Predators
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‘Predators’, «secuela» inmediata de ‘Depredador’, quizás no contaba con demasiadas papeletas para ganarse el respeto del espectador, sobre todo, el respeto del seguidor más fiel del personaje creado en el film de John McTiernan en 1987. Sin embargo, y contra todo pronóstico, resulta una agradable sorpresa. ‘Predators’ no dejará insatisfechos a aquellos que crecieron con el film original y decidan verla. Nos encontramos ante una muy digna «continuación». Una «secuela» que mantiene, en gran medida, el verdadero espíritu de la cinta protagonizada por Schwarzenegger. Y eso pese al gran hándicap que supone la ausencia de factor sorpresa.

Crítica de Predators

El factor sorpresa en los años 80 nos dejaba atónitos en todas y cada una de las producciones de ciencia ficción que llegaban a nuestras carteleras. No nos engañemos, muchos de los films de antaño que hoy día están siendo objeto de remakes y continuaciones triunfaron en su momento y, en buena medida, gracias a la ignorancia del espectador. Amén de la tensión provocada por el desconocimiento de aquello que nos íbamos a encontrar en pantalla.

Obviamente, las sensaciones anteriores venían motivadas por unos argumentos y guiones que, por aquel entonces, eran pioneros. Libretos que profundizaban en el miedo a lo desconocido y la sorpresa originada por eso que intuíamos pero que no podíamos ver hasta el último tercio de historia… Esto hacía las películas mucho más interesantes y grandes de lo que son actualmente. Por desgracia, este factor tan importante se pierde instantáneamente, salvo contadas excepciones, con el abuso de secuelas y versiones modernas de viejos clásicos. En este caso, Predators’ tampoco escapa de este pequeño (gran) problema.

Si a lo anterior le sumamos que el público se encuentra curado de espanto y que, a estas alturas de la historia, ya no es tan sencillo sorprenderle, es posible que esta «continuación directa» de Depredador’ (John McTiernan, 1987), e independientemente del hacer del guionista, nos deje cierta sensación de «más de lo mismo» (entre comillas, porque diversas sorpresas las hay). También es posible encontrar en ella una sensación de cierta previsibilidad en todos sus actos. De repetición de conceptos y argumentos. Pues bien, eso es  ‘Predators’, ni más ni menos. Aquí estamos ante un sincero y honesto homenaje a la primera entrega de la franquicia. Es tal el guiño que, por momentos, parece que estuviéramos reviviendo lo acontecido en la cinta protagonizada por Arnold Schwarzenegger (los guiños, planos y escenas extraídas del primer film son casi constantes).

En cualquier caso, no me parece mala idea el hecho de «retornar» al pasado. Tampoco me molesta que se siga la línea marcada por McTiernan en la primera cinta, sobre todo si tenemos en cuenta que la saga fue perdiendo calidad de forma alarmante con el paso de los años. Una saga que, posiblemente, quedó afectada debido al desinterés que el público mostró por la infravalorada ‘Depredador 2 (Stephen Hopkins, 1990). Esta última es una película que considero muy interesante por el hecho de alejarse de un modo considerable de lo acontecido en la primera entrega. Con ella se intentó no caer en la monotonía de la que normalmente pecan numerosas secuelas.

Si al fracaso de ‘Depredador 2’ le sumamos las dos entregas de «Alien Vs Predator» (películas que podrán gustar más o menos pero que dejan bastante que desear, especialmente la segunda de ellas), es de recibo que tanto Robert Rodriguez como Nimród Antal decidieran no arriesgarse e ir sobre seguro. Así las cosas, decidieron filmar una película que bebiera directamente de la primera parte de la saga. Estrategia que me parece muy válida si tenemos en cuenta los fracasos tanto en taquilla como artísticos del resto de películas. Películas que, curiosamente, siguieron una senda totalmente distinta a la iniciada por el realizador de Jungla de cristal (1988).

De todos modos, tampoco vamos a entrar a debatir si una secuela debe de seguir la idea de la película original, o si debe de tirar por otros derroteros. Para gustos los colores y ambos modos de continuar una historia son totalmente válidos. Eso sí, siempre y cuando nos encontremos ante un buen guión y una buena dirección. Centrémonos ahora exclusivamente en ‘Predators’, título que, por otra parte, guiña con simpatía al nombre que se le dio a la segunda entrega de la franquiciaAlien(Ridley Scott, 1979), tituladaAliens (James Cameron, 1986).

Pues bien. Llegados a este punto debo de afirmar con rotundidad que, como fan de la saga, me encontraba bastante escéptico con esta nueva película. Mis escepticismo provenía por las noticias que iban llegando sobre el proyecto y que hicieron que me temiera lo peor. El productor sería nada más y nada menos que Robert Rodriguez. Hablamos de un tipo que cuenta en su filmografía como director con verdaderas y auténticas chorradas a cual más grande. Además, tras las cámaras se presentaba un realizador como Nimród Antal, que no sabíamos cómo iba a encajar en un film que conlleva tanta responsabilidad y mitología. Finalmente, el actor principal sería Adrien Brody, un buen intérprete pero como actor de acción nadie se lo cree…

En definitiva: tenía el presentimiento de encontrarme ante un film que iba a enterrar para siempre a esta raza de carismáticos alienígenas cazadores. Pues ¡para nada! Realmente me encontré con una muy digna «segunda entrega» rodada con pulso y atino. Para sorpresa se evita ese molesto y continuo movimiento de cámara que tan de moda está en el cine de acción actual. Aquí contamos con escenas de acción claras y nítidas en las que se aprecia cada golpe, cada rasgada y cada disparo. Una fotografía limpia y luminosa que atrapa rápidamente en la acción de la trama. Y, finalmente, unos escenarios y paisajes naturales que evocan a las mejores secuencias exteriores de ‘Depredador’ (1987).

‘Predators’ es al cine de ciencia ficción ochentero lo que ‘Los Mercenarios’ al cine de acción de la misma época. Esto es: un guiño o regreso al pasado con el fin de aliviar nuestras ansias de volver a disfrutar de películas rodadas, en la medida de lo posible, a la antigua usanza. Pocos efectos infográficos y más trucajes artesanales. Guiones sencillos pero bien estructurados y coherentes. Buenas escenas de lucha, destrucción y violencia. Y personajes carismáticos (sí, han leído bien) y determinantes que tanto se echan en falta en el cine de acción/ciencia ficción actual.

Es ahora cuando quisiera hacer hincapié en Adrien Brody. La mayoría de nosotros pensaba que iba a hacer el ridículo como el héroe musculoso del film. Sin embargo, afirmo con contundencia que lo borda. Si bien es cierto que no es capaz de transmitir la fortaleza bruta y el carisma de Schwarzenegger, también lo es que Brody consigue imprimirle a su personaje un exquisito aire de tipo duro. El actor recrea a un mercenario sin sentimientos ni emociones. Un sujeto con la determinación suficiente como para plantar cara incluso al depredador más brutal de la trama en una escena que homenajea claramente el combate Arnold Vs. Predator de la primera entrega. Presten atención a un Adrien Brody embadurnado en barro, sin camisa y luciendo una más que notable musculatura. Por cierto, el actor fue asesorado por el mismísimo Sylvester Stallone para alcanzar tal estado físico.

Todos estaremos de acuerdo en que Royce no es Dutch pero, de lejos, nos encontramos ante el personaje más contundente visto en la saga desde el primer ‘Predator’, superando incluso al Danny Glover de ‘Depredador 2’ (1990) y a los Boy Scouts de la saga AvP. Lo mismo podemos decir del resto del reparto. Un elenco compuesto no sólo por actores de nivel (estupendos Laurence Fishburne y Topher Grace), sino por tipos que, a la hora de empuñar un arma blanca o pesada, no se cortan ni un pelo para devastar todo aquello que se interponga en su camino.

Por otra parte, y aunque ustedes puedan pensar que nos encontramos ante un plagio desvergonzado o ante un film incapaz de exponer nada nuevo, esto no es del todo cierto. El film ofrece algunas novedades nunca vistas anteriormente. Como ejemplo tenemos esas dos razas de depredadores rivales entre sí o la presencia de cierta fauna salvaje. El único punto negro de la trama, y no me refiero a la simpleza de su guión, quizás lo encontremos en ciertos detalles que podrían llevar a confusión.

En relación a lo anterior no queda del todo aclarado que estemos ubicados en el planeta natal de los depredadores como todo parecía indicar. Seguramente se trata de un planeta usado exclusivamente como coto de caza a tenor de diversos detalles que la trama irá revelando. Otro error más imperdonable, y que pone en peligro la mitología del cazador alienígena, es la presencia del cadáver íntegro de un soldado. Un hombre, supuestamente, cazado por un depredador aunque incomprensiblemente no se aprecia ni rastro del ritual que estos emplean cuando cazan sus piezas. Por otra parte, se aprecia cierta tendencia a forzar diversas situaciones. Inclusive da la sensación de falta de metraje en distintas secuencias. Esto último origina alguna que otra laguna argumental.

En resumidas cuentas.
Finalizo esta crítica de Predators, no tengan la menor duda de que nos encontramos ante una «secuela» altamente decente, violenta, con buenos personajes y logrados efectos especiales. Aunque se trata de un film sin enormes cambios, den por hecho que sabe mantener al espectador pegado a la butaca, quizás en parte gracias a la facilidad con la que la película logra hipnotizarnos por el tufillo que desprende a cine de ciencia ficción de hace dos décadas, y esto, de vez en cuando, también es bueno que suceda en los tiempos que corren hoy en día.

Tráiler de Predators

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