Estrellas ochenteras estrelladas
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Los años ochenta… La edad dorada del cine para unos, un nido de subproductos para otros. En cualquier caso un estilo único de hacer películas que ha pasado a la memoria colectiva y ha dejado una profunda huella en la historia del cine. Muchos de los actores que nos encandilaban en aquellos tiempos se han consagrado llegando a convertirse en rutilantes astros del celuloide, pero otros vieron cómo su estrella se iba apagando lenta e inexorablemente. De estos últimos hablaremos, algunos de los casos que más me han sorprendido. Acompañadme en este curioso viaje a través de las luces y las sombras de estos actores que podían haber llegado a lo más alto y se quedaron en el camino en ‘Estrellas ochenteras estrelladas’.

‘Artículo patrocinado por Macaulay Culkin’.

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Ralph Macchio, el eterno adolescente.
Nacido en noviembre de 1961, este actor norteamericano de origen italiano siempre será recordado por su papel de Daniel Larusso en la saga de ‘Karate Kid’. ¿Quién no ha imitado alguna vez la postura de la grulla en el salón de casa? Pero no nos anticipemos… Después de haber participado en multitud de anuncios, a este joven actor de aspecto aniñado le llegó la oportunidad con la serie ‘Con ocho basta’, era el trampolín que esperaba para hacerse un hueco en el mundo del cine, y prueba del éxito que cosechó es que fuera contratado en 1983 para participar en la película de Coppola ‘Rebeldes’ junto a futuras estrellas como Tom Cruise, Nicholas Cage, Patrick Swayze, Johnny Depp o Matt Dillon. En 1984 consigue el papel principal en la película ‘Karate Kid’ junto al inolvidable Pat Morita y se convierte en un ídolo para los adolescentes de medio mundo, llegando a protagonizar dos secuelas de esta saga. Su aspecto aniñado fue en gran parte culpable de que acabara encasillándose en el cine juvenil con otras películas como ‘Crossroads’. Esto conllevó que papeles más dramáticos como ‘Profesores de hoy’ pasarán desapercibidos, aumentando con ello el hastío de Macchio por el mundo del cine.
A partir de los 90 se retiró para centrar su carrera en el teatro, protagonizando puntualmente ‘Mi primo Vinny’ junto a Marisa Tomei y Joe Pesci, pero la luz que le había llevado a lo más alto fue apagándose paulatinamente. En años posteriores fue aclamado con la obra teatral ‘Cómo triunfar en los negocios sin dar golpe’ y en el año 2002 llegó a dirigir la película ‘Love Thy Brother’ con la que fue premiado.

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El delirante caso de Kirk Cameron.
En el año 1985 una serie televisiva irrumpía en nuestros comedores con inusitado éxito, era ‘Los problemas crecen’, que narraba la vida de una familia de clase media americana. El personaje de Mike Seaver, interpretado por un joven actor llamado Kirk Cameron, se destacó rápidamente, llegando a acaparar el protagonismo de la serie. Cameron pasó a ser un referente para el público adolescente y muchos medios no dudaron en calificarlo como el nuevo Michael J. Fox, llegando a protagonizar ‘De tal astilla tal palo’ junto al inolvidable Dudley Moore sin que la película tuviera demasiado éxito… La serie duró siete temporadas, pero fue más o menos en 1990, tras una visita a la iglesia en compañía de una chica, cuando el amigo Kirk vio la luz. Pasó de ser un ateo recalcitrante que se reía de los creyentes y hacía mofa del cristianismo a convertirse en un religioso devoto y fanático. Ya fuera debido al consumo excesivo de peruvianos o a un mamporrazo en el occipital, el nuevo Kirk Cameron había nacido. Súbitamente, con la nueva temporada, los compañeros de rodaje notaron que su comportamiento había cambiado. El nuevo Kirk se mostraba distante, abominaba de la serie, criticaba los valores que comunicaba y según palabras textuales suyas «estaba llena de inmoralidades». Su atrevimiento llegó incluso al punto de llamar al presidente de la cadena ABC para que modificara el guión, el cual consideraba «irreverente y pornográfico». Fue precisamente gracias a sus quejas que la actriz Julie McCullough fue despedida de la serie tras haber posado para Playboy. Tras casarse con su actual mujer, Chelsea Noble, la incluyó en el reparto de la serie porque se negaba a realizar escenas románticas con otras mujeres.

Tras acabar con ‘Los problemas crecen’ Cameron se dedicó a hacer películas con mensaje bíblico y horroroso argumento, auténticos churros, os lo aseguro. Pero viendo que no era suficiente se decidió a dar el paso y convertirse en predicador. En el año 2003 empezaba a emitirse su nuevo programa, ‘The Way of the Master’, junto a otro charlatán muy conocido, el fundamentalista y ex-vendedor de tablas de surf Ray Comfort. Desde entonces el imperio «cristiano» de Kirk Cameron no ha parado de aumentar y ya no sólo cuenta con su programa de televisión, sino que se ha expandido a la radio e incluso ronda por ahí una versión multimedia en CD de sus lecciones. Libros, revistas, DVDs, coleccionables… Una cantidad enorme de merchandising con la que ganarse la vida salvando a infieles y pecadores. Y es que ya lo dicen, en Estados Unidos o eres agnóstico o fanático religioso.

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La Coreymanía, o cómo descender a los infiernos.
Quizás algunos recordéis a una pareja de actores que se hizo muy popular, ya no sólo por sus películas sino también por las legendarias fiestas que se pegaban y que les llevaron a tirar al retrete un prometedor futuro como actores. Hablamos de Corey Haim y Corey Feldman.

Corey Haim había trabajado en un par de series como secundario, pero no había acabado de despegar. Fue en 1985 cuando le llegó la ocasión con la película ‘Admiradora secreta’, junto a Thomas Lowell, Fred Ward y Kelly Preston. Le seguirían la terrorífica ‘Miedo azul’ y ‘El romance de Murphy’ con Sally Field. En 1986 nos sorprendía con el drama juvenil ‘Lucas’, acompañando a Charlie Sheen y una joven Wynona Rider. Por su parte, Corey Feldman había empezado rodando anuncios para McDonalds pero había iniciado una meteórica subida con películas como ‘Los Goonies’, ‘Cuenta conmigo’ o ‘Gremlins’. En 1987 compartieron cartel en ‘Jóvenes ocultos’, iniciando una particular amistad basada en los excesos y llegando a rodaron juntos ‘Papa Cadillac’, que fue un gran éxito de taquilla. Se iniciaba la Coreymanía, que los convirtió en una pareja de moda en las crónicas salvajes de Hollywood. Pero poco más harían, y hacia la década de los 90 ya habían iniciado una notable cuesta abajo en su carrera, claramente influenciada por las juergas, los desfases varios y la adicción a la heroína.

A partir de ahí trataron de ir cada uno por su banda. Haim se dedicó a participar en subproductos realmente infumables, llegando a niveles inusitados con cosas como ‘Desmadre en la comisaría’ y acabando relegado al mercado del DVD. Feldman consiguió capear un poco mejor el temporal, participando en algunas películas entretenidas como ‘No matarás al vecino’ pero finalmente su novia Ginger Lynn (sí, la actriz porno) le dejó por Charlie Sheen, y el pobre Corey se tiró a la bebida. Tras ser arrestado conduciendo borracho contra dirección con los cristales del coche rotos, su popularidad acabó de hundirse del todo y acompañó en el destierro a su tocayo.

Corey Haim acabó de la forma más bizarra posible, subastando su pelo en e-bay. También trató de vender sus dientes pero la policía lo impidió… Corey Feldman se mantuvo a flote tocando con su propio grupo musical. Lo último que hicieron juntos es rodar el reality televisivo «The Coreys».

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Sean Young, una belleza marchita.
Siempre me cautivó la elegante belleza de esta mujer, parecía que todas las puertas se le iban a abrir y que le esperaba un brillante futuro. Tras haber trabajado en un par de películas le llegó un papel a su medida, la sofisticada replicante Rachael de ‘Blade Runner’ acompañada de un recién descubierto Harrison Ford, todo empezaba a ir sobre ruedas para la actriz.
Volvió a tener un papel destacado en ‘Dune’, pero el pinchazo en taquilla de la película de Lynch no ayudó mucho. Nuevamente la suerte llamó a su puerta para protagonizar ‘Wall Street’ junto a Michael Douglas (donde se labró una fama de antipática que la acompañaría siempre) y posteriormente ‘Sin salida’ con Kevin Costner.
Entre película y película trataba de salir adelante con pequeños papeles en series o telefilmes de bajo presupuesto. En 1988 compartió papel con James Woods en ‘Impulso sensual’, pero al parecer el papel se le fue de las manos y acabó sometiendo al actor a un despiadado acoso. Tras el rodaje Woods interpuso contra ella una demanda judicial por no dejarles vivir a él y su esposa. Fue a partir de ahí cuando la estrella de Sean Young se fue apagando, en gran parte debido a problemas personales y un incipiente alcoholismo, acabando relegada a papeles secundarios. En 1992, durante el rodaje de ‘Batman Returns’, la actriz se presentó en el estudio disfrazada de Catwoman para reclamar el papel. No hace falta imaginar la cara que se le debió de quedar a Tim Burton… De ahí pasó a los platós de televisión como si de una vieja gloria del cine se tratara y este mismo año fue sido ingresada en una clínica de desintoxicación para tratar sus problemas con el alcohol. Sin duda una mujer que se podía haber comido el mundo pero que acabó marchitándose.

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Y… Rob Lowe: alcohol, sexo y cintas de video.
Este joven actor con un prometedor futuro fue víctima de las calenturas y la mala suerte, un peligroso cocktail que a la postre acabó fulminando su carrera. Rob comenzó su andadura en 1983 rodando la película «Rebeldes», junto a otros actores ahora ya consagrados. Formaba parte del «Brad Pack», un grupo de jóvenes ochenteros que se habían hecho populares entre el público adolescente, también participó en la memorable ‘St. Elmo, punto de encuentro’, junto a Emilio Estévez y Demi Moore, y otras películas como ‘Oxford Blues’ o ‘Class’ que acabaron por encumbrarlo como uno de los nuevos valores. En 1986 protagonizó ‘Youngblood’, un drama deportivo ambientado en el mundo del hockey hielo, y otras películas que funcionaron francamente bien.
Todo iba bien, y nada hacía presagiar que todo iba a cambiar. Pero en 1988, durante una convención del partido demócrata, conoció a dos chicas en un bar y decidió llevárselas al hotel. El primer error es que decidió grabar el encuentro con una cámara… y el segundo es que una de las chicas era menor de edad. Para completar el infortunio la cinta salió a la luz, y de la noche a la mañana Rob Lowe se convirtió para la opinión pública en un tipo que se aprovechaba de menores mientras las grababa. Su popularidad cayó en picado, y acabó ingresando en un centro para tratar su adicción al sexo, el alcohol y las drogas. Eso, unido al hecho de que acabara convertido en un actor de segunda, hacen que aconseje no ver ninguna película suya de los 90. Suelen ser bodrios infumables que es mejor evitar si queréis conservar la cordura.

A partir de ahí podemos ver algunos cameos suyos en películas como ‘Wayne’s World’ o ‘Contact’, y quizás su mejor papel fue como número dos del Dr. Maligno en ‘Austin Powers: la espía que me achuchó’. Se puede decir hasta cierto punto sus amigos le mantenían a flote dándole trabajo cuando podían. Su carrera reflotó un poco cuando participó en la serie ‘El ala oeste de la Casa blanca’ cosechando buenas críticas, pero a día de hoy este actor sigue sin encontrar la estrella que un día perdió en la cutre habitación de un hotel…

Y hasta aquí he llegado hoy en esta entrega de ‘Estrellas ochenteras estrelladas’. En breve y en las pantallas de Cineycine el volumen 2…

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