Dolls (Muñecas)
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«Puede destruir todos los muñecos que quiera, pero no podrá librarse de ellos. Los muñecos existirán mientras los niños lo deseen. Son el corazón y el alma de la infancia. Todo el mundo se puede volver bueno y dulce si se rodea del buen espíritu que los muñecos proporcionan. Muchos pueden salvarse, todos tenemos una oportunidad, pero los que son como usted tienen que esperar otro tipo de  oportunidad…” .- Gabriel Hartwicke.

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Dolls: la historia

David (Ian Patrick Williams) y Rosemary Bowers (Carolyn Purdy-Gordon), junto con su pequeña hija Judy (Carrie Lorraine), están recorriendo Inglaterra cuando una violenta tormenta los deja aislados en medio de una campiña. La familia busca refugio en una vieja mansión donde son recibidos por Gabriel (Ruy Golfe) y Hilary Hartwickers (Hilary Mason), anciano matrimonio dueño de la casa. Gabriel es un apasionado fabricante de muñecas que tras descubrir que la madrastra de Judy le ha arrebatado a su hija el oso de peluche que ésta llevaba entre sus brazos, el amable anciano decide regalarle a la niña un precioso muñeco que hace las delicias de la pequeña a pesar de la inconformidad de sus padres.

Poco después llegan otros viajeros perdidos y empapados: Ralph (Stephen Lee), un hombre de negocios y dos chicas Punkies (Isabel y Enid) que hacían autostop, los cuales son bien recibidos en la vieja mansión. Mientras tanto, Gabriel invita a Ralph y a Judy a visitar el taller de muñecas, quedando ambos fascinados por sus increíbles creaciones. A lo largo de la noche, Isabel y Enid deciden robar parte de las inestimables antigüedades de la vieja mansión, pero Isabel, deslumbrada por las joyas, no se da cuenta de que está rodeada de muñecas que cobran vida enfurecidas al descubrir sus intenciones. En mitad de la madrugara y durante la escandalosa y tenebrosa tormenta, una aterrada Judy es testigo de un horrible suceso, pero sus padres no le creen y la pequeña va en busca de su nuevo amigo Ralph. Juntos se disponen a investigar lo que realmente está sucediendo en la casa…

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Crítica de Dolls (Muñecas)

Si tuviera que escoger tres películas de la filmografía de Stuart Gordon, sin duda alguna una de ellas sería la presente ‘Dolls’ (las otras dos ‘Re-Animator’ y ‘From Beyond’, ésta última titulada en España ‘Re-Sonator’). Llamémosle nostalgia o melancolía, pero como ya comentamos en su momento en el artículo de aquella rareza de Serie Z que es ‘Monster Dog’ (1984), se trata de una de esas películas cuya carátula encandiló a un servidor siendo tan sólo un crío, cuando los videoclubes y el añorado formato VHS se encontraban en pleno apogeo y estábamos ansiosos por que llegara el viernes por la tarde para alquilar un film de terror en compañía de nuestros padres. Narrando mi experiencia personal, corría el año 1990 cuando decidimos alquilar aquella película cuya portada vislumbraba una terrorífica muñeca asesina que sostenía entre sus dedos dos globos oculares extraídos de sus propias órbitas.

Siempre que visitaba el viejo videoclub de mi barrio la inercia y el deseo por satisfacer mi curiosidad me llevaban a la estantería donde se encontraban las películas de terror, y esa horrible muñeca sosteniendo dos ojos me cautivaba al mismo tiempo que me aterraba. Se antojaba algo realmente terrorífico, más aún cuando uno de los mayores temores a los que se puede enfrentar un niño es al hecho de que los muñecos de su dormitorio cobrasen vida, algo que ha servido como premisa argumental en multitud de películas y que, de un modo u otro, siempre ha estado presente en la historia del fantástico, alterando nuestra sugestión en la infancia en más de una ocasión.

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Haciendo memoria y teniendo siempre presente que la sensacional ‘Dolls’ fue la precursora de un aluvión de películas de temática similar, podemos mencionar un buen puñado de aquellos derivados que tomaron como referencia el film de Gordon y que originaron interminables sagas. A saber: la larga franquicia ‘Puppet Master’ (1989), cuya primera película se tituló en España ‘La venganza de los muñecos’ y dio lugar ni más ni menos que a nueve secuelas; ‘Muñeco diabólico’ (Child´s Play, 1988), un clásico del ‘slasher sobrenatural’ que originó cuatro entregas, con una quinta y un remake en pre-producción; o ‘Demonic Toys’ (1992), estrenada en España con el nombre de ‘Juguetes asesinos’, cinta que a pesar del guión de David S. Goyer no funcionó como se esperaba, aunque ello no impidió que se filmara una secuela y un spin-off que enfrentaba a los muñecos de dicho film contra los de ‘Puppet Master’. Todas ellas, de un modo u otro, toman el mismo motor principal de ‘Dolls’, una verdadera joya que sirvió de inspiración durante años y que no debería de ser ignorada por todo aquel que se considere fan del género de terror y fantástico.

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Varias décadas después, y gracias a la distribuidora ‘Eurocine Films’, se pudo adquirir en nuestro país en formato DVD esta preciada cinta que en su momento me causó sensación, así que no dudé un sólo instante en hacerme con una copia con la intención de revisionar rápidamente la película y comprobar si realmente resultaba tan espantosa como recordaba o si todo era fruto de una sugestiva mente infantil propia de un chico de nueve años. Pues bien, aunque obviamente el paso del tiempo y la experiencia como cinéfilos nos hace más curtidos y sabios, es justo admitir que la película es capaz de transmitir el mismo mal rollo de antaño, principalmente gracias a una increíble y lúgubre atmósfera cargada de juegos de sombras y penumbras que le otorgan al relato una ambientación alarmantemente inquietante. Algo que se acentúa gracias a un escalofriante ‘atrezzo’ creado para la mansión donde tienen lugar los acontecimientos saturado de antigüedades y cuadros, de decenas de muñecas de todo tipo y cajas de música sonoras, y de pasillos largos y oscuros cuya escasa luminosidad sólo proviene de los rayos de la tormenta eléctrica que tiene lugar en el exterior. Sin duda, un escenario de pesadilla ideal para una historia de estas características.

‘Dolls’ está expuesta y narrada con cierto tono añejo de clasicismo, y analizándola desde cierta perspectiva, se puede considerar como un oscuro y tétrico relato infantil que homenajea los cuentos de nuestra niñez, sólo que desde un punto de vista sumamente macabro aunque con un delicioso toque ‘pulp’. De este modo, nos encontramos ante un film rebosante de elementos procedentes de las fábulas infantiles: una enorme casa ubicada en una arboleda en mitad de la noche durante una fuerte tormenta; una dulce y pequeña princesita (el personaje de Judy), una guapa e inocente niña que es rechazada por su severo padre y su malévola madrastra (la villana del cuento), aunque en el fondo nuestra princesa no cesa de imaginar y de tener grotescas fantasías que la liberarían de las garras de sus crueles padres, siempre de un modo sangriento y gráfico. Luego nos encontramos ante el noble príncipe del cuento (el personaje interpretado por Stephen Lee), un joven inocente y bondadoso que ayudará a la niña durante todo el relato (de hecho, el personaje de Judy en un diálogo con su padre hará referencia a Ralph como si de un príncipe azul se tratara). Y por último, la imprescindible bruja de la historia que no desvelaré.

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Como pueden comprobar se trata de una metáfora sobre los cuentos de hadas, aunque distorsionando a la inversa las reglas esenciales de los cuentos: la princesa no cesa de tener pensamientos macabros sobre la muerte y la venganza. Los supuestos villanos son en verdad los héroes (o ‘anti-héores’), y viceversa. Y los muñecos (animados mediante el añorado y exquisito sistema ‘stop-motion’) y juguetes son el ‘modus operandi’ empleado para ajustar las cuentas de aquellos que lo merezcan, ya que sólo acaban con la vida de aquellos que osen cometer actos impuros y no conserven nada del niño que una vez fueron en su interior. De hecho se termina creando cierto lazo de afinidad entre los muñecos y el espectador. O lo que es lo mismo, durante la película nos postularemos más del lado de las muñecas asesinas que de nuestros protagonistas, los cuales son individuos de muy dudosa calidad moral que representan en cierto modo la maldad personificada.

Por lo tanto todos aquellos de alma impura se las verán cara a cara con unos juguetes que emplearán métodos crueles y bastante gráficos para llevar a cabo unas muertes realmente creativas que harán las delicias de los aficionados al género ‘gore’. Incluso alguno de nuestros personajes encontrará una muerte realmente espantosa y escalofriante. Eso si, todos ellos tendrán una terrible última oportunidad para enmendar sus errores en vida en forma de un grotesco y terrible purgatorio donde la reencarnación, la magia y la brujería jugarán un papel crucial sobre el final de un relato con moraleja incluida.

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En resumidas cuentas

Concluyendo con esta crítica de Dolls (Muñecas), hablamos de una pequeña joya a recuperar inmediatamente que se mantiene fresca pese al transcurso del tiempo. Una cinta de terror tremendamente entretenida y de ritmo endiablado (su metraje dura tan sólo 77 minutos) que resulta por momentos escalofriante e inquietante, especialmente si se dejan envolver por la sensacional atmósfera de la historia y por una banda sonora que encaja como una perfecta pieza de puzzle. Y es que sin duda nos encontramos ante un film violento y muy superior a la mayoría de cintas de temática similar. En cualquier caso toda película tiene su punto negro, y en este caso lo peor es buena parte del reparto, que salvo el mítico Ruy Golfe (que curiosamente interpretó más tarde el papel de juguetero en varias películas de la saga ‘Puppet Master’) y la anciana del relato, interpretada por Hilary Mason, los demás actores rozan la sobreactuación y por momentos el ridículo más rayano en sus interpretaciones. No obstante se trata de una delicia de film que se puede considerar sin problemas como el mejor trabajo de Stuart Gordon tras su sensacional ‘Re-Animator’.

No se la pierdan, siempre y cuando conserven algo del niño que una vez fueron, claro. Si no… aténganse a las consecuencias.

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