Ricochet
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Interior de la mente del guionista Steven E. De Souza año 1989: «¿Y si le doy la vuelta a la tortilla? ¿Y si en vez de poner al bueno de turno buscando venganza porque han matado a su mujer/hijo/amigo/perro… escribo un guión en el que un criminal psicópata ingenia un plan de venganza? Le puedo añadir luchas con espadas, nazis, un amigo gracioso para el héroe, frases molonas y un clímax final en una torre eléctrica que para eso estamos en los 80». Bienvenidos a ‘Ricochet’.

«¡Mamá! ¡Lo he conseguido, la cima del mundo!» (Nick Styles)

Crítica de Ricochet

Con ‘Ricochet’ estamos ante una de las mayores odas al voyerismo y delante de una de las venganzas personales más épicas desde, quizás,French Connection II(John Frankenheimer, 1975). Es de sobra conocido que en los ochenta nació definitivamente el cine de acción. Un tipo de cine que dio sus primeros pasos en Harry El Ejecutor’ (James Fargo, 1976) y en el díptico French Connection’.

Fue en esa gloriosa década ochentera cuando se forjó la creación de clichés como los superhombres que pusieron de moda Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone. También en esos años nacieron las buddy movies que inauguraron Nick Nolte y Eddie Murphy enLímite 48 horas (Walter Hill, 1982) y que se certificaron en Arma letal (Richard Donner, 1987) y sus secuelas. Así hasta llegar al hombre de carne y hueso que sangraba. El antihéroe por excelencia: John McClane en Jungla de cristal’ (John McTiernan, 1988), el film que hizo famoso a Bruce Willis. Todos ellos marcaron el cine de acción y el thriller policíaco en los siguientes veinte años… Hasta que llego ‘Matrix’ (Andy y Lilly Wachowski, 1999) y lo cambió todo.

‘Ricochet’ es una muestra más de lo inspirado de la época en la que se fraguó. Ese cine que tanto me gusta y que tantas buenas noches me hizo disfrutar frente al televisor imaginando en mi cabeza nuevos héroes a los que adorar. Tipos de cigarrillo en boca, gatillo fácil, frases cargadas de socarronería y cuellos alzados. Héroes como esta creación pre-Alonzo Harris de Denzel Washington. Su Nick Styles de esta película guarda indudables similitudes con el resto de personajes que siguió interpretando en su filmografía. Una filmografía perfectamente jalonada de cintas comerciales, acercamientos a mitos populares y propuestas inusuales.

Al otro lado del espectro tenemos a John Lithgow pasándoselo en grande. Nuevamente le toca el papel de malo. Un rol que, cada vez que lo ha visitado en cines, lo ha bordado. Aquí puede dar rienda suelta a su vena más sádica gracias a las geniales líneas de dialogo que escribió para él Steven E. De Souza.

Con Steven E. De Souza estamos hablando de un guionista que escribió un sinfín de cintas míticas de los 80. Luego no se sabe muy bien lo que sucedió, pero acabó firmando libretos muy por debajo de su nivel. En ‘Ricochet’, De Souza idea una venganza totalmente depravada a más no poder. En la misma, el objetivo de Blake (Lithgow) es despojar a Nick (Washington) de todos sus logros, acabar con su matrimonio y su carrera, llevarle de la mano camino a la locura… y liquidarlo. La pena es que el guión se desaprovecha en favor de la acción en su recta final.

Algo parecido a lo ocurrido con De Souza le sucedió al director, Russell Mulcahy, un realizador con una marcada personalidad. En los 80, y principio de los 90, firmó una retahíla de títulos muy a tener en cuenta. A partir de ‘Ricochet’ todo fue cuesta abajo para él. Algo que extraña porque talento parece que no le faltaba viendo su buena labor en este y en otros films como Los inmortales (1986).

En ‘Ricohet’, Mulcahy nos entrega grandes e inolvidables secuencias. Para ejemplo la espectacular explosión, o la plasmación en imágenes de la cruel y perversa tortura que Blake inflige a Styles. Además, y en el resto del metraje, logra apuntarse otro tanto llevando a cabo un esplendido uso de los espacios opresivos que envuelven al protagonista. Por no hablar de que logra mantener al espectador siempre al tanto de lo que ocurra en la siguiente escena. Todo ello culminado con un inverosímil, pero plenamente disfrutable, clímax bajo la lluvia con ecos de Al rojo vivo’ (Raoul Walsh, 1949) y un Denzel al más puro estilo John McClane con camiseta de tirantes incluida.

«Tira esa arma poli, o su novio tendrá que ponerle una bolsa en la cabeza cuando se quiera follar los restos que queden de ella» (Blake)

En resumidas cuentas. 
Termino ya esta crítica de Ricochet, un magnífico policíaco con status de Serie B y con un duelo de actores prodigioso. Un film que sabe hacer valer sus virtudes por encima de sus posibles defectos. Gran realización de Mulcahy en su máximo apogeo. Frases molonas a cargo de De Souza con sus habituales guiños al mundo de la Televisión y su homofobia característica. En pocas palabras, un largometraje digno de mejor fama de la que goza y que si se estrenara en estos tiempos alcanzaría el status de cult movie directamente. Soberbio acercamiento al leitmotiv por excelencia del némesis: el villano que vive para acabar con el héroe.

Tráiler de Ricochet

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