Kong: La isla calavera
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¡Ha vuelto el rey de los simios y rey de Isla Calavera! En esta ocasión viajamos a su reino para conocer su origen y descubrir al único ser del planeta cuya fuerza es equiparable a la de Godzilla, “el rey de los monstruos”. Hoy visitamos… ‘Kong: La isla calavera’.

“Este planeta no nos pertenece, especies ancestrales viven en él mucho antes del hombre” (Randa)

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Crítica de Kong: La isla calavera

Nadie puede negar que el “Kaiju Eiga” o “Monster-Movies” ha recuperado un status que perdió muchos años atrás. Primero fue Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013) quien dio el pistoletazo. Posteriormente se reafirmó conGodzilla (Gareth Edwards, 2014). Y, finalmente, se relanzó con Jurassic World (Colin Trevorrow, 2015).

Legendary Pictures, siendo consciente del éxito del film de Gareth Edwards, puso en marcha dos secuelas del coloso atómico con vistas a estrenarse en los próximos años. Por su parte, en Universal Pictures estaban muy felices del taquillazo del film de Trevorrow. En consecuencia, activaron otro proyecto que captó la atención de los productores Jon Jashni y Thomas Tull de manera inmediata: una precuela de King Kong claramente influenciada por el éxito de “JW”. El proyecto fue dando ciertos bandazos dentro de la Universal. Por ello, Tull y Jashni no se lo pensaron y se lo ofrecieron a la Warner Bros., antiguos socios y co-poseedores de los derechos de Godzilla en los Estados Unidos, quienes inmediatamente aceptaron.

La intención de todos los citados anteriormente era obvia: unificar a los dos monstruos más icónicos del cine: King Kong y Godzilla. Nacía así un universo compartido, “Monster-Verse”, en el que ambos colosos se las verían con otros personajes sacados de la galería de la Toho, o con criaturas originales creadas específicamente para sus propios films. Todo para culminar en un versus con visos a estrenarse en 2020.

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Para “Isla Calavera” sus responsables confiaron en su guionista estrella, Max Borenstein, quien fuera uno de los guionistas de la película de Gareth Edwards. Borenstein recibió la ayuda de nada más y nada menos que Dan Gilroy y Derek Connolly. Ambos guionistas retocaron y reescribieron el guión-boceto que John Gatins había escrito cuando todavía el proyecto estaba en poder de Universal. Originalmente iba ser una precuela del film de Cooper y Schoedsack de 1933. Sin embargo, al subirse al carro el director Jordan Vogt-Roberts, debutante en 2013 con ‘Kings of the Summer’, este tuvo la bizarra idea de mezclar al simio con el periodo histórico del final de la Guerra del Vietnam. Esto daba un marco histórico interesante en el que ambientar la nueva aventura de Kong.

Con esta ambientación de fondo (y habiéndose rodado en Vietnam, Australia y Hawaii) ‘Kong: La isla calavera’ es un tremebundo disfrute inspirado en el bizarrísimo Kong de la Toho. Vogt-Roberts ha primado la idea del King Kong más bestial. Un Kong enmarcado en un mundo donde puede convivir perfectamente con otras criaturas. Amén de los guiños continuos al Kong tohoniano y uno en especial a la cinta deKing Kong contra Godzilla(Ishirô Honda, 1962).

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“Isla Calavera” destaca por muchas cosas: el cuidadísimo diseño de producción, la espectacular dirección de Vogt-Roberts, la estupenda fotografía de Larry Fong, una selección de canciones de los 70s que ha conmovido al respetable aquí presente, y un buen y acertado reparto.

Las influencias de Vogt-Roberts van más allá de fijarse en la productora japonesa Toho. Así pues, podemos apreciar guiños a Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979) y a múltiples películas de los 80s (¡ojito al de ‘Holocausto caníbal’). Principalmente, la historia pergeñada por los guionistas utiliza la idea del antibelicismo. Una idea reflejada en el personaje de Packard (un Samuel L. Jackson desatado), quien claramente al ver que ha abandonado Vietnam es incapaz de volver a una vida normal como sus hombres. Así las cosas, Packard encuentra un nuevo rival en el simio gigante. Un titán que ejerce como guardián pacífico de una isla donde el ecosistema es delicado.

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Vogt-Roberts pinta un producto de entretenimiento bien montado y engrasado. Algo que logra también gracias a un carismático reparto: Tom Hiddleston, Brie Larson, John Goodman, el citado Samuel L. Jackson y John C. Reilly, cuyas aportaciones al film le dan un aire de producto entregado en cuerpo, alma y espíritu a la serie B. Sin embargo, no se pierde nunca de vista la memorabilidad, tanto visual como narrativa (‘La Princesa Mononoke’ viene a la mente en múltiples momentos), cosa que es de agradecer en los tiempos que corren y, sobre todo, por el dinámico tempo narrativo que imprime su realizador a lo largo de la cinta.

Sobre la música de Henry Jackman debo confesar que me ha resultado un tanto fría dentro de su contexto. A diferencia de la de Alexandre Desplat en ‘Godzilla’, donde primaba mucho y daba más empaque al conjunto, la partitura de Jackman resulta más superflua. No estamos ante uno de sus peores trabajos, pero sí que queda lejos de lo logrado por el británico.

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Además de todo lo anterior, el punto fuerte del film (uno de los muchos, en verdad) son los espectaculares combates y el propio Kong, quien se alza a lo largo del film como un personaje con un sentimiento heróico (lo contrario a su antítesis, Godzilla, al que le ha primado más el antiheroísmo) y magnificencia como dios y rey de la isla. Kong ofrece parte de las mejores set-pieces del film (esa secuencia con los helicópteros en su presentación con ese tracking-shot es deslumbrante). También sobresalen mucho sus rivales, los Skull Crawlers, aunque lejos de dar miedo (como parecía intuirse en los trailers) destacan por un brutal salvajismo, incluso para una PG-13 como es esta cinta.

Quizás mi mayor pega se resuma en cierta sobredosis de chistes (eso sí, los hay muy divertidos). Da una sensación de que sus guionistas ametrallan parte del metraje incluyendo chistes que luego no dan para mucho. Uno puede encariñarse con la cháchara de los soldados de Packard y sus constantes coñas, pero hay otras que terminan por ser demasiado sobrantes. También sobrantes resultan ciertos personajes, especialmente los de Toby Kebbell y John Ortiz, metidos casi con calzador en la propuesta y mera carnaza para algunas de las criaturas de la isla.

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En conclusión.
Finalizo esta crítica de Kong: La isla calavera, un producto notablemente creado, diseñado con una dirección clara y un entretenimiento muy sólido; amén de sus elementos y guiños al género del “Kaiju Eiga” y a las “Monster-Movies”. Producto disfrutable y recomendado encarecidamente por un servidor. Un film por y para fans.

AVISO: Hay una escena post-créditos que da pistas sobre el futuro del “MonsterVerse”.

Tráiler de Kong: La isla calavera

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