La guerra de los mundos
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Steven Spielberg, fan absoluto de la ciencia ficción, siempre deseó hacer una adaptación de la mítica y laureada obra de H.G. Wells sobre invasores de Marte adaptándola a la época del 11-S, pero manteniéndose fiel al espíritu original. El terror, la paranoia, la devastación y Tom Cruise como estrella de la función. Todo esto y mucho más nos espera en ‘La guerra de los mundos’.

“Mírame, ¿vale? Vamos ir hacia el coche y querrás verlo todo… pero no lo harás. Mírame a mí. No apartes la mirada de mí” (Ray)

Crítica de La guerra de los mundos

Desde que vio ‘La guerra de los mundos’ (Byron Haskin, 1953), Steven Spielberg quedó prendado del film basado en la novela de H.G. Wells. La película, si bien no adaptaba al cien por cien el material de la novela, sí que mantenía ciertas características. Eso sí, todo estaba referido a la mentalidad y tiempos de la Guerra Fría y al holocausto nuclear. Por su parte, Spielberg nunca ocultó su deseo de filmar su propia adaptación. Algo que, finalmente, ocurriría. El fabuloso cineasta quería fidelidad al material original pero, al mismo tiempo, también incorporaba determinados cambios. Entre ellos, la Inglaterra victoriana dejaba paso unos Estados Unidos post 11-S. Y, en vez de tener como protagonista a un único individuo, centraba la historia en una familia. Por descontado, había también una gran mejora en los efectos visuales teniendo en cuenta su fecha de estreno: 29 de junio de 2005.

La versión de Spielberg se rodó en tan solo 73 días para poder dedicarse a su otro film, ‘Munich’ (2005). Del guión se ocupó David Koepp, que ya había trabajado con el director en la saga jurásica. El script de Koepp fue posteriormente reescrito por Josh Friedman. Esto se debió a que Spielberg quería que se trasladaran elementos que le parecían indispensables para la producción. Me refiero a elementos como el aspecto de los trípodes invasores, los rayos caloríficos que disparan, la “marciaformación” de la Tierra o el personaje de Ogilvy. A este último se le cambiaron algunas características importantes y pasó de ser un fanático religioso de tintes apocalípticos a un personaje traumatizado y claramente afectado por una locura de estrés postraumático. Esto último en clara sintonía con el ambiente post 11-S. Spielberg necesitaba y quería esto en su propuesta.

Pero la gran incorporación fue la entrada de Tom Cruise al proyecto. El actor también se reconoció públicamente como gran fan del film original. Además recordemos que, tan sólo 3 años antes, Cruise y Spielberg ya habían trabajado juntos en Minority Report (2002). El caso es que una serie de polémicas durante la promoción de ‘La guerra de los mundos’, provocaron que ambos no volvieran a trabajar juntos.

Se puede decir que ‘La guerra de los mundos’ es una obra “menor” de Spielberg. Personalmente no la veo llegando a los niveles de algunas de sus masterpieces de ciencia-ficción comoEncuentros en la tercera fase (1977) o E.T. El extraterrestre (1982). Es cierto que el cineasta, como maestro del blockbuster, eleva el material de forma tremenda. Ahora bien, no se puede negar que ciertos aspectos del guion de Koepp y Friedman son mejorables. Por ejemplo, tenemos el caso de los hijos de Cruise en la pantalla. Especialmente el personaje de Justin Chatwin. No obstante, Spielberg entrega un trabajo bastante solvente y acercándose al cine de terror y horror (atención a la secuencia del ferry o a la del sótano derruido). Recuerden la broma en la que siempre decía que ya iba siendo hora de que rodara una cinta con alienígenas malos.

Lejos de la divertida pirotecnia deIndependence Day (Roland Emmerich, 1996), Spielberg nos muestra aquí un horror con esos marcianos en sus máquinas vaporizando a la gente. Después de 20 años, eso sigue siendo un gran efecto terrorífico sin entrar en territorio gore o similares. Además destaca la escala de los trípodes en relación a los edificios y la gente. Ojo a cómo los vemos a través de cristales, planos lejanos e incluso casi a ras de suelo (especialmente en el clímax). Y esto por no hablar de los propios marcianos. Estas criaturas fueron diseñadas por el equipo del legendario Stan Winston. Claramente su diseño es superior a la cinta de 1953. Y todo completado con el trabajo de ILM. Así pues, entre maquetas y efectos especiales, el nivel visual del film no ha decaído en estas dos décadas transcurridas desde su lanzamiento a cines.

Sobre la banda sonora decir que un film de Spielberg sin John Williams no es “viable”. Aquí el compositor nos entrega uno de los scores de terror más implacables de su carrera. De hecho, fue criticado por su dureza e incluso escasa temática. En cambio, Williams siempre reconoció que lo que Spielberg quería con esta partitura era que fuera sencilla, áspera y temáticamente simple. La partitura, así compuesta, alcanza cotas de total y absoluto terror cada vez que los aliens entran en escena simplemente con música aleatoria para enfatizar su poderío. Personalmente veo estos momentos dramáticos como magníficos y descorazonadores.

A Tom Cruise le vale su status de estrella de acción para meterse de lleno en la película. Aunque es cierto que este film no le da para marcarse muchas de sus legendarias proezas. Aquí demuestra su valía como actor con su personaje de Ray Ferrier. Cruise se marca un rol de pasota total. De un progenitor despreocupado que se ve desbordado por la situación, tanto por la invasión como por ser padre. A lo largo del metraje iremos presenciando su evolución. Atención a sus primerísimos planos con los ojos llorosos que siguen siendo tan memorables como desde el momento del estreno… y que llevan al film a un terreno mucho más personal alejándolo de la parte épica-blockbuster.

A sus hijos en pantalla les dan vida Justin Chatwin y Dakota Fanning. El primero parecía que iba a alcanzar el estrellato… pero, tras rodarDragonball Evolution (James Wong, 2009), no pasó del medio televisivo y directo a video. Por su cuenta, Dakota demostró ser una actriz ciertamente muy sólida. Spielberg la había escogido por El fuego de la venganza (Tony Scott, 2004) reconociendo que lo dejó impresionado. Creo que es con Dakota donde se escenifica lo mejor de la película. Spielberg saca lo mejor del libreto en esta relación padre-hija. Además su personaje podría parecer el típico de niña repelente, pero la pequeña actriz termina dotándola de empatía y cariño a lo largo del metraje.

También tiene un papel destacado Tim Robbins como Harlan Ogilvy, un conductor de ambulancias que, tras la invasión, va perdiendo la cordura. Ojito al momento en que le explica Ferrier cómo sabe que sólo los más fuertes sobreviven. Un momento sencillamente sublime. En un papel cortísimo encontramos a Miranda Otto como Mary Ann, la ex-mujer de Ray. Y a destacar el cameo de los dos protagonistas de la cinta original al final del film, Ann Robinson y Gene Barry. Es un guiño totalmente indiscreto insertado por la pasión de Spielberg hacia la cinta original. También en breves apariciones podemos llegar a ver a David Harbour y Amy Ryan. Por último, y en su versión original, se puede escuchar la voz de Morgan Freeman al principio y al final.

En conclusión.
Concluyo esta crítica de La guerra de los mundos, aunque no se corone como una de las propuestas más notables de Spielberg, sí que resulta un destacado producto a nivel comercial. También es una adaptación bastante fidedigna al material de Wells que recupera el terror de las invasiones alienígenas de forma meritoria.

Tráiler La guerra de los mundos

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