Star Wars: Los últimos Jedi
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¿Cuál es la filiación real de Rey? ¿Por qué despareció voluntariamente Luke Skywalker? ¿Completará su entrenamiento Kylo Ren? ¿Se convertirá Rey en una Jedi? ¿Se reanimará Finn? ¿Cuál es el poder real de Snoke?… Todas estas y muchas otras preguntas quedan resueltas (o no) ya mismo en… ‘Star Wars: Los últimos Jedi’.

“Necesitamos que vuelva la orden Jedi. Necesitamos que vuelva Luke Skywalker” (Rey)

Crítica de Star Wars: Los últimos Jedi

En 2012 Rian Johnson nos sorprendió con Looper’, una gran propuesta de viajes en el tiempo que caló en el público bastante más que sus notables 177 millones de recaudación mundial. A partir de ese momento, el director y guionista nacido en Maryland se hizo un nombre en la industria. Sin embargo, no fue hasta ‘Los últimos Jedi’ que se volvió a poner detrás de las cámaras. En esta secuela toma el testigo de J.J. Abrams y de El despertar de la Fuerza (2015).

A nivel de espectáculo visual poco hay que reprocharle a ‘Los últimos Jedi’. Así pues, la película ofrece todo lo que tiene que ofrecer un film de “Star Wars”. Y sabéis a lo que me refiero: batallas espaciales entre los X-Wing rebeldes y los cazas imperiales, los típicos combates con espadas láser o la presencia en pantalla de la diferente maquinaria de guerra de la Primera Orden (destructores, los AT-AT o algún AT-ST). Toda la épica y el drama visual están aquí. Quizás sí que es reprochable en este apartado que algunas criaturas creadas en base al CGI no estén a la altura de lo que un film de esta franquicia exige, por ejemplo: algunas secuencias con los falthier del planeta casino conocido como Canto Bight, o incluso el propio Snoke.

Del guión también se ha ocupado el propio Johnson. El suyo es un libreto muy deudor y homenajeador a los films originales deEl Imperio contraataca (Irvin Kershner, 1980) y El retorno del Jedi (Richard Marquand, 1983). De hecho, de esta última literalmente “copia y pega” secuencias muy importantes… sólo que cambiando personajes y otorgando una resolución diferente, y ciertamente sorprendente, a hechos ya conocidos y aquí “repetidos”. Agotado ya el filón argumental de la trilogía original de George Lucas, al próximo escribano le queda una muy complicada tarea por delante a la hora de sentarse a redactar el guión del siguiente episodio. Episodio en el que ya, forzosamente, deberemos ver algo completamente nuevo de principio a fin.

Dejando al margen las secuencias de “copia y pega” u “homenajes” a los films originales (llámenlo como quieran), la verdad es que el libreto de Johnson presenta dos aciertos muy claros: el primero es su intento de tratar de adentrarse en la mística de La Fuerza y los Jedis, en sus mitos y realidades. Y su segundo y principal logro es saber contar una misma situación desde dos puntos de vista diferentes. Esto último ayuda a entender el desarrollo de ciertos acontecimientos y el comportamiento de dos personajes muy concretos. También es justo resaltar, en relación a lo que acabo de comentar, el vínculo mental que se crea entre otros dos personajes y que contribuye a sembrar la duda en el público de manera bastante lograda.

El film se estructura básicamente en tres líneas argumentales separadas por las clásicas “cortinillas”. En la primera seguimos a Rey y a Luke Skywalker en el retiro voluntario de este último y varias dudas del episodio anterior serán resueltas (aunque al final las respuestas pueda causar cierta insatisfacción). La segunda trama se centra en seguir las andanzas de Finn y Rose Tico (nuevo personaje) en Canto Bight. Finalmente, la tercera trama está totalmente en relación con la de Finn y es la que sigue a Poe Dameron y Leia en la nave rebelde. Como siempre, las tres tramas terminan por unirse en el consabido clímax final.

Antes de pasar con los intérpretes decir que se nota un intento innecesario de retirar solemnidad a la saga. Para ello se introducen muchos gags y/o situaciones divertidas que tienden a infantilizar la narración y despojan a la película de una mayor gloria que la hubiera podido equiparar a las grandes obras originales. Parece que el camino del “chiste fácil” que está siguiendo Disney en su Universo Marvelita se extiende ahora, erróneamente, al Universo de ‘Star Wars’.

“Nadie desaparece por completo”… Mitos y realidades.

En el reparto de ‘Los últimos Jedi’ sobresalen principalmente Oscar Isaac y Mark Hamill. Isaac sorprende porque su personaje recibe un mejor tratamiento y minutos que en ‘El despertar de la fuerza’. En esta nueva aventura sí que goza de relevancia… y esto es muy bien aprovechado por el actor para lucirse y convertir a Poe Dameron en un tipo a tener muy en cuenta. Poe queda totalmente investido del espíritu rebelde de lo que siempre ha sido esta franquicia. Gran recuperación del personaje, sin duda. Por su parte, Mark Hamill regresa como un irreconocible Luke Skywalker al que los años y los sucesos vividos han arrancado todo el espíritu de aquel joven Jedi que una vez fue. Muy buena la presencia y aportación de Hamill dando vida a esta versión descreída y desmitificadora de la mitología Jedi.

Daisy Ridley sigue funcionando muy bien como Rey. La joven actriz destaca en lo físico, mostrándose quizás más contenida que en la primera película y sabiendo muy bien plantar cara a la negatividad del envejecido Luke. Por su parte, Adam Driver entrega esta vez un Kylo Ren más reflexivo y cercano. Y de la nueva sangre joven es claro que John Boyega sigue estando desaprovechado en su rol. Su Finn se nota claramente como el elemento secundario de esta nueva trilogía. No obstante sus minutos finales destacan y al intérprete inglés no se le puede reprochar su total entrega y amor al personaje.

Del resto, resaltar, una vez más, la gran labor en un film de Andy Serkis dotando de expresión corporal y vocal al Líder Supremo Snoke (su voz da verdadero respeto… no así su recreación en CGI que no es lo lograda que cabría esperar). Domhnall Gleeson sigue sin aportar gran cosa más que vociferar órdenes estilo nazi. Tan es así que el propio Snoke lo define de esta forma: “Es muy útil tener a un perro rabioso dando órdenes…”. Y de Gwendoline Christie nada que decir pues bajo la armadura de la capitana Phasma está ella como podía estar cualquier otra…

Para terminar, de los nuevos intérpretes que se suman a la aventura simplemente cabe decir que son buenas interpretaciones pero ninguno logra un personaje memorable para la franquicia. Me refiero a Laura Dern como la almirante Amilyn Holdo, Benicio del Toro como un tipo misterioso y Kelly Marie Tran. Esta última como la rebelde Rose es quien goza de más presencia en minutos e importancia al lado de John Boyega. Finalmente, recuerdo obligado para la inolvidable Carrie Fisher en su mítico rol de Leia. En esta ocasión goza de mucho más metraje del que tuvo en ‘El despertar de la fuerza’. A ella va dedicada la película en los créditos finales.

En conclusión.
Finalizo esta crítica de Star Wars: Los últimos Jedi, una secuela que cuenta con innegables ecos de ‘El Imperio contraataca’ y ‘El retorno del Jedi’ pero que sabe tomar su propio camino convirtiéndose en un buen espectáculo. Lo que da cierta pena y “rabia” es que sus varios golpes de humor (algunos muy infantiles) y algunas situaciones no del todo bien resueltas… la impidan igualarse con las grandes películas de la trilogía original cuando muestra un innegable potencial para ello.

Tráiler de Los últimos Jedi

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