Arrástrame al Infierno
Christine Brown trabaja en un banco y un “buen” día, con la previa decisión de sus jefes, deniega una moratoria a la señora Ganush, una misteriosa anciana. Tras una serie de ruegos y lamentos, Ganush termina por echarle una maldición a Christine: durante tres días será acosada por un demonio que la llevará al infierno. Christine, con la ayuda de un vidente, tendrá que buscar un modo de evitar su terrible destino. (Cineycine).
Sam Raimi retomó sus orígenes con esta película de terror con toques de comedia. Una cinta que, con el paso de los años, se ha convirtiendo en un título a reivindicar dentro de su filmografía. Una pobre chica se verá acosada por un demonio que en tres días la llevará, literalmente, al Infierno. ¿Podrá deshacerse de la terrible carga? La respuesta en ‘Arrástrame al Infierno’.
“Quédate con tu crédito, zorra” (Christine)
Crítica de Arrástrame al Infierno
Dos años después de cerrar su trilogía de Spider-Man, Sam Raimi decidió volver a sus raíces. Y lo hizo con un guión que tenía escrito con su hermano Ivan desde hacía varios años, pero cuyo proyecto se había ido aparcando constantemente por los compromisos de Sam. La premisa de partida era totalmente descabellada y absurda. No obstante, la misma se basaba en un tópico muy mundano: “¿Qué pasaría si un día enfadaras a la persona equivocada y esta te lanzara una maldición?”. Con el proyecto finalmente retomado, los hermanos buscaron un estudio para su financiación. En este caso fue Universal Pictures la que se llevó “el gato al agua”, ofreciendo un presupuesto de 30 millones y total libertad creativa. El resultado final fue ‘Arrástrame al infierno’, un film que convenció a la crítica y triunfó en taquilla con 80 millones de $ de recaudación mundial.
El film sigue los pasos de ‘Terroríficamente muertos’ (1987). De esta manera, Sam Raimi apuesta por una combinación de terror con comedia casi cartoon y autoparódica. Prácticamente en su totalidad, la película contiene estos elementos combinados con momentos tremendamente efectivos. Aunque es cierto que, a diferencia de la citada trilogía de Ash, aquí se apuesta por una calificación PG-13. No obstante, Raimi no escatima algún momento para sacar a pasear su slapstick y gore. Para los mismos se decantó por los efectos prácticos por delante de los digitales, salvo para los estrictamente necesarios. Al final termina demostrando, para bien, que no necesitaba hacer una nueva película que fuese comparativa con la trilogía que le dio la fama antes de Spider-Man.
‘Arrástrame al Infierno’ aborda su temática con un humor bastante negro que, unido a la cotidiana premisa, termina poniendo al espectador del lado de la protagonista, Christine. Se nota también una cierta crítica hacia la banca. No olvidemos que el film se estrenó en 2009, antes de que pegara fuerte la famosa crisis financiera. Los directivos bancarios son retratados como gente sin escrúpulos hacia las personas más necesitadas. Esta crítica, relativamente sutil, da paso al festival de terror que a Raimi le fascina. Ya desde la primera secuencia, el realizador se saca de la chistera una cantidad de momentos que para muchos podrían resultar absurdos, pero que funcionan a las mil maravillas con el tono que Raimi propone. En manos de otro director estaríamos ante un film claramente en conflicto con su tono, pero en manos de Raimi es un cantar bien distinto.
Aunque es cierto que ‘Posesión infernal’ (1981) se podría considerar como la única película de terror puro de Sam Raimi, tampoco podemos negar su buena mano para los instantes de horror. Incluso si estos rozan su habitual repertorio de gags tan demenciales como absurdos, pero siempre bien llevados junto a su gran y original capacidad visual… También se saca un buen partido a la música de Christopher Young, uno de sus compositores habituales. La partitura de Young resulta claramente desbocada, caótica y demencialmente divertida (atención al momento del “exorcismo”). Su música capta perfectamente no solo las intenciones del realizador, sino que llega a cobrar un gran protagonismo dentro de la propia propuesta. Al final resulta una delicia a la hora de acompañar todos esos momentos de terror y comedia grotesca que Raimi propone de forma magnífica.
Otro aspecto destacado del film es su casting, empezando por una Alison Lohman que parecía apuntar maneras. Pero después de esta película no consiguió despuntar. Una lástima porque con su papel de Christine Brown tuvo un personaje que combinaba lo necesario de carisma, normalidad y manejo dentro de la película. Una perfecta “anti-Ash”, si me permite la comparación con el protagonista de la saga ‘Evil Dead’. Christine es lo que más se aleja de las otras cintas de Raimi. Ella no es un personaje de armas tomar, sino una empleada de banco que se ve arrastrada a una situación que la sobrepasa. La propia actriz recuerda que el rodaje fue muy complicado para ella por la cantidad de situaciones que tuvo que vivir encarnando a su personaje. A saber: beber sangre, vómitos varios, verse zarandeada por el aire…
Para ayudar a Alison Lohman están Dileep Rao y Adriana Barraza como Rham Jas y Shaun San Dena. El primero es un espiritista de poca monta y la segunda una experimentada exorcista que conoce bien al demonio que acecha a la pobre chica. A finales de los 2000, Dileep era uno de los rostros comunes del fantástico. En esta ocasión hace de alivio cómico. Por su parte, Adriana es uno de los puntos fuertes del elenco y una de las sorpresas que depara la cinta. Amén de la buena interpretación de la actriz mejicana. Seguimos con la muy limitada pero intimidante presencia de Lorna Raver como la misteriosa señora Ganush. Empieza siendo una dulce anciana y termina siendo siniestra y terrorífica. Para esto último, la veterana actriz tuvo que pasar varias horas en sesiones de maquillaje.
Finalmente también tenemos a Justin Long como Clay, el prometido de Christine. El actor acude a los tópicos del novio que no cree a su chica cuando esta le dice constantemente que algo maligno la acecha y persigue. Long no saca demasiado provecho a su papel y creo que, a diferencia del resto del elenco, es un cierto miscast que no termina de cuajar.
En conclusión.
Acabo esta crítica de Arrástrame al Infierno, una película con la que Sam Raimi siguió demostrando su buena mano dentro del terror con comedia. Cierto es que no está a la altura de su trilogía de ‘Evil Dead’, pero tiene sus buenos momentos de comedia negra, horror y slapstick… y uno de los finales más “destacados” de la filmografía del director norteamericano.
Tráiler de Arrástrame al infierno
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