La última jugada
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Dave Bautista, el colosal ex-luchador de la WWE, presenta su candidatura como action-man. Lo hace en esta cinta de evasión pura y dura de esas que no engañan a nadie. Ray Stevenson es su rival. Ambos tendrán un mano a mano durante 90 minutos hasta que llegue… ‘La última jugada’.

“¡Puto fútbol!” (Knox)

Crítica de La última jugada

La dupla formada por Scott Mann (director) y Dave Bautista (protagonista) se vuelven a unir tras ‘Bus 657’ (2015). Todo para que Bautista se luzca haciendo su propia versión deMuerte súbita (Peter Hyams, 1994). Eso sí, cambiando el hockey sobre hielo por el fútbol y estrenada directa a Televisión en Antena 3 (26/01/2019). Así han cambiado las cosas en apenas dos décadas. Vale que Bautista no tenga el carisma de Van Damme, y que el fútbol en USA no mueve tantas masas como una final de la Copa Stanley… pero eso no quita para que, salvando los plagios, ‘La última jugada’ sea una cinta de acción-evasión de manual plenamente disfrutable.

‘Final Score’ intenta desde sus créditos iniciales poner al espectador al tanto de la trama. Lo consigue al mismo tiempo que marca la pauta de hasta dónde están dispuestos a llegar los villanos del film. Malosos dispuestos a todo para dar con lo que buscan. Con lo que no contaban es que hubiera en el estadio del West Ham United un americano. Un coloso al que no le gusta el fútbol y de camino a buscar a su sobrina rebelde que abandonó el asiento que tenían asignados. Así es como acaba encontrándose con una conspiración que podría desencadenar una nueva guerra civil en Rusia.

En lo único en lo que no se parecen ‘Muerte súbita’ y ‘La última jugada’ es que los malos no quieren dinero, no les importa. De resto, el metraje avanza calcado al mítico film protagonizado por Van Damme. Inclusive, tendremos una tremebunda pelea en la cocina cambiando al pingüino por un gigante con la cara tatuada. Se trata de Martyn Ford, una bestia humana que hace parecer a Bautista un “mindundi”.

Es de justicia destacar que estamos ante un film de esos que sabemos lo que va a ocurrir. Sin embargo, y aun así, no pierde el interés… sobre todo en cuanto a la acción y a las buenas zurras de Bautista con los milicianos rusos. Hasta tres combates realmente brutales aguanta Bautista en la piel de su personaje, Michael Knox, durante 90 minutos. Ese es el tiempo del encuentro y el que dan de plazo los malos para encontrar al hombre que buscan. Un tipo (Pierce Brosnan) que se encuentra en las gradas entre los 35.000 espectadores presentes en el viejo Boleyn Ground.

Sobre la dirección de Scott Mann, un habitual de los DTV que suele dar una de cal y otra de arena, aquí se puede decir que da su versión buena. Aquella que recuerda al interesante firmante de ‘El gran torneo’ (2009). No obstante, en algunos momentos, abusa del croma (la persecución en moto, o el final en el césped del estadio). En cuanto a la acción, y en líneas generales, resaltar que sin descubrir la pólvora está bastante bien rodada. Destacan especialmente las peleas que lucen contundentes.

Hasta tres guionistas escribieron el guión de una película que se rueda casi más en segunda unidad. Demasiadas manos… y más aún cuando, vista la cinta, apenas recuerdas ningún diálogo o secuencia que no sea de acción. En los lápices (que diría David González) encontramos a Jonathan Frank, David T. Lynch y Keith Lynch. Únicamente el primero tiene créditos anteriores, y son todos junto a Scott Mann: ‘El gran torneo’ y ‘Bus 657’.

El protagonista principal es Dave Bautista encarnando a Michael Knox, un antiguo fuerzas especiales americano y ahora soldado freelance. Bautista luce un cierto look a lo Statham: rapado con barba y parco en palabras, pero contundente en maneras. A nivel físico, Bautista luce perfecto en todas las facetas que un action-man debe dominar. Ya sabéis: peleas cuerpo a cuerpo, manejo de armas de fuego, conocimiento de tácticas antiterroristas, sarcasmo de serie… El segundo en importancia y minutos es Ray Stevenson (Arkadi), un antiguo líder militar que, tras pasar casi veinte años encarcelado, vuela hasta Londres en busca de un hombre sin cara conocida. Stevenson cumple sobradamente y no duda en dejarnos bien claro que no va de farol apretando el gatillo sin pestañear.

En el grupo de milicianos de Arkadi destacan Alexandra Dinu y Martyn Ford como Tatiana y Vlad. La primera es un calco de la Katya deJungla de cristal 3: La venganza’, pero en una versión más joven y con trenzas. El segundo encarna al esbirro nº1 de Arkadi. Ese “escudero” al que todo malo de turno manda cuando el héroe mata al esbirro en pruebas… Martyn Ford suelta pocas palabras pero físicamente luce a un nivel inhumano. Su esperada confrontación con Bautista es de lo mejor y su visionado merece la pena con su gloriosa resolución a macho-man de los 90.

Ralph Brown es el sargento de policía Steed, el único apoyo exterior que tendrá el personaje de Knox. La joven (y algo insoportable) Lara Peake es Danni, la sobrina de Knox. La chica prefiere ver el partido con unos amigos antes que con su tío americano. Destacar también a Amit Shah como Faisal, un ayudante de campo que se encuentra en el jaleo ayudando a Knox.

Finalmente, y en un papel de no más de tres escenas tenemos a Pierce Brosnan como Dimitri. Ojo, tres escenas que son: una siendo escoltado por Knox fuera de la grada hasta unos baños. Otra en un almacén tomando un respiro sentado para contar una historia de su infancia. Y otra más sentado junto a Ray Stevenson y de la que ya no dice ni «adiós». Así pues, un papel tremendamente cómodo para Brosnan. Por esas cosas del marketing lo sitúan al mismo nivel que a Bautista y Stevenson en los pósters y trailers.

“Cuando no puedas usar los puños, usa la cabeza, ¿no era eso lo que decía mi padre?” (Danni)

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de La última jugada, un DTV altamente entretenido y hecho con conocimiento del género. Lástima que, a pesar de sus caras conocidas, aquí la hayamos recibido directa a TV. Ofrece lo que uno espera de ella, ni más ni menos… Sin embargo, desde hace unos cuantos años, films como este están claramente destinados a las parrillas televisivas.

Tráiler de La última jugada

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