretativos muy dignos destacando sus peroratas finales. Es más, para ser sincero, hay que destacar el hecho de que su interpretación crece notablemente en esos instantes, donde por fin se ve cara a cara con su mujer y recita un monólogo desgarrador (extraído en parte en la sección de frases memorables de esta crítica de La jauría humana), confesando a la audiencia, a su mujer y a Jake, el por qué se fugó de la cárcel.

Otro que estaba ante una de sus primeras apariciones cinematográficas es el legendario Robert Duvall (ya luciendo su característica calvicie). Duvall da vida a un patético empleado de banca, casado con una pedante y molesta joven que no para de dejarle en evidencia. Duvall clava a la perfección el perfil de cobarde y gris ciudadano, un Rodriguez con todas las de la ley. Subiendo en el escalafón actoral, tenemos a una perturbadoramente inestable Jane Fonda que en el film interpreta a la bella esposa de Reeves. Fonda, ganadora de un Oscar por ‘El regreso’ en 1978 sabe llevar su rol a buen puerto, ya sea, rebelándose contra su padrastro, o jugando a dos bandas con Jake, mientras afirma seguir amando a Bobby.

Finalmente llegamos a lo más alto del podio con la fascinante -e inteligentemente calculada en gestos y porte- labor de Marlon Brando dando vida a un sheriff honrado que ve como sin darse cuenta (o sin querer darse cuenta) el tinglado se le va de las manos. Dejando de lado esa egolatría que tanto se le achacaba, Brando, se integra a la perfección dentro del reparto coral del film dejando que sea su incalculable talento como actor el que hable. Lejos de su pose de divo, Brando engrandece la profesión de actor con su memorable performance desde su primer plano en el film, pasando por sus patrullas por el poblado (atención a  la ironía de sus frases) y llegando hasta el punto-de-no-retorno, que marca para su personaje, la cena de cumpleaños de Val Rogers, en donde Rogers, que previamente le había enviado un carísimo vestido a la señora de Culder, intenta por todos los medios comprar la vida del sheriff, ofreciéndose a regalarle la parcela de tierra que desee… un descarado falso favor que el magnate no dudaría en cobrar en cuanto necesitara del sheriff dejando claro a Culder -que por cierto rechaza el ofrecimiento- que es él quien controla su vida y que le debe su puesto.

Hablando de Val Rogers, otro que merece los más altos calificativos es E.G. Marshall, que en la senda del Noah Cross de la posterior ‘Chinatown’ es uno de esos ponderados que cree que el dinero lo compra todo. Atención a como acude rápidamente a la oficina del sheriff, para por cualquier medio posible –primero con dinero, y luego con el uso de la violencia y el ataque racial- lograr que Lester confiese el lugar en donde se esconde Bobby.

Otro punto fuerte del relato es su descarnada visión sobre el racismo que aún dominaba los Estados Unidos en aquellos años en donde los negros o los mexicanos, no tenían más derechos que el de ser usados como mano de obra barata y vivir apartados de la comunidad blanca. Incluso les estaba prohibido el llevar armas de fuego encima, sopena de cárcel, una “ley” que no afectaba los blancos.

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Pasando a la dirección del film, tenemos como ya adelantaba en el párrafo inicial, un trabajo colosal por parte de Arthur Penn, en el que es una trasladación nada fácil de una novela altamente compleja. Penn logra plasmar en pantalla un ejemplar uso del crescendo de locura, pasando de una violencia y odios soterrados a una tremenda explosión de consecuencias terroríficas. Atención al rojo intenso de la sangre cuando esta hace acto de aparición. Desde la muerte del viajante a manos del compañero de fuga de Bobby, hasta la tremebunda paliza que recibe Culder a manos de los tres cobardes que lo atacan y retienen contra su voluntad para que Val Rogers pueda torturar a Lester. Paliza que funciona y se integra perfectamente en la conjunción del relato, por mucho que esta tenga claras reminiscencias de la que recibía otro personaje al que dio vida Brando, el Terry Malloy de ‘La ley del silencio’.

Penn, se anticipa con esta y con ‘Bonnie & Clyde’ a los durísimos alegatos del ser humano moderno y corrupto de Peckinpah (tanto enPerros de paja como en La huida) logrando un film magnifico, colosal y durísimo en todas sus vertientes, desde el retrato coral de los diferentes y totalmente creíbles tipos de ciudadanos que pueblan las pequeñas poblaciones, pasando por la codicia, la tentación… hasta la infelicidad personal descargada contra el prójimo (cabe resaltar que divorciarse por aquellos años era algo muy mal visto, de ahí que abundaran las relaciones extra-maritales en secreto, con la mella psicológica que esto conllevaba en el/la afectados).

La Jauria Humana

En resumidas cuentas.
‘La jauría humana’ es un largometraje fascinante en sus imágenes (atención a los magistrales títulos de crédito iníciales, que muestran el fallido intento de caza de los reos fugados, o al plano subjetivo desde el coche del joyero al que luego asaltan los presos) y en su tratamiento & critica del way-of-life americano.
Imposible dejar de mencionar partitura musical de John Barry en sus dos vertientes, la de la amble melodía de ciudad hasta la siniestra pieza que se eleva en tonos altísimos cuando hace aparición el estallido definitivo de furia en pantalla.
Finalizando, sólo me queda recomendar este film como una de las imprescindibles tanto de su director como de la filmografía de todo su elenco. Un retrato de altísimo nivel de la sociedad en su peor cara. Un explosivo thriller y un film, que aún hoy, casi sesenta años después, mantiene intacta su vigencia.

El plano: ¡Cómo no! el que escenifica el amargo e inevitable desenlace final de uno de los personajes principales.
La escena: La madre de Bobby acudiendo desesperada a comprar al sheriff la vida de su hijo. Atención a las actuaciones de ambos interpretes.
La secuencia: Muchísimas. Realmente es una tarea difícil destacar sólo una. Por lo que significan, resaltaré las dos secuencias paralelamente montadas de tortura que sufren por un lado el sheriff Calder (descomunal paliza a seis manos) y Lester, el mecánico afroamericano amigo de Bobby, que sufrirá en sus carnes a Val Rogers en toda su despreciable esencia.

Frases memorables:
«El hombre que trabaja y ama la tierra, no sabe lo que hacer cuando la abandona. Y eso es lo que le pasa al sheriff». (Sam).
«Ustedes son los que pagan por mi trabajo, y no Val Rogers, y lo hago lo mejor que puedo. Y sin favoritismos. Pero estoy pensando que no vale la pena molestarse por ustedes». (Sheriff Culder).
«No necesito ayuda. Algunos de ustedes tienen pistola. Unos incluso más de una. Pero eso no basta. Sigan emborrachándose, ¡solo valen para eso!» (Sheriff Culder).
«Estoy acercándome a mi fin. Ignoro por qué lo sé. Pero estoy seguro. Tenía que seguir encerrado sólo un año y tres días más. Y me dije cualquiera lo aguanta… Un día me negué a probar la comida. Dijeron, ¡come! y yo dije no. ¿Sabéis lo que eso significa?.  Dije, ¡Nadie me obligará a comer esa bazofia! ¡No véis como huele! ¡Está podrida! Así que me escapé sin preocuparme de las consecuencias. ¡Porque ya estaba harto! Decidí que la próxima vez que alguien quiera obligarme a hacer algo, tendrá que hacerlo a un Bob Reeves muerto. Y me dije ¡eso es! bravo chico, eres libre. Porque cuando deseas morir, ya nadie puede obligarte a hacer nada». (Bobby Reeves).

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