Warfare: Tiempo de guerra

19 de Noviembre de 2006, Ramadi (Irak). Un grupo de SEALS establece dos posiciones de vigilancia en torno a la posible ubicación de un refugio de insurgentes para una intervención de los marines. Pero, para su sorpresa, los SEALS son atacados y quedan atrapados bajo un constante fuego enemigo y sin posibilidad alguna de evacuar a sus heridos. (Cineycine).
Lo que aparentaba ser una simple misión de vigilancia, se convirtió en un inferno para un grupo de SEALS el 19 de Noviembre de 2006, en Irak. La brutal experiencia es retratada en esta película a través de los recuerdos de Ray Mendoza. El director Alex Garland nos describe, junto al veterano SEAL, el horror de la guerra de la forma más visceral y abrasadora posible. Bienvenidos al infierno de ‘Warfare: Tiempo de guerra’.
“Solo quiero irme de aquí” (Tommy)
Crítica de Warfare: Tiempo de guerra
Durante el rodaje de ‘Civil War’ (2024), Alex Garland contó con el asesoramiento miliar de Ray Mendoza. Hablamos de un veterano SEAL que ayudó a Garland a gestionar cómo sería, y funcionaría, un escenario bélico ficticio como una Segunda Guerra Civil Americana. Mendoza se valió para ello de su experiencia en el ejército elaborando diversas situaciones para recrear las secuencias bélicas de la citada película. No conviene olvidar que Mendoza sirvió durante la ocupación americana en Irak. Y allí sobrevivió a una complicada operación de guerra.
Garland, todavía con los ecos del éxito de ‘Civil War’ escuchándose en el aire, volvió a contactar con A24 para plantearles la idea de convertir la experiencia personal de Mendoza en una película. Además se traía al propio Mendoza como co-director y co-guionista. Garland quería cerciorarse al cien por cien de que el resultado final fuera lo más fiel posible a los recuerdos del veterano y sus compañeros de pelotón. A24, viendo el éxito de crítica y público de ‘Civil War’, no se lo pensó mucho y dio el OK. Garland y Mendoza conseguían así libertad creativa para desarrollar ‘Warfare: Tiempo de guerra’. El film apenas costó 20 millones de $ consiguiendo recrear las localizaciones del conflicto y dotar de adiestramiento militar a los actores. Según las palabras de Joseph Quinn: “Fue una de las experiencias más duras a nivel físico y emocional que he hecho”.
‘Warfare: Tiempo de guerra’ es una absoluta experiencia cinematografía sensorial. Estamos ante una de las cintas bélicas más apabullantes, viscerales e incluso crudas que se pueden visionar actualmente dentro del género. La película va hasta el extremo más crudo del conflicto bélico con un tremendo avasallamiento de montaje, sonido y música. Rivaliza así con ‘Dunkerque’ (Christopher Nolan, 2017), pero con una diferencia sustancial. Mientras que Nolan utilizaba el sonido y la música como elementos de destrucción y caos hacia el espectador, Garland y Mendoza apuestan por emplear el sonido como herramienta musical dramática. Así pues, el espectador se ve sumergido en una lluvia de gritos, explosiones, casquillos impactados y aviones sobrevolando. Nos vemos literalmente inmersos en el asedio que sufrieron los SEALS. Por si fuera poco, ‘Warfare’ contiene también el mejor jumpscare del año sin ser una cinta de terror.
El objetivo de Garland y Mendoza no es indagar en las vidas personales de los personajes, sus motivaciones o deseos, o sus imperfecciones. Aquí se trata de mostrar la fuerza dramática y cruda del ataque enemigo. Algo que sucede durante casi 80 minutos de metraje. De los cuales, los 10 primeros son una preparación mental para lo que está por venir (atención a cómo se pasa de una escena de cachondeo masculino y viril a una secuencia tensa que progresivamente va increscendo). El metraje de 95 minutos de la propuesta es casi cronológico según el propio Mendoza.
Garland se aleja de cualquier intento por adornar las cruentas secuencias, salvo por un par de momentos en los cuales apuesta por realzar el nivel de planificación visual. Por ejemplo, las escenas de “caos mutado” rozando lo apocalíptico o los planos con las cámaras térmicas de los drones aéreos. Estas dos secuencias son lo único que, a nivel visual, está fuera del común de la película. Porque el film, como ya he anticipado, busca ser lo más realista posible. En cuanto a la filmación de la acción no tendremos brusquedades a nivel de cámaras caóticas y mareantes, sino la plasmación de un combate real en un entorno urbano. Garland está así más cercano a lo hecho anteriormente por gente como Kathryn Bigelow o Peter Berg. Especialmente buscando la imagen más directa en todo momento. Amén de emplear una fotografía seca para retratar el entorno urbano irakuí ocupado.
El casting va desde lo desconocido, D’Pharaoh Woon-A-Tai como Mendoza, hasta actores más conocidos como: Joseph Quinn, Cosmo Jarvis, Michael Galdonfini o Will Poutler dando vida a los SEALS. Al parecer, muchos de ellos se negaron a mostrar sus caras durante los créditos, a excepción del personaje de Cosmo Jarvis porque la película va dedicada a su rol de Elliott. Incluso goza de un mini making of antes de los créditos mostrando el lugar donde sucedió el asalto. En cualquier caso, los actores están metidos hasta el tuétano en sus papeles, sacrificando cualquier elemento de dramatización para logar realismo terrorífico que persigue y consigue el film.
En conclusión.
Termino esta crítica de Warfare: Tiempo de guerra, por encima de todo es una experiencia sensorial cruenta, abrasadora y visceral de lo que sería un combate en toda su crueldad. Aquí no hay ninguna búsqueda estética ni tampoco pirotécnica hollywoodiense. A través del sonido y la imagen, Alex Garland y Ray Mendoza nos ofrecen una de las mejores cintas que el género bélico ha recibido en los últimos ¿diez años? y, probablemente, una de las mejores películas del 2025.
Tráiler de Warfare: Tiempo de guerra
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