Los Mercenarios 3
Barney Ross, Christmas y el resto del equipo se enfrentan a Conrad Stonebanks, el hombre que fundó los mercenarios hace años antes de convertirse en un despiadado traficante de armas y al que Barney tuvo que matar... o eso creía hasta ahora. Stonebanks, que ya esquivó la muerte una vez, tiene un solo objetivo: acabar con los mercenarios. Pero los planes de Barney son otros, y decide que lo mejor es reclutar sangre nueva para luchar contra Stonebanks.
Con el paso del tiempo, la saga ‘The Expendables’ ha ido convirtiéndose en un acontecimiento muy esperado por todos los amantes del cine de acción y de sus actores más emblemáticos. Fans hastiados de los vicios y métodos del cine actual y de sus intérpretes de pega. Esto es algo que no pasó desapercibido para el incombustible Sylvester Stallone. Sly, apoyado en la financiación de Millennium Films, decidió hacernos regresar al pasado con un muy estimable homenaje al género de acción de los 80/90 en su trilogía mercenaria. Hoy hablamos de… ‘Los Mercenarios 3’.
“Yo soy La Haya” (Barney Ross)
Crítica de Los Mercenarios 3
‘Los Mercenarios’ (Sylvester Stallone, 2010) fue una vuelta a los orígenes. Un espectáculo de violencia y acción cuyo mayor aliciente fue juntar en una misma película a leyendas de la talla de Arnold Schwarzenegger, Bruce Willis, Dolph Lundgren, Mickey Rourke, Jet Li o el mismo Sylvester Stallone. A todos ellos habría que añadir las incorporaciones de actores más actuales como Jason Statham. Aunque, finalmente, la aparición de algunos de estos colosos fuera poco menos que testimonial. La película no estaba exenta de errores que le hicieron perder algunos enteros. Pero, en definitiva, resultó ser un producto de acción más que meritorio, por lo que el público comenzaría a pedir cada vez más. Y mejor.
Dos años después nos llegaría la superior ‘Los Mercenarios 2’ (Simon West, 2012). Esta secuela se configuró como una de las películas de acción más eficaces, honestas y vibrantes que hemos podido contemplar en pantalla grande. Dejando de lado los apuntes dramáticos de la primera entrega, se centró en la acción más espectacular, constante y dinámica. Stallone cedería el testigo de la dirección a Simon West. Hablamos de un buen artesano del género que subsanó los errores de la primera película filmando las escenas de lucha con una mayor coherencia. Además imprimió un toque mucho más festivo y satírico a la cinta. Pero nunca renegando de la violencia tan necesaria en este tipo de cine. Esto terminaría beneficiando a una secuela que bebía aún más si cabe de los conceptos y temáticas argumentales del cine de acción de los años 80: la venganza y las artes marciales.
Tras una gran recepción del público, ‘Los Mercenarios 2’ recaudó en todo el mundo más de 312 millones de dólares. Por consiguiente, la tercera entrega estaba asegurada. Y, además, a lo grande. Y reafirmo lo de “a lo grande”. Como director se fichó a Patrick Hughes después de deslumbrar con su trabajo en ‘Red Hill’ (2010). Y entre las nuevas y más importantes incorporaciones destacaban los nombres de Wesley Snipes, Harrison Ford, Antonio Banderas o Mel Gibson.
Pero en ‘Los Mercenarios 3’ ya había algo que no olía demasiado bien. Especialmente el anuncio de que la película iba a dejar de lado el factor violencia para centrarse en un espectáculo light de clasificación PG-13. Aunque esto no era lo peor. Al margen de los nombres ya citados, el reparto iba a renovarse principalmente con actores jóvenes. Se pretendía que estos “nuevos valores” le dieran un plus de energía y sangre nueva al viejo elenco. Finalmente, mis peores temores se hicieron realidad: el resultado de ‘Los Mercenarios 3’ es decepcionante. Personalmente entiendo que estamos ante la peor entrega de la trilogía. Sin duda es la más desequilibrada, la más endeble argumentalmente y, a ratos, incluso ante la más deshonesta de la saga.
El planteamiento del film falla estrepitosamente. Para empezar, la producción falla al intentar acercar la franquicia al público adolescente. Para ello se introducen cuatro personajes jóvenes que se comen buena parte del metraje. Estos novatos relegan a un segundo plano a algunos de los veteranos mercenarios que habían sido pilares en entregas anteriores. Me refiero cuatro actores de nulo carisma y escasas aptitudes para el cine de acción: Kellan Lutz, Glen Powell, Ronda Rousey y Victor Ortiz. Para colmo, son el motor central de una historia que tira por tierra el concepto sobre el que se venía rigiendo la franquicia desde su primera película. No olvidemos que su leitmotiv no era otro que burlarse del género de acción actual y de buena parte de esos actores modernos. Tipos que lo interpretan sin tener méritos para ello. Y todo esto ensalzando a aquellos otros meritorios intérpretes del actioner ochentero.
Siguiendo con lo anterior, llega a sorprender, para mal, el hecho de que piezas clave como el mismísimo Jason Sthatam, el carismático e imprescindible Dolph Lundgren, o incluso Wesley Snipes (una incorporación que se presuponía estelar) tengan mucha menos presencia de la esperada. Y todo en detrimento de las “jóvenes promesas”…
No tiene sentido alguno que, tanto la productora como los guionistas, tratasen de atraer en masa a un público adolescente a través del absurdo PG-13, o mediante la incorporación de cuatro guaperas de turno prácticamente desconocidos para la gran masa social. Esto es un fallo porque a las nuevas generaciones no les interesa lo más mínimo este tipo de cine. Y tampoco sus veteranos protagonistas del cine de acción de los 80 y 90. Por lo tanto, el intento de Avi Lerner y compañía de modernizar la franquicia recurriendo desesperadamente a lo light cayó por su propio peso. Por consiguiente, el film navega sin rumbo fijo. Este innecesario remix entre lo añejo y lo actual, entre las balas y las nuevas tecnologías, no sólo no encaja con el perfil de la saga… sino que su indefinición convierte esta tercera entrega en una cinta que se tambaleaba gravemente.
Y es precisamente aquí donde radica otro gran problema de la película. Me refiero a su planteamiento y desarrollo argumental. Posiblemente estamos ante la historia más inverosímil e irracional de la trilogía que se desmorona rápidamente en cuanto tratemos de buscarle algo de sentido común. Resulta sorprendente que Barney Ross decida disolver el equipo tras contemplar que ya no son lo que eran debido a la vejez. A continuación pasa a reclutar, con la ayuda del personaje de Kelsey Grammer, a cuatro novatos sin experiencia (¡…!) para que le apoyen en su última y más peligrosa misión: capturar a Conrad Stonebanks (Mel Gibson), un viejo amigo de Barney y fundador de los Expendables que ahora es un peligroso terrorista de muy oscuras intenciones.
Ahondando un poco en la trama comentada vemos como la actitud de Barney Ross sólo tiene una lectura. Estamos ante un tipo sin escrúpulos ni corazón. Un sujeto capaz de enviar directamente hasta el infierno a unos pobres jóvenes novatos. Y esto sin importarle lo más mínimo sus vidas por mucho que ellos estén dispuestos a arriesgarlas. Este Barney Ross no es el que conocimos anteriormente, sobre todo en la segunda parte. Recordemos que ahí representaba todo lo contrario. Basta con recordar su reacción tras la muerte del joven soldado interpretado por Liam Hemsworth. Por no hablar ya de lo incongruente que resulta el hecho de confiar en unos muchachos, sin experiencia en combate, para desempeñar posiblemente la misión más difícil de su trayectoria.
Otro gran error del film es la descomunal descompensación y reparto de metraje entre actores. Ni más ni menos que 17 intérpretes son los que conforman el reparto principal del film. Sin embargo, el mayor número de minutos se reparten entre Stallone y los cuatro jóvenes fichajes. El resto de veteranos se conforman prácticamente con las sobras. De manera incomprensible, estamos ante la película menos coral de la franquicia. Stallone acapara un protagonismo casi tan absoluto, como poco justo, en un más que evidente ataque de egocentrismo. Parece que se olvidó que ‘The Expendables’ llegó hasta aquí no sólo gracias a su presencia, sino también a la del resto de compañeros. Y estos deben lucir y gozar de sus buenos momentos de gloria. Algo de lo que Sly priva a un buen número de antiguos miembros del reparto con tal de engrandecer su propia figura.
Visto lo anterior, el equilibrio del que hicieron gala las películas anteriores prácticamente se desvanece. Ni Statham, ni Snipes, ni Lundgren… nos dejan apenas algunos momentos de verdadero interés. La aparición de Arnold Schwarzenegger resulta tan injustificada como insulsa. Y lo mismo podríamos decir del cameo extendido de Jet Li, cuya contribución en la saga ha sido prácticamente testimonial. Por su parte, Randy Couture y Terry Crews ejercen básicamente de actores de relleno.
Por fortuna, las incorporaciones de Harrison Ford, Antonio Banderas y Mel Gibson funcionan relativamente bien. Ford asume un papel similar al de Bruce Willis. Mientras que Banderas es motivo de muchas controversias como consecuencia de una interpretación que, por momentos, raya el ridículo más absoluto. Sin embargo, su personaje (Galgo) llega a caer en gracia. Y esto es debido a la enorme simpatía que derrocha nuestro compatriota proporcionando chispa y sazón al film. En cuanto a Mel Gibson, no cabe duda de que su sola presencia se come la pantalla. Gibson es todo un torbellino de carisma y malas pulgas. Lástima que su personaje sea objeto de una resolución muy pobre en un combate final escandalosamente breve y poco vibrante. Aún así, Mel es de lo mejor de la cinta.
Siguiendo con el casting, resulta obligatorio comentar la peligrosa magnitud que empieza a tomar el hecho de que el bando de los villanos apenas esté compuesto por uno o dos actores de renombre. Algo que chirría cada vez más y más. En el primer film teníamos a Eric Roberts, Steve Austin y Gary Daniels. En el segundo ya se redujeron las apuestas a Jean-Claude Van Damme y Scott Adkins. Y ahora solo está Mel Gibson haciendo frente a todo un aluvión de héroes.
En cualquier caso, y al margen de todos los palos que le estoy dado, no cabe la menor duda que ‘Los Mercenarios 3’ también tiene cosas positivas. Entre ellas están algunas de las set-pieces de acción que se encuentran rodadas con dinamismo y sentido del espectáculo. Un claro ejemplo son los primeros veinticinco minutos que resultan ciertamente atractivos. Lo mismo puedo afirmar sobre gran parte del tercer y último acto. En esos instantes la acción se vuelve mucho más continua y divertida. El reparto, y pese a lo ya dicho, está plagado grandes leyendas del cine de acción y aventuras, siendo el mayor aliciente del asunto ir viéndolos desfilar por la pantalla.
Por supuesto, también es valorable el intento de Stallone por dotar a cada película de un carácter propio. Aquí estamos ante una secuela mucho más sofisticada que pretende alejarse del actioner de los 80 para adentrarse más en los cánones del cine de acción del nuevo milenio. Y esto es algo que se percibe ya desde los rótulos de los posters promocionales (con una tipografía extraída de las últimas entregas de ‘F&F’), pasando por una fotografía y aspecto visual más que flamantes, unas localizaciones variadas y un estilo de acción abiertamente modernista. Pero esto último para una película de esta franquicia significa más una involución que una evolución. Un tremendo error que espero se solucione para próximas entregas. Tal y como nos insinúa la clarividente moraleja final del asunto: “Cuando los jóvenes meten la pata, ahí están los mayores para solucionarlo”. ¡Qué tomen nota los responsables!
En resumidas cuentas.
Acabo ya esta crítica de Los Mercenarios 3, una secuela casi destrozada por el empeño de Stallone, los productores y guionistas en expandir su público. Por consiguiente, el film no encaja con el concepto que nos pretende transmitir esta saga: hacernos recordar que el mejor y más honesto cine de acción era el que se rodaba hace más de veinte años. Su espectacularidad y acción se ven lastradas por el PG-13 dando lugar a una cinta pueril y blanda para los nombres implicados.
Tráiler de Los Mercenarios 3
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Quizás la incorporación de los actores jóvenes se la podrían haber ahorrado, sin embargo no es tan grave ni quita tanto metraje como para que el film pierda interés (recordemos que la duración de la película también es mayor que las dos primeras). Lo único bueno de esta aparición es que logra un bonito mensaje de que, para los problemas, mejor la vieja guardia y lo tradicional.
El «problema» es que siguen habiendo muchas estrellas y es difícil que todas tengan todo el tiempo en pantalla que merecen o que nos gustaría que tuvieran; aunque, por otro lado, todos queremos que salgan cuantas más leyendas, mejor.
Destacar tanto las escenas de acción del principio como las del final, en las cuales hay momentos que se convierten en lo mejorcito de la saga.
El guión no es gran cosa, pero es que tampoco me parece que sea lo importante de esta saga. Quien espere un buen guión en la tercera película de Los Mercenarios, aún no se ha enterado de que trata esto.
Le dejo un 9, medio punto por debajo de las dos primeras.
Decepcionante secuela de la notable Los Mercenarios y de la gloriosa Los Mercenarios 2 (que si, se mofaran de su carrera y demas, pero era mucho mas entretenida que esta estafa y es mas, me ha aburrido), Sylvester Stallone esta excelente como Barney y los demas siguen siendo notables como Statham, Snipes, Crews y Couture (a Arnie y Li no les cuento porque son basicamente cameos), el problema viendo cuando te quitan de en medio a los Expendables para meterte a los Pendables, con un Kellan Lutz que no cambia de regristro en ningun momento y del resto ni me acuerdo, salvo de Ronda Rousey, quien no lo hace mal. en cambio, el villano, Mel Gibson esta sublime, su combate con Sly podria haber sido potente (pero es corto, muy corto).
Si hacen cuarta, yo quiero algo como las dos primeros y no otra entrega asi, la decepcion del 2014, al menos para mi.
Yo no entiendo como le han dado de palos a esta peli, que solo la pondría en medio punto por debajo de la 2º. Pero bueno, como dijo un sabio amigo, cuando algo no entra por los ojos del publico…
Creo que es una peli muy recomendable, para mi la mejor de las tres entregas en muchos aspectos. Tiene sus fallos y hay cosas que hubiera hecho de otro modo, pero a Stallone sólo me queda agradecerle el trabajo hecho. Nos está regalando unos años que algún día se valorarán como merecen.
Hoy he ido a la sesión de las 16:30 del cine Callao (Madrid) para revisionar el film… y la verdad es que me ha gustado bastante más que la primera vez que lo vi en pase de prensa. Como película «DE STALLONE» le doy un 8… y como película «EXPENDABLE» le doy un 7,5.
Vista!
Genial reseña, Juanma. Una pena leer eso pero aquí premiamos la sinceridad ante todo y que nuestros lectores sepan lo que van a ver a maquillar las cosas.
Yo la veré en Blu-Ray.
¿La compraréis?
Lo de Jet Li es cosa suya, y por eso no sale más, el tipo pone bastantes pegas se ve, y su enfermedad además no le deja para mucho, de ahí que haga practicamente cameos tanto en esta como en la tercera parte. Eso no creo sea culpa de nadie.
Respecto a la peli, pues está claro que para la cuarta deben mejorar algunas cosas, sobre todo quitar a jovenes y dar lo que el público quiere, leyendas bien repartidas y acción algo más violenta en un guión que aunque sea típico esté bien llevado.
¿Qué enfermedad padece Jet Li? Vaya, no tenía ni idea de esto.
Problemas graves de tiroides, lei algo de que incluso eso le impide ya poder entrenar, se ve que le está perjudicando mucho en su vida diaria.
En este caso no sé qué pensar. Unas buenas cifras en taquilla darán la razón a Stallone y unos malos resultados pueden comprometer el futuro de la franquicia. Pase lo que pase, agradezco esta sincera reseña, de las mejores que he leído en esta Casa, item mas al constarme su añeja admiración por este tipo de cine.