Doble impacto
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Jean-Claude Van Damme siempre significa impacto. Van Damme por partida doble. Dos hermanos gemelos con un solo objetivo: vengar la muerte de sus padres. Uno tiene sus puños. El otro sus armas. Juntos son capaces de cualquier cosa. Peligrosamente rápido. Peligrosamente atrevido y peligrosamente duro. Van Damme. Doble acción. Doble Van Damme. ‘Doble impacto’.

“Mis niños, por favor… ¿Qué les pasará?” (Katherine Wagner)
“Nunca lo sabrás” (Moon)

Crítica de Doble impacto

En 1991, JCVD ya llevaba cerca de un lustro ascendiendo en Hollywood, luchando desde lo más bajo hasta la cima. A mitad de ese camino pudo tramitar un billete de primera clase hasta Hong-Kong con buenos medios. Allí firmaría la película más ambiciosa de su carrera en aquel momento: ‘Doble impacto’. El film partía de una adaptación muy libre de la novela de Alexandre Dumas titulada ‘Los hermanos corsos’. A esta obra se sumaba una idea principal del propio Van Damme. Idea luego perfilada por el director Sheldon Lettich y los guionistas Steve Merson y Peter Krikes.

La fugaz productora Stone Group fue quien se hizo con los derechos para financiar la cinta con rodaje en Hong-Kong y Los Ángeles. Estos mismos fueron los responsables de Frío como el acero (Craig R. Baxley, 1991). Los problemas de producción de esta última repercutieron negativamente en el presupuesto asignado a ‘Doble impacto’ haciendo que se eliminara gran parte de lo que debía rodarse en USA. Debido a estos problemas, la trama también se vio simplificada.

Yoram Ben Ami y Moshe Diamant figuran aquí como los “hacedores” del evento. La película se estrenó en cines de Estados Unidos el 9 de agosto de 1991 de la mano de Columbia Pictures. Su mejor puesto en el Box Office USA fue el número 2. El film terminó su exhibición en salas acumulando más de 30 millones de dólares a nivel mundial.

Aunque pueda parecer repetitivo, cuando se traen a colación films de Van Damme de su época de protagonista, desde finales de los ochenta hasta mediados de los noventa, la frase “estamos ante una mítica de Van Damme” es la que mejor encaja. De entrada, tener a dos Van Damme por el precio de uno ya te vende totalmente la propuesta. Amén de juntarlos en la mayoría de sus planos gracias a una ilusión óptica que en la época se veía bastante bien, pero actualmente ya canta bastante. También tenemos el regreso, y despedida, de Bolo Yeung como villano legendario. Por supuesto está la aparición de un grandísimo actor de carácter como el inigualable Geoffrey Lewis. Y, por último, las flipadas aportaciones de la culturista Cory Everson y el esbirro karateka de las espuelas, Peter Malota.

‘Doble impacto’ es una mezcla de artes marciales, despliegue físico, venganzas familiares y un nuevo toque claramente de acción “hard-boiled”. La cinta ya avanzaba el gusto del belga en sus futuras colaboraciones con John Woo, Ringo Lam o Tsui Hark. Además, por el film pulula ese aire de aventura exótica por tierra, mar y aire… que es lo poco que pudo quedar de la idea inicial sobre la novela de Dumas.

La dirección de Sheldon Lettich, en su segundo trabajo tras las cámaras, no llega a destilar el corazón que tenía Lionheart (1990). No obstante, se puede calificar de más que correcta. Aunque viendo lo que Lettich entrega se denota que estaba trabajando con pautas ya marcadas por el propio Jean-Claude. La fotografía fue a parar a las manos de Richard H. Kline con un curioso y muy ochentero gusto por los degradados azules y rojos. Mientras que de la música se ocupó Arthur Kempel.

Está claro que en un film protagonizado por partida doble por Van Damme el que más luce es Van Damme. Por una banda da vida a Chad, un acomodado copropietario de un gimnasio en California. Un tipo que mientras entrena karate, y se mantiene en forma, prefiere dar clases de estiramientos a jóvenes atractivas antes que ponerse el kimono y bajar al tatami. Chad fue criado por Frank (Lewis) en Francia y llevado ya de adolescente a Los Ángeles. Todo lo que conoce es la exuberancia de Rodeo Drive y los calzoncillos de seda negra.

Por otro lado, Alex es un buscavidas criado en un orfanato de monjas francófonas (el acento de JCVD era imposible de obviar en 1991) en el mismo Hong-Kong y sin saber nunca que tenía familia. Desde muy joven se tuvo que buscar la vida en las calles traficando con coñac o consiguiendo Mercedes a buen precio. Posee un antro de mala muerte llamado el Mah Jong.

En ambos roles encontramos a un Van Damme cómodo. Aunque le pegue mejor el rol de tipo duro que el de “caballero” californiano. Su despliegue físico y marcial es notable. Eso sí, se nota una cierta repetición de patadas en los combates. En cuanto a las peleas, aunque en abundancia, no están al nivel de las cintas puramente de artes marciales precedentes.

Alonna Shaw, acreditada en ocasiones como Lonnie Shaw, tuvo aquí su momento de gloria tras su pequeño papel en ‘El rey de Nueva York’ (Abel Ferrara, 1990). Posteriormente cayó en el olvido. Shaw es Danielle, la esposa de Alex y, aparente, objeto de deseo de Chad. Del lado de los buenos también encontramos al ya citado Geoffrey Lewis como un ex-Nam que lleva más veinte años deseando vengar a su “patrón”. Y, finalmente, tenemos a Kamel Krifa como el jefe de barra del garito de Alex.

Del lado de los malosos la colección de personajes es realmente variopinta. Por una parte, Cory Everson es Kara, una jefa de seguridad que sigue muy de cerca a Danielle. Para la posteridad, Cory deja un par de secuencias demostrando su tremendo poderío físico. Junto a ella está Peter Malota que antes de ser torero-figther fue espuela-fighter (ojo a su aparición entre las sombras). Y, por supuesto, tenemos al simpar Bolo Yeung entregando una especie de Terminator-chino que lanza barriles de gasolina como si fueran aviones de papel. Lucen traje y pintas de importantes Philip Chan (Zhang) y Alan Scarfe (Nigel Griffin) dejando claro desde el minuto uno que personajes interpretan.

“Déjame decirte algo. El único tribunal que Zhang conoce es una escopeta del calibre 12 y usó una para esparcir trozos del señor Wagner por toda la carretera del Pico Victoria” (Frank Avery)

En resumidas cuentas.
Concluyo esta crítica de Doble impacto, una cinta que demuestra claramente que mejor que un Van Damme solo pueden ser… ¡dos! Y eso es lo que tenemos aquí: doble ración del astro belga en un thriller de acción, aventuras, artes marciales y venganza. Además fue el film que demostró que JCVD ya estaba listo para las grandes ligas. Lo que vino luego fue una década de gloria que lo elevó a la eternidad.

Tráiler de Doble impacto

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