El color del dinero
Eddie es un veterano exjugador retirado del tapete antes de tiempo. Ahora se gana la vida con la venta de whisky para salas de ocio. Por casualidad, su camino se cruza con el de Vincent, un impetuoso joven con talento para el billar pero dominado totalmente por su novia, Carmen. Deslumbrado por el diamante en bruto que supone Vincent, Eddie decide tomarlo bajo su protección durante semanas de viaje en moteles y salas de billares, hasta Atlantic City. Allí competirán en el campeonato nacional de 9-ball. (Cineycine).
“El 9-ball es el más característico de los juegos de billar americano. Los dos jugadores juegan con las mismas bolas, numeradas del 1 al 9, y que han de introducir por orden en las troneras. Cuando un jugador falla, o comete una falta, el otro continua la jugada. La única bola que puntúa es la 9. Un jugador puede hacer ocho jugadas perfectas seguidas, fallar en la novena y perder. También puede meter la numero 9 en la tacada de salida y ganar. Por eso se dice que la suerte es un factor decisivo en el 9-ball. Aunque para algunos jugadores hasta la suerte es un arte”. Martin Scorsese presenta a Paul Newman y Tom Cruise en ‘El color del dinero’.
“El dinero ganado con el juego sabe cien veces mejor que el ahorrado. Hace 25 años que me enterraron. Todo se acabó para mí incluso antes de que llegará a empezar. Para ganar hacen falta dos cosas: Una cabeza lucida y un par de huevos. Y a ti te sobran huevos y te falta cabeza” (Eddie)
Crítica de El color del dinero
Martin Scorsese, en contra de lo que pueda parecer, nunca ha sido un director taquillero. Hablamos de un cineasta centrado exclusivamente en historias que le interesa contar. Pero, de tanto en tanto, además de afrontar estos proyectos personales, también fija su mirada en films con posibilidades de ser considerados como éxitos comerciales. Llameémoslo espíritu de supervivencia… ya que es de sobra conocido que en Hollywood el talento va por detrás de lo que vales en taquilla.
El párrafo anterior viene a colación de como se gestó ‘El color del dinero’ en 1986. El film salió adelante gracias a Paul Newman y al único director que él creía podía capturar la esencia de una secuela de ‘El buscavidas’, el clásico de Robert Rossen estrenado en 1961. Newman pensaba que Scorsese podía llevar la historia de Eddie “El rápido” Felson un paso más allá. Por ello le remitió la novela de Walter Trevis que continuaba la historia de Eddie. En la obra, “El rápido” volvía al tapete para enfrentarse nuevamente en un campeonato nacional a “El Gordo” de Minnesota.
Cuando Scorsese leyó el libro quedó muy contento con el material. Sin embargo, sólo vio posibilidades en la historia si se olvidaban de “El Gordo”. El maestro Scorsese pensaba que la película funcionaría mejor si la enfocaban como un viaje iniciático estilo “road movie”. Una “road movie” con paradas estratégicas en salas de juego y un joven impetuoso en clara contraposición con el veterano Newman/Felson. Así fue como entró en liza Richard Price en labores de guionista.
La co-estrella del film, junto a Newman, fue un Tom Cruise recién salido de “la escuela de aviación”… ¡y directo a coger el taco! Todo para aprender la gran mayoría de los trucos de billar de su personaje, Vincent Lauria, en el film. Conviene apuntar que Cruise, aún no había estrenado ‘Top Gun’ (Tony Scott, 1986) cuando comenzó a trabajar en ‘El color del dinero’. Esto último sucedió a comienzos de 1986, entre enero y abril, y en localizaciones de Chicago, Illinois y Atlantic City.
Lo que acabo de comentar de Cruise vale para introducir una anécdota crucial en su carrera posterior. En 1986 Cruise era ciertamente un novato aún en Hollywood. Entonces cometió un error que casi le vale enfermar durante el rodaje. En verano eligió su vestuario para este film y no pensó que la cinta se rodaría en invierno y en gran parte en exteriores. Por ello, el frio que vemos en su rostro en varios momentos es totalmente real. Cuando Paul Newman, quien va bien tapado durante la cinta con trajes y abrigos, se percató de ello, avisó a Cruise de que aprendiera de su error y que eso le valdría para madurar como actor y aspirante a estrella de cine. Con el tiempo, Cruise recordaría la anécdota como una gran enseñanza del oficio.
En cuanto a la dirección de Scorsese, sin ser de sus trabajos catalogados como imprescindibles, hay que destacar lo muy bien llevada que está la forma en que nos sumerge en el ambiente del billar. Incluso nos mete de lleno en las jugadas ya en el tapete. El mítico realizador traza un paralelismo con cómo filmó los combates de ‘Toro salvaje’ (1980). Resaltar también las superposiciones del rostro de Eddie con las partidas de Vincent. Por su parte, la selección musical abandona el estilo adrenalítico de otras de sus películas por un estilo de música de bar. Un tono que sólo se rompe con las notas que abren el film.
Atención a cómo se nos muestra el despertar de Vincent a la tozuda realidad de su viaje hasta Atlantic City. Así hasta su renacimiento en la piscina. Imposible dejar pasar por alto la impresionante cantidad de enseñanzas de la vida en la calle. También atención a cómo trabajan los timadores y corredores de apuestas. Sencillamente magistrales todas y cada una de estas escenas. Especialmente aquella de los 500 dólares que le ofrece Felson a Carmen… o la aparición de Amos en pantalla con toda su palabrería. Y ya, directamente a los anales de la década, se eleva la secuencia de “Los dos hermanos”.
Muy valiente es la forma que Scorsese huye del tópico que se espera de la cinta. El director nos demuestra que el campeonato de billar es lo de menos. Realmente el film va sobre otros temas. Y, por sí algún espectador incauto pensaba lo contrario, para la historia queda la decisión de Felson, ya totalmente consciente de su lugar en el mundo, tras la visita de Vincent en la habitación del hotel con un sobre de por medio.
Puede que, a menudo, ‘El color del dinero’ no se cite dentro de lo mejor de Scorsese. Puede incluso que sea una rara avis, si así se quiere decir, pero ni mucho menos eso la hace ser una película para dejar pasar su visionado. Hablamos, con toda justica, de una secuela ejemplar, con vida y personalidad propia. Una gran recuperación del cine de perdedores tan John Huston. No por casualidad Huston fue una de las grandes influencias del cine de Scorsese.
Entrando a valorar el cast hay que decir que todos están por detrás de lo que ofrecen Paul Newman (Felson) y Tom Cruise (Vincent). El primero sabe perfectamente cómo afrontar el que quizá fuera el personaje clave de su carrera. Por su parte, el segundo aún andaba buscando su lugar en el oficio. Cruise combina buenos momentos con otros sobreactuados. Además lleva consigo la mochila llena de piedras de un personaje que no cae bien al espectador. Al margen de “maestro y alumno”, también sobresale la dura performance de Mary Elizabeth Mastrantonio como Carmen, la novia de Vincent. La actriz encarna a una joven que cree dominar a los hombres y a la que Felson pondrá más de una vez en su sitio…
El resto del elenco importante lo completarían los aún semi-desconocidos John Turturro y Forest Withaker como los jugadores Julian y Amos. Por su parte, Bruce A. Young es el As del taco (del alfiler de corbata en la nariz) Moselle. También aparece un descolocante Iggy Pop dando vida a uno de los mirlos a los que despluma Vincent. Y, por último, veremos a los veteranos Bill Cobbs y Helen Shaver como Orvis (dueño de un local de juegos que recuerda a Felson de su época dorada) y Janelle (la novia de Eddie y a quien este ha prometido ir a las Bahamas a bailar salsa o rumba o lo que allí se baile).
De justicia es apuntar que por el metraje se dejarán ver una buena serie de ases del billar en la vida real, campeones y jugadores expertos en mil cabriolas. Se lleva la palma, por su peso en el film, Keith McCready (Grady Seasons). ¡Ah! y sí tienen el ojo muy afilado podrán ver al propio Martin Scorsese en varios cameos, pero ya aviso que son difíciles de localizar.
“¿Sabes a quien tienes apostando por ti chico? Felson, el rápido. ¿Tú quién eres? ¿El mejor del mundo?” (Orvis)
En resumidas cuentas.
Concluyo esta crítica de El color del dinero, un film que sirvió para continuar de manera justa y necesaria la vida de Eddie “El rápido” Felson siendo un ajuste de cuentas vital imprescindible. Además, y a nivel de taquilla, le valió a Scorsese la posibilidad de apuntarse un éxito de público. De la misma manera Tom Cruise comenzó su viaje iniciático en busca de juntarse con estrellas de cine de gran prestigio para ser tomado en serio. En definitiva, una de las mejores películas de la historia sobre el billar y el submundo de los jugadores y timadores que lo pueblan.
Tráiler de El color del dinero
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