Dune
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Hitchcock solía decir que una película es buena cuando puedes resumir su argumento en una sola frase. Y digamos que ese no es el caso que nos ocupa. Aunque ello no implica que esta película sea mala, sino excesivamente compleja. ‘Dune’ está basada en la novela homónima de Frank Herbert y es, a todas luces, un libro de ciencia ficción que ha servido de referente para un buen número de películas, llegando incluso a adentrarse en el mundo de los videojuegos. Es una buena idea leer el libro de Herbert para poder asimilar la película de Lynch. Aunque no es menos cierto que acometió la filmación sin tener en cuenta que resumir en apenas dos horas esta fantástica historia llena de complicadas intrigas cortesanas era tarea imposible. Digamos, para acabar esta introducción, que ‘Dune’ es un brillante desastre que fascina y satura por igual.

«Nosotros los Fremen tenemos un dicho: ‘Dios creó Arrakis para entrenar nuestra fe’. Uno no puede ir contra la palabra de Dios” (Paul)

Crítica de Dune

He hecho un pequeño resumen del argumento en la sinopsis, y tengo que decir que todavía se queda corto para explicar todo lo que se narra en esta película. Tal y como he comentado antes, la excesiva saturación de elementos e intrigas que se agolpan en la trama hace difícil su cabida en un metraje como este. También he hecho una introducción a la historia del universo que se nos muestra y que no se nos da al inicio de la película, lo cual dificulta la ubicación del contexto e implica que el espectador se encuentre con unos personajes que no se sabe muy bien qué hacen y por qué motivo.

Hace mucho tiempo leí una comparación que vendría a decir que este film sería como condensar El Señor de los Anillos de Tolkien en una sola película. Muchos personajes, muchas historias cruzadas, intrigas políticas, mesianismo religioso, metafísica,… Vamos, que te sientes abandonado a tu suerte y sin nadie que te explique de qué va todo de forma tranquila y meticulosa. Pero bueno, pese a ser un caos con una evidente saturación de elementos, la película está narrada de forma correcta. No deja de ser meritorio que en una época dominada por «Star Wars» y «Star Trek» esta película se hiciera un hueco.

David Lynch no es santo de mi devoción, es más un artista que un cineasta, y mejor guionista que director. Estas características conllevan que tire más hacia una intelectualización de sus obras en lugar de comunicar la historia al espectador. Eso es un auténtico lastre en esta película. Además, ha provocado que los fans de la obra de Herbert no se pongan de acuerdo a la hora de valorarla.

Hagamos un inciso para recordar que este proyecto fue, en todos los aspectos, una odisea que tardó años en materializarse. Primero pasó por manos de Roger Corman, luego David Lean y, finalmente, estuvo a punto de quedársela Ridley Scott. Este último tuvo que declinar la oferta para ponerse a dirigir Blade Runner’ (1982), y es una lástima porque creo que hubiera quedado tremenda. Incluso se habla de una idea que tenía el director Alejandro Jodorowsky (alias ‘Jodo’) para montar un circo surrealista alrededor de un emperador interpretado por Dalí en pelotas sobre un retrete dorado ¡Terrorífico! Los que conozcan el trabajo de este artista chileno saben a qué me refiero… Finalmente, Dino de Laurentiis se decidió por el director que nos ocupa: David Lynch, que ya tenía en su haber obras como El Hombre Elefante’ (1980) o la perturbadora y onírica Eraserhead’ (1974).

Lynch se quiso ceñir a la novela original en todos sus aspectos. Esto se nota, sobre todo, en las pausas que imprime o también en esas voces en off que transmiten los pensamientos de los personajes. El ritmo narrativo es lento y constante, focalizado en conocer a los personajes y lo que piensan. La acción es dejada en un segundo plano. Aunque, en mi opinión, se incrusta en los momentos precisos con bastante acierto.

Si algo dejó claro George Lucas con «Star Wars» es que el público, cuando se sumerge en una historia entretenida, es capaz de absorber toda clase de conceptos y palabras. En ‘Dune’ no se obtiene esa sensación, quizás por el hecho de que se nos presenta la historia con una solemnidad excesiva. También podemos decir que la dirección de Lynch se mueve por altibajos constantes, dejando lo mejor de sí para cuando trata a los Harkonnen. Y es que Mr. Lynch es un gran amante de la perversidad y el surrealismo sexual. «Gustos» que se notan en escenas como la del Barón Harkonnen y sus granos supurantes, el sadismo y la crueldad llevado al extremo y rozando lo desagradable.

Hay que hacer un hincapié especial en el reparto. Hablamos de un elenco integrado por un amplio y reputado elenco de actores que, si bien cumplen con creces las expectativas, son incapaces de darle un toque personal a la película. En parte debido al guión. La  única excepción es Sting. El cantante resulta pésimo como actor… pero es capaz de impregnar a su personaje con un aura especial.

Por su parte, Kyle MacLachlan era un actor novel cuando se confió en él. Sin embargo, demostró su buen hacer plasmando perfectamente la personalidad de Paul Atreides. Sin duda puede decirse que esta película fue su trampolín. Jürgen Prochnow, por el contrario, era un actor experimentado y recordado por la memorable Das Boot’ (Wolfgang Petersen, 1981). Aquí proporciona al personaje del Duque Leto una serie de matices interesantes. Patrick Stewart quizás sea más identificado como el capitán Pickard del Enterprise, pero ya había demostrado que era un actorazo en películas como Excalibur (John Boorman, 1981). Y bueno… qué decir de Max Von Sydow que no sepamos, el inolvidable padre Merrin de El exorcista(William Friedkin, 1973). En general un reparto de lujo que apuntala las carencias que pueda tener esta producción.

La trama argumental gira en torno a cuatro elementos principales. En primer lugar la Casa de Atreides, que personifica el bien y la lealtad, la honradez y la valentía en un universo violento y corrupto. En contraposición encontramos a la Casa de Harkonnen, hogar del mal y la crueldad, de la codicia y la traición. Luego está la casa del Emperador, que focaliza la corrupción y la ambición en la figura de un mandatario ansioso de controlarlo todo y a todos. Y, por último, la Especia, la sustancia que controla los designios de todos ellos.

Para complicar lo anterior todavía más se nos presenta a las Bene Gesserit, secta formada exclusivamente por mujeres representantes de una oscura religión metafísica. Una creencia que ansía concebir al ser supremo intrigando y mezclando líneas de sangre. Y también nos encontramos con los Fremen, nómadas de Arrakis que también encarnan una religión mesiánica que espera la llegada del elegido, el que les devolverá lo perdido… en fin. No contentos con todo esto, tenemos a los Mentat, seres humanos entrenados para pensar y calcular como computadoras. Como he dicho antes, demasiada información para dos horas de metraje.

La banda sonora está firmada por Toto y alguna pieza de Brian Eno. En general se puede decir que funciona perfectamente y crea un vínculo invisible con la estética del film. Una estética que, lejos de buscar elementos futuristas típicos del género espacial, prefiere recuperar la esencia más barroca en cuanto a muebles, vestuario e incluso el diseño de las estancias. De los efectos especiales no podemos estar demasiado contentos. Cualquier cinéfilo se preguntará por qué una película rodada posteriormente y con mayor presupuesto que otras es incapaz de lograr el nivel esperado. Nuevamente la posible respuesta es que Lynch estuviera más interesado en plasmar conceptos que en entretener y captar la atención del espectador.

«Por propia voluntad pongo en movimiento mi mente. Con el jugo de Safo los pensamientos adquieren velocidad, los labios adquieren máculas, las máculas se tornan advertencias. Por propia voluntad pongo en movimiento mi mente» (Piter de Vries)

Conclusión.
Finalizo esta crítica de Dune, la obra de un director visionario y como tal debe ser vista desde un prisma diferente. Se me hace muy evidente que David Lynch refrenó su vena artista todo lo que pudo para contentar a las masas, pero no pidamos milagros. A diferencia de otras películas, arriesga y se mueve sobre un hilo dejando demasiadas cosas sin aclarar. Nuevamente me veo en la obligación de recomendar la lectura del libro para poder entender realmente la película y vislumbrar por dónde nos lleva Lynch. Un libro que, ya os aviso, es denso y complejo. Finalmente, ‘Dune’ es ante todo una película para recordar. Aunque el hecho de que sea un buen recuerdo o uno malo dependerá, en gran medida, de la tolerancia al cine gonzo que tenga el público.

Curiosidades.
-Casi se paraliza la película porque más de la mitad del equipo de rodaje enfermó de diarreas.
-Los tendones que muestra el gusano del desierto cuando es capturado se realizaron con con condones.
-Esta fue la primera película en generar por ordenador una figura humana. Se creó para la escena de la lucha con escudos personales.
-Doscientos trabajadores se pasaron dos meses limpiando a mano 6 kilómetros cuadrados del desierto de México para poder rodar escenas.
-El gas verde que el Duque Leto expulsa para matar al Barón Harkonnen se probó previamente pero aún así le provocó quemaduras de primer y segundo grado en la mejilla.
-David Lynch considera esta película como un fallo en su carrera y no quiere ni oír hablar de ella. Curiosamente, un año antes, se le había ofrecido la posibilidad de dirigir ‘El Retorno del Jedi’ pero prefirió hacer ‘Dune’.

Tráiler de Dune

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