Dolor y dinero
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Tan sólo nombrar a Michael Bay, lo primero que pasa por la cabeza del cinéfilo son explosiones y petardazos. Sin embargo, Bay sorprendió a propios y extraños con el anuncio de este film. Una comedia negra en la que no existen robots gigantes dándose para el pelo. Aquí tenemos a un trío de culturistas que querían que sus vidas fueran algo más que ponerse en forma. Sin embargo, el modo en que lo hicieron no fue precisamente «legal». Es tiempo de… ‘Dolor y dinero’.

«Jesucristo me dio muchos dones, entre ellos: la habilidad de noquear a la gente» (Paul Doyle)

Crítica de Dolor y dinero

A estas alturas nadie se ha sentido indiferente ante Michael Bay, realizador venido del mundo de los videoclips que tiene fans y detractores a partes iguales. Su cine, orientado al espectáculo visual (pero… ¡qué espectáculo!) y al nulo desarrollo de personajes provoca extremos. Al director le llegaron a decir «eres el mismo Diablo en persona» durante el estreno de Armageddon(1998). Su colega Tarantino le animó entonces: «No te preocupes a mi me llamaron «El Anticristo». Posteriormente, y durante el estreno deTransformers (2007), Bay anunció que tenía pensado rodar una cinta de bajo presupuesto. Esto fue tomado a broma por muchos y muy pocos se lo tomaron en serio.

Dos años después, y tras el varapalo de críticas de Transformers: La venganza de los caídos(2009), Michael Bay volvió a retomar la idea de rodar un film de perfil bajo. No obstante, Paramount lo rechazó por una tercera entrega de los Transformers. La segunda parte había ido mal con las críticas pero fue un brutal taquillazo. Y así, en 2011, llegó una nueva entrega de las aventuras de Optimus Prime. Bay, entonces, anunció tajantemente que haría «su película de bajo coste», aunque para ello le obligaron a hacer otra entrega de los robots de la Hasbro: Transformers: El lado oscuro de la Luna. Finalmente, en 2012, logró rodar su anhelada cinta con vistas para entrenarse a principios de 2013. Los europeos tuvimos que esperar la friolera de cuatro meses para poder verla. Más o menos este fue el origen de ‘Dolor y dinero’.

‘Dolor y dinero’ resulta uno de los productos más curiosos de la filmografía de Michael Bay. Lo cierto es que había probabilidades altísimas de que se metiera un trompazo a la altura de Pearl Harbor (2001). Pero el californiano resolvió el tema de manera bastante loable. Esto se evidencia en ese prólogo con Wahlberg corriendo a cámara lenta con la policía pisándole los talones. Bay se lo pasa bomba con esos primeros planos de armas apuntando cámara en mano. Como director ha madurado de manera increíble. Además el film destaca por su ritmo, un tanto pausado en su inicio pero que pilla la tercera en su segundo y tercer acto. Especialmente el tercero, una parte donde abandona la comedia y se convierte en una película bastante negra para ser suya. De hecho, podríamos estar ante el film más maduro de su carrera.

Sorprende que esta película destaque por sus interpretaciones, si tenemos en cuenta quién es el realizador. A la cabeza de las mismas tenemos a Mark Wahlberg. El actor nacido en Boston sobresale de manera impresionante y ofrece un recital de culturista hambriento de dinero. Impagable el inicio o la secuencia final en un banco, en la que Wahlberg hace un alarde físico y de carisma. A su lado tenemos a Dwayne Johnson, un tipo tremendamente carismático. Johnson se saca de la manga una de las mejores interpretaciones de su carrera. Mención aparte, y quizás el más flojo del reparto, sería Anthony Mackie. No me malinterpreten, es un buen actor, sólo que en el presente film lo vi un tanto desubicado. Amén de que su historia de amor con el personaje de Rebel Wilson quizás me pareció de los puntos más flojos.

Por otro lado, y dejando al margen a «la banda de culturistas», destaca la aportación de Ed Harris. Este veterano actor volvía a colaborar con Bay años después de su recital en La Roca(1996). Aquí tiene un papel bastante interesante. Por otra parte, fiel a su costumbre, Bay nos regala la vista con la guapísima modelo nacida en Rusia, pero crecida en Israel, Bar Paly. Su personaje parodia lo que «en teoría» es ser una cara bonita. Y no puedo olvidar a Tony Shalhoub como Victor Kershaw, el repelente millonetis que acabará totalmente breado.

Otro aspecto siempre destacable de Bay es lo técnico. En este sentido, sólo puede calificarse de soberbio lo que hizo este señor con tan sólo 27 millones de dólares. Aquí la fotografía y el uso de la cámara resultan sensacionales. De la fotografía se ocupa Ben Seresin; una de las cosas que me encanta de Bay son los directores de fotografía que escoge. Su fotografía destaca por ser lumínica resaltando el ambiente luminoso de Miami donde todo fue rodado. Nada de estudios y sets.

Por otra parte, la música la pone Steve Jablonsky, compositor habitual del realizador. Jablonsky se aleja de los ritmos épicos y zimmerianos de sus otros trabajos con el californiano. En ‘Dolor y dinero’ nos ofrece un soberbio enfoque musical, oscuro y electrónico. Un enfoque que se adapta a la perfección con las brutales imágenes del director, del 10.

«He visto muchas pelis, Paul, sé lo que hago» (Daniel Lugo)

En conclusión.
Finalizo esta crítica de Dolor y dinero, una muestra de que Michael Bay puede hacer más cosas que volar por los aires objetos y demás parafernalia. Un film sobre un trío de personajes que quiso hacer algo más con sus vidas. Sin embargo, el modo en el que lo hicieron… ¡no fue precisamente legal!

Tráiler de Dolor y dinero

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